Uno de los refferes españoles importantes de las décadas sesenta y setenta del pasado siglo fue Manolo Fandos Hernández. Le nombro con los dos apellidos porque a los colegiados del deporte rey, siempre se los nombro con nombre y dos apellidos, no voy ha ser yo quien rompa la tradición.
Manolo y yo somos amigos desde los años mozos, no hablo de las trastadas de la pubertad y tampoco de los deliciosos chupetotes al chupete, que esas cosas quedan más lejos.
El árbitro internacional español, apuntaba maneras de juvenil y había quienes pensaban que seria un gran pelotero, como se adjetivaban entonces a los buenos jugadores de fútbol. Pero el deporte bueno para unas cosas es malo para otras, si llegan, nadie se salva de las lesiones, la epidemia bíblica de los deportistas, el espanto de los técnicos y terror de los directivos, que por entonces se jugaban su patrimonio, en el juego del balón. A Manolo le llegó en una rodilla que años mas tarde le daría un gran susto, del que salió gracias a su fuerza de voluntad y a la sabiduría del traumatólogo que le intervino.
Nos quedamos sin futuro “crac” según el decir de ahora, pero ganamos un buen árbitro, como quedó demostrado en su larga carrera por los campos de futbol y estadios, como se les llama en el siglo XXI, aunque no reúnan las condiciones para esa nominación.
El Señor Fandos Hernández, a quien muchos de los compañeros de profesión se empeñaban a bautizar como Fandós, nadie ha sabido nunca porque, no era un trencilla corriente, su vena artística que mas tarde saltaría a los medios del país como un extraordinario pintor, que nadie discutiría, cosa que no sucedió con su deportiva profesión de árbitro.
A UNOS GUSTABA, OTROS LO INSULTABAN, pero lo que estaba asegurado quien asistiera a uno de sus partidos es que no pasaría desapercibido y se lo pasaría muy bien. Abundando en lo dicho, yo he sido testigo de hechos tan poco comunes como que antes de suspender un partido por que el césped estaba impracticable, se hiciese fotografiar en el centro del rectángulo de juego, sentado en una silla y acompañado por los hoy, árbitros asistentes, entonces solo líneas. O que después de haber pitado un penalty contra el equipo de casa, al finalizar el encuentro los aficionados le aplaudieran y le pidieran autógrafos. Son dos de las muchas anécdotas que me vienen a la memoria, pero que garantizan que no estamos hablando de un o más, vulgar “de los de negro”.
Terminada la carrera deportiva, Manolo Fandos volvió a tomar los pinceles, su verdadero oficio y a colgar sus cuadros en las mejores galerías y museos, como habría que exigir a un personaje tan poco común.
El Señor Fandos Hernández y yo, seguimos siendo amigos y los dos lamentamos no estar juntos en tantas veces cuantas quisiéramos, pero como somos “burritos los dos” (muy cabezotas), procuramos escaparnos para juntarnos, cuantas veces podemos. Por cierto te recuerdo que te estoy esperando, maestro. Entre exposición y exposición un saltito para ver a Tonín.
Ésta página, nació para dar respuesta a una serie de buenos amigos que aseguran que se lo pasan bien con las cosas que escribo. Del “cuadrito” no hablo, aunque no desentonaría, entre lo que sale hoy; con toda modestia ¡garantizado!. Los nuevos, no me han enseñado nada.
Dije en su momento que no sabía si su interés estaba basado en el deseo, o en la caridad. A todos gusta que nos alaben, y a las seguidores de los productores de aucas, continuadores de los trovadores medievales y remontándonos antes a los mala milk de los bufones, muchísimo más. Si quiere que un comunicador le guarde eterna simpatía, cuando se lo cruce, dígale: “muy bueno lo tuyo”, se pondrá mas “lindo” que un pavo real en plena exhibición. Usted posiblemente no sepa el porqué; él, a lo peor tampoco, pero en su fuero interno ha sentido un “gustirrinin” muy especial. Ese día se sentirá el dueño del corral (la redacción).
Dije en su momento que no sabía si su interés estaba basado en el deseo, o en la caridad. A todos gusta que nos alaben, y a las seguidores de los productores de aucas, continuadores de los trovadores medievales y remontándonos antes a los mala milk de los bufones, muchísimo más. Si quiere que un comunicador le guarde eterna simpatía, cuando se lo cruce, dígale: “muy bueno lo tuyo”, se pondrá mas “lindo” que un pavo real en plena exhibición. Usted posiblemente no sepa el porqué; él, a lo peor tampoco, pero en su fuero interno ha sentido un “gustirrinin” muy especial. Ese día se sentirá el dueño del corral (la redacción).
La segunda causa, es la caridad. Quizás pensaron:”vamos a darle un poco de jabón a éste que ya está mayor”. Tratándose de compañeros de estudios, de oficio y artistas, es más que probable. Tan lejos como que ésta misma mañana, me lo recordaba, con rin, tin,tin, Teresa, de mi Editorial.
Mi sorpresa ha sido descubrir que son más de los que pensaba. “El contador, no engaña”. Y que antiguos amigos de otros países, se han acordado del compañero Toni, e inclusive, muchos nuevos profesionales han sentido curiosidad, por ver como lo hacían (dicho con toda humildad), las vacas sagradas del periodismo del siglo pasado.
Mi sorpresa ha sido descubrir que son más de los que pensaba. “El contador, no engaña”. Y que antiguos amigos de otros países, se han acordado del compañero Toni, e inclusive, muchos nuevos profesionales han sentido curiosidad, por ver como lo hacían (dicho con toda humildad), las vacas sagradas del periodismo del siglo pasado.
La verdad es que con mis articulitos de vez en cuando iba matando la afición. Ahora me debo preocupar con que el Blog, tenga vida. Así que entre la página y escribir libros, ¡estoy ocupadísimo!.
Para que la página sea mas viva y resulte mucho más apetecible para el lector, les incluiré trabajos de otros compañeros que hablan y trabajan en nuestro idioma desde diferentes partes del mundo. Me gustaría que el blog fuera un pequeño referente para dejar claro que somos más de 400 millones de castellano parlantes.
A unos, a otros y a los de más allá, muchas gracias. Confío en no defraudaros.
A unos, a otros y a los de más allá, muchas gracias. Confío en no defraudaros.
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