ERROR, ¿BIEN O MAL INTENCIONADO?.

Que el error existe, se ve a cien kilómetros de distancia. Que es repetitivo, se sufre día a día. La pregunta que se hacen los sufridores, bien intencionados, es conocer si se trata de una mala gestión hecha a conciencia o solo "sin querer", "sin mala fe", Claro que cometido por la clase política, el circulo se cierra bastante. Nada más y nada menos que los vecinos se preguntan, si su barrio tiene el mismo tratamiento que el resto que compone el nucleo urbano. Opiniones hay y dispares, los que están próximos a los municipes, apagan le fuego de las protestas como pueden,aun ha sabiendas que sus argumentos son mentira y no satisfacen a nadie. Los mas exigentes, lanzan sus acusaciones basadas en hechos reales y difícil de rebatir. La cuestión principal es esta: ¿si los barrios periféricos, solo cuentan para que el ayuntamiento se lucre, vía impuestos, y de con cuenta gotas, los servicios compensatorios?. Así está planteado el debate y el cabreo generalizado de los habitantes. Quienes se sienten tratados de manera distinta a las barriadas que componen el núcleo urbano central de la población.

BARRIADAS PERIFÉRICAS.

La “pandemia” de inseguridad ciudadana que estamos padeciendo en algunos barrios, coloca an estos núcleos vecinales de actualidad, aunque el deseo de sus moradores es el contrario; cuanto mas desapercibido sea, mejor. Pero en esto como en todo, manda la actualidad, que es la que es....... Existen tres tipos diferentes: marginales, de incremento de población y turísticas o de lujo. Esta claro que los municipios, renunciarían si pudieran a las primeras, por razones obvias; ven como un avance social y mejora de la población, las segundas; y se felicitan con las terceras, a las que consideran como avance y crecimiento de la población, una especie de ascenso de categoría, a la vez y según su uso, la importancia es mayor: residencial, un 8; vacacional o turística, un 9 y con campo de golf y dedicada al turismo de elite, un 10.Par el concejo municipal, la primera cuesta dinero y da muchos dolores de cabeza; la segunda significa crecimiento y por tanto, aumento de ingresos; la tercera sitúa a la población, en la “división de honor” de la provincia, que además llena las arcas municipales con sus impuestos, casualmente mas altos: más calidad, mejores servicios que tienen su precio y que el usuario debe pagar. Hasta aquí todo normal y a continuación viene el “pero”, si es que el ayuntamiento cumple con su parte, que lamentablemente , o no lo hace o deja mucho que desear, teniendo la manga muy ancha a la hora de juzgar su aportación. La parte mas importante es la seguridad de la que últimamente “coleamos”. De ahí el malestar reinante en muchas de estas barriadas y la preocupación y alarma social reinantes, con el consiguiente malestar de los vecinos quienes se están volviendo críticos y se preguntan: ¿donde van a parar sus impuestos?.

BARRIADA DE “GUIRIS”

Vivir en un paraíso de más de 550 hectáreas, con solo 4.000 viviendas, con playa de arena fina, con salida al mar por la ribera del Piedras o a mar abierto; sobre 12.500 hectáreas de pinada, con campo de golf propio, a 12 kilómetros de la capital y en la que se da la paradoja de ser, zona turística, vacacional familiar y residencial estable, con una población que alcanza a los 3000 habitantes, está considerada por las autoridades municipales, como “barriada de guiris”, partida por dos. Guiris que los hay: suecos e ingleses, fundamentalmente y abandonada a su suerte, como si fuera un núcleo veraniego aislado. Para los munícipes, que tenemos “la suerte” de que sean dos, solo cuenta el barrio en verano, cuando según dicen, se llega a las 45.000 personas, la seguridad ciudadana es lo primero, como es lógico, y debido al gentío es cuando menos robos se producen. En ese “farragosto” se deja notar la policía local, por la cantidad de multas por mal aparcamiento, el resto del año, “no se les ve, ni se les espera”, aunque si se les desea. 3.000 criaturas que viven todo el año y que son más que los pobladores de muchos pueblos de la provincia y que además pagan más impuestos, merecen una atención por lo menos igual al resto del municipio. Pues no; estamos abandonados y sufriendo las veleidades de los “chorizos”, que en un año, han pasado del ladronzote del televisor, al atraco a mano armada. Y la policía local continúa sin aparecer, a pesar del compromiso de los alcaldes, tanto de Punta Umbría, como de Cartaya, adquirieron con los vecinos, quienes están decididos hacer valer sus derechos, a toda costa.