ALEGRÍA Y DESGRACIA

En este país estamos obligados a aprender a compaginar alegrías, las menos, con desgracias, abundantes. Comenzaremos por lo positivo, la alegría, que nos hemos llevado todos los españoles, especialmente los valencianos por haber sido declaradas las Fallas, patrimonio de la humanidad, una cosa nuestra a la que se da el valor que merece. Los paisanos que son rápidos de reflejos ya han plantado un monumento que quemaran el domingo. Nos felicitamos por ello. En contraposición, sabemos que nos subirán los impuestos, ¡¿muy graciosos, ellos, los que mandan?!, y aquí en el barrio aumenta el cabreo con al empresa de recogida de basuras, hace más de 15 días que el camión correspondiente se olvido de pasar hacer su trabajo por lo que las bolsas se salen del contenedor . Tendremos los vecinos que dar un “toque” al alcalde responsable del cambio de compañía, supuestamente para “mejor”, cuando la triste realidad confirma que el servicio es “peor” y el recibo “mas caro”. Así mal vamos. Será que lo hacen adrede para no desentonar del resto de país.