EXISTE EL PELIGRO DE LA ISLAMOFOBIA

Cuando hay un peligro, es que se ha detectado un motivo que lo provoca. Desde antiguo se sabe que evitando la causa se ahorra el daño. Dicen que hay “peligro de islamobofia”, los acontecimientos hablan por si solos. Nadie puede negar que hay una rama de terrorismo amparada bajo el nombre de EI y otra no menos violenta que desde antiguo se mueve con el nombre de Al Qaeda. Las dos recogen el hecho evidente de la inadaptación social de una parte de la saciedad islámica, tanto en los países de origen como en los que se han instalado como emigrantes. A esos grupos de por si difíciles, tanto social como culturalmente, y diametralmente opuestos a las costumbres y modos de vida de los países de adopción, les resulta muy complicado amoldarse a su nueva vida y son fácilmente manipulables, cuando desgraciadamente son un fondo en el que se ceba el paro. Por otra parte unos desaprensivos inadaptados y con intereses poco claros, bajo el supuesto del rigor de una religión, se dedican a emponzoñar y a lavar el cerebro a los que asisten a sus actos religiosos. Las mezquitas, no son el refugio de paz, ni el lugar donde “contactar” con Dios. Cada imán, es el dueño de las enseñanzas que quiere impartir, en cada una de ellas, sin ningún tipo de conexión con las demás. Así como tampoco existe entre los mahometanos, en ninguna de las dos ramas mayoritarias sunitas y chiítas, una máxima autoridad, como si la hay en las otras religiones conocidas. Los actos vandálicos a los que estamos asistiendo espantados, perpetrados por auténticos terroristas y desalmados sádicos, que reciben la repulsa mundial, son juzgados con blandenguería, no exenta de miedo, por parte de los seguidores del Coran, y que dicen estar lejos de esos otros que pretenden imponer su religión, no la de hoy, si no la de la edad media, a golpe de kalansnikof. Precisamente los que mas están resultando perjudicados por la barbarie de los radicales, es la religión coránica en general y especialmente los que se auto denominan “moderados”, o fieles seguidores de los mandatos del profeta. Si han detectado la posibilidad del repudio social que denuncian, es a ellos a los que corresponde luchar en primera fila contra el yijadismo, la intolerancia, y la barbarie y el asesinato incluida la depuración étnica, basada en la religión. Estamos en estado de guerra contra el mal, ellos también tienen que tomar partido de forma activa. Los civilizados, no son los ayatolas, ni imponer la Sharia por la fuerza; fue Attatur, que engrandeció Turquía, dejándola como un país moderno en crecimiento y que el fundamentalismo esta estropeando, el que debió ser ejemplo a seguir.