Todo El mundo lleva bastante tiempo preguntándose ¿Cuál es el problema del país? Especialmente desde que saltó la “crisis”.
En la época del vilipendiado por los de la ceja y de más grupos “satélites”, nadie se acordaba de los que mandaban. Las arcas del Estado, se llenaron y con sus altibajos normales, se cumplía la “milonga del estado del bienestar”. Era cuando recibíamos inmigrantes a barullo y los tiempos en los que en las familias de cinco miembros trabajaban los cinco, cuando los obrerotes se llevaban medio kilo de las antiguas pesetas al mes, a sus hogares y todo el mundo pensaba en su pisito o casita y “el buga” nuevo (o usado, pero de los traídos de Alemania –nunca ha habido en las calles del país, tantos BMW o Mercedes-).
De vivir Blasco Ibáñez, habría repetido que íbamos en camino de reeditar lo de “Diez mil duros y tartana”, hasta es posible que hubiese escrito otra novela para explicarlo. Pero llegó el 11 S, los mensajes en SMS y el resto lo sabemos con el advenimiento del “risitas” y la que nos cayó encima con el ZP, que en menos de cuatro años, se “trago” los dineros del superávit y nos ha metido en el pelotón de los torpes de Europa y Dios quiera que no pasemos de ahí. Me remito a que se equivoquen los analistas internacionales que aseguran que nuestra maltrecha economía todavía no ha tocado fondo y que nos quedan, cinco años, antes de poder remontar el vuelo, los más pesimistas nos sitúan en periodo de recesión, éste año y el que viene. Por eso, me atreví a escribir el articulo en el que preguntaba: “si el país podría resistirlo”.
Haciendo un paréntesis, les puedo asegurar que quienes se han atrevido a contestarla, comerciantes, empresarios e incluso trabajadores, no han sido optimistas. El último un empresario de automoción, quien me aseguro que él seguro que no podría aguantar, mas de un año en ésta situación. Es una opinión que pueden ustedes multiplicar por ene.
Tras el franquismo, en un país sin tradición democrática y mucho menos cultura política, aparecen de repente, una serie de ciudadanos todos ellos nacidos y alimentados magníficamente en la sociedad del entorno del general, investíguese los antecedentes de los actuales dirigentes políticos y verán la de sorpresas que se llevan, los de verdad, no los que cuentan ellos de manera interesada y fabricada a su conveniencia, imagen y semejanza.
El grupo, ha dado origen a un NUEVO OFICIO: EL DE POLÍTICO, que treinta años después, los ha trasformado en una “CASTA”. Efectivamente, como la de los intocables de la India.
Claro está que no hay manera de romperla, la “casta” ha tenido tiempo para consolidarse y no hay penicilina que la combata.
Como es lógico, quienes pertenecen a ella, no es que quieren continuar, sino que su pretensión es que se perpetúe.
Si ustedes repasan, nombre por nombre a los políticos de éste país, se darán cuenta que ni son de derechas, o de izquierdas, porque eso son conceptos antiguos y superados, pertenecen a la “clase” política y por tanto cambian de partido por interés particular: “¿Quién da mas y mejores condiciones?”. Ellos son siempre los mismos. Hoy en IU, mañana el PSOE y pasado en el PP.
El resultado es el desprestigio de la “casta” entre los paisanos, que cada día que pasa les tienen más ojeriza y los señalan por sus muchos: chanchullos, prebendas, enchufismo y corruptelas.
Además se ve muy claro, que las confrontaciones en los foros públicos, no son más que puro teatro, para entretener a la clientela y que cuando toca planificar sus sueldos y sus prerrogativas, se ponen todos de acuerdo en un instante, lo que magnifica ante los ojos de los que pagan el hecho de la “clase o casta”.
Importa le erótica del poder, el ordeno y mando, por supuesto. Pero no nos engañemos por encima de todo, lo que es fundamental, es el “bolsillo” y el asegurarse el “sustento” para toda la vida.
Ellos no han de demostrar 35 años que quieren pasar a cuarenta, para tener derecho a jubilación y que en lugar del cómputo de la vida laboral, le vean los 15 últimos años que quieren pasar a 20, normalmente los que peor cotización presentan para calcular su salario. Ellos con ocho años, problema resuelto y para siempre, con el máximo de retribución.
¿Quién teniendo ese “chollo”, está dispuesto a dejarlo?. ¡Nadie, o sería tonto de los de caerle la baba!. Por lo tanto eso explica que solo se preocupen de ellos y “pasen” del resto de los mortales, salvo en periodo de elecciones, en el que abrazan hasta las farolas y se fotografían con los abuelos, besan a todas las “marujas” y se dejan manosear y babear por los niños y si hay una cámara de TV, ponen cara de gozo celestial. Una vez pasados los comicios, ni miran a los viejos, ni saludan a las marujas, cuando hay un grupito de ciudadanos, se cruzan de acera y los niños les dan asco y no lo disimulan. Pero ya han conseguido un acta de diputado, o de concejal o un escaño en el Senado y a los peor situados, los mandan a Estrasburgo, el paraíso de los políticos quemados, pero con sueldos de Europa, ojo, un pastón por no hacer nada.
Su especialidad es colgarse las “medallas” que han conquistado sus subordinados y hacerles responsables de sus “marrones”, cuando pintan “bastos”.
Son infalibles no se equivocan nunca. Estando en activo un director general, me dijo: “a ti, no te pagamos por pensar”. Se de otros, a los que les han dicho: “tú ocúpate de tus asuntos que lo de pensar es cosa nuestra”.
¿Comprenden porque ahora están tan preocupados, por su mala fama y su perdida de credibilidad?. Alguno de ellos, no la tiene, ni puesto de rodillas, con los brazos en cruz y jurando con seis biblias. Éste grupo, de por si muy numeroso, cada día que pasa es mayor. Es mas fácil recurrir al sistema contrario para contarlos, ¿Cuáles y cuantos son creíbles para el personal?. Los dedos de la mano y sobran.
Ustedes los conocen, yo quizás por la profesión más y con sus intimidades y algunos hasta con sus vergüenzas.
Ellos tan importantes, tan prepotentes, particularmente me dan pena, y me aburren muchísimo.
Esa es la nueva “clase”, la “casta” intocable de los políticos. Dice la Biblia (de la que dudan, públicamente porque está de moda): “por sus hechos los conoceréis”. La verdad es que se hacen notar una barbaridad. Hoy te abrazan, mañana no te saludan y pasado si te dirigen la palabra, da la sensación que te están haciendo un favor. No se lo tomes en cuenta, para comer y vivir como dioses te necesitan, tu voto les es imprescindible. Cuando te encuentres uno de ellos haciéndose el interesante o estirado, el muy “gilipollas” no se ha enterado que sin ti, no es nadie, le dices: ¡Te va a votar tu padre!, y le das la espalda. Verás el “careto” de tonto extraterrestre que pone.
En la época del vilipendiado por los de la ceja y de más grupos “satélites”, nadie se acordaba de los que mandaban. Las arcas del Estado, se llenaron y con sus altibajos normales, se cumplía la “milonga del estado del bienestar”. Era cuando recibíamos inmigrantes a barullo y los tiempos en los que en las familias de cinco miembros trabajaban los cinco, cuando los obrerotes se llevaban medio kilo de las antiguas pesetas al mes, a sus hogares y todo el mundo pensaba en su pisito o casita y “el buga” nuevo (o usado, pero de los traídos de Alemania –nunca ha habido en las calles del país, tantos BMW o Mercedes-).
De vivir Blasco Ibáñez, habría repetido que íbamos en camino de reeditar lo de “Diez mil duros y tartana”, hasta es posible que hubiese escrito otra novela para explicarlo. Pero llegó el 11 S, los mensajes en SMS y el resto lo sabemos con el advenimiento del “risitas” y la que nos cayó encima con el ZP, que en menos de cuatro años, se “trago” los dineros del superávit y nos ha metido en el pelotón de los torpes de Europa y Dios quiera que no pasemos de ahí. Me remito a que se equivoquen los analistas internacionales que aseguran que nuestra maltrecha economía todavía no ha tocado fondo y que nos quedan, cinco años, antes de poder remontar el vuelo, los más pesimistas nos sitúan en periodo de recesión, éste año y el que viene. Por eso, me atreví a escribir el articulo en el que preguntaba: “si el país podría resistirlo”.
Haciendo un paréntesis, les puedo asegurar que quienes se han atrevido a contestarla, comerciantes, empresarios e incluso trabajadores, no han sido optimistas. El último un empresario de automoción, quien me aseguro que él seguro que no podría aguantar, mas de un año en ésta situación. Es una opinión que pueden ustedes multiplicar por ene.
Tras el franquismo, en un país sin tradición democrática y mucho menos cultura política, aparecen de repente, una serie de ciudadanos todos ellos nacidos y alimentados magníficamente en la sociedad del entorno del general, investíguese los antecedentes de los actuales dirigentes políticos y verán la de sorpresas que se llevan, los de verdad, no los que cuentan ellos de manera interesada y fabricada a su conveniencia, imagen y semejanza.
El grupo, ha dado origen a un NUEVO OFICIO: EL DE POLÍTICO, que treinta años después, los ha trasformado en una “CASTA”. Efectivamente, como la de los intocables de la India.
Claro está que no hay manera de romperla, la “casta” ha tenido tiempo para consolidarse y no hay penicilina que la combata.
Como es lógico, quienes pertenecen a ella, no es que quieren continuar, sino que su pretensión es que se perpetúe.
Si ustedes repasan, nombre por nombre a los políticos de éste país, se darán cuenta que ni son de derechas, o de izquierdas, porque eso son conceptos antiguos y superados, pertenecen a la “clase” política y por tanto cambian de partido por interés particular: “¿Quién da mas y mejores condiciones?”. Ellos son siempre los mismos. Hoy en IU, mañana el PSOE y pasado en el PP.
El resultado es el desprestigio de la “casta” entre los paisanos, que cada día que pasa les tienen más ojeriza y los señalan por sus muchos: chanchullos, prebendas, enchufismo y corruptelas.
Además se ve muy claro, que las confrontaciones en los foros públicos, no son más que puro teatro, para entretener a la clientela y que cuando toca planificar sus sueldos y sus prerrogativas, se ponen todos de acuerdo en un instante, lo que magnifica ante los ojos de los que pagan el hecho de la “clase o casta”.
Importa le erótica del poder, el ordeno y mando, por supuesto. Pero no nos engañemos por encima de todo, lo que es fundamental, es el “bolsillo” y el asegurarse el “sustento” para toda la vida.
Ellos no han de demostrar 35 años que quieren pasar a cuarenta, para tener derecho a jubilación y que en lugar del cómputo de la vida laboral, le vean los 15 últimos años que quieren pasar a 20, normalmente los que peor cotización presentan para calcular su salario. Ellos con ocho años, problema resuelto y para siempre, con el máximo de retribución.
¿Quién teniendo ese “chollo”, está dispuesto a dejarlo?. ¡Nadie, o sería tonto de los de caerle la baba!. Por lo tanto eso explica que solo se preocupen de ellos y “pasen” del resto de los mortales, salvo en periodo de elecciones, en el que abrazan hasta las farolas y se fotografían con los abuelos, besan a todas las “marujas” y se dejan manosear y babear por los niños y si hay una cámara de TV, ponen cara de gozo celestial. Una vez pasados los comicios, ni miran a los viejos, ni saludan a las marujas, cuando hay un grupito de ciudadanos, se cruzan de acera y los niños les dan asco y no lo disimulan. Pero ya han conseguido un acta de diputado, o de concejal o un escaño en el Senado y a los peor situados, los mandan a Estrasburgo, el paraíso de los políticos quemados, pero con sueldos de Europa, ojo, un pastón por no hacer nada.
Su especialidad es colgarse las “medallas” que han conquistado sus subordinados y hacerles responsables de sus “marrones”, cuando pintan “bastos”.
Son infalibles no se equivocan nunca. Estando en activo un director general, me dijo: “a ti, no te pagamos por pensar”. Se de otros, a los que les han dicho: “tú ocúpate de tus asuntos que lo de pensar es cosa nuestra”.
¿Comprenden porque ahora están tan preocupados, por su mala fama y su perdida de credibilidad?. Alguno de ellos, no la tiene, ni puesto de rodillas, con los brazos en cruz y jurando con seis biblias. Éste grupo, de por si muy numeroso, cada día que pasa es mayor. Es mas fácil recurrir al sistema contrario para contarlos, ¿Cuáles y cuantos son creíbles para el personal?. Los dedos de la mano y sobran.
Ustedes los conocen, yo quizás por la profesión más y con sus intimidades y algunos hasta con sus vergüenzas.
Ellos tan importantes, tan prepotentes, particularmente me dan pena, y me aburren muchísimo.
Esa es la nueva “clase”, la “casta” intocable de los políticos. Dice la Biblia (de la que dudan, públicamente porque está de moda): “por sus hechos los conoceréis”. La verdad es que se hacen notar una barbaridad. Hoy te abrazan, mañana no te saludan y pasado si te dirigen la palabra, da la sensación que te están haciendo un favor. No se lo tomes en cuenta, para comer y vivir como dioses te necesitan, tu voto les es imprescindible. Cuando te encuentres uno de ellos haciéndose el interesante o estirado, el muy “gilipollas” no se ha enterado que sin ti, no es nadie, le dices: ¡Te va a votar tu padre!, y le das la espalda. Verás el “careto” de tonto extraterrestre que pone.
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