¿QUIÉN DEFIENDE AL ALCALDE?

Se está aireando el incidente que con motivo de las fiestas de Cullera, tuvo lugar en la montaña del Castillo. Desde hace muchos años, no me atrevería a decir cuántos, se viene disparando un Castillo de fuegos artificiales, en la pequeña explanada que da acceso a la iglesia, donde se guarda la Virgen de la Encarnación, objeto de la fiesta, de difícil acceso, es de piedra, con escasa vegetación, aunque siempre hay yerbas en este tipo de suelo. De unos años a esta parte, se han plantado pinos lo cual embellece la montaña, pero a la vez convierte en riesgo de incendio el sitio. Ha coincidido un año seco y antes de disparara el castillo de fuegos, los bomberos emitieron un informe desaconsejando, el disparo, por el peligro que entrañaba. La experiencia dice que siempre han caído cañas y algún rescoldo, pero que no ha dado excesivo problema. La primera autoridad municipal , se ha dejado llevar por lo tradicional y el hecho que nunca antes había pasado nada, y permitió que se cumpliera con el precepto cultural, desoyendo los consejos en contra. Y pasó lo no deseado, los restos del fuego, cayeron e incendiaron la reseca yerba. Paso lo nunca visto, se incendió la montaña, y la cosa no fue a más, afortunadamente por la rápida intervención del servicio anti incendios. He tenido acceso a la visión directa y al documento fotográfico, del día después, la verdad es que en el segundo no se aprecia el daño ocasionado al ecosistema; visto in situ, hay una parte que si se observa el daño, con algunos pinos quemados. ¿Cuál es el pecado del edil?, sencillamente dejarse llevar por ,lo tradicional, que en algunos momentos pudo resultar “una bomba”. Aunque los daños han resultado mínimos, la intervención de la política, le está dejando un pésimo sabor de boca; los de la oposición, se le han echado al cuello, como un león famélico, y no parece que vayan a soltar su pieza, es demasiado “mollar” y se puede hacer “sangre”. Por si fuera poco los “amiguitos” huyen, en estos casos, como si el que está en falta fuese un apestado. ¡Reo es!, y todos a descuartizarlo. Para el alcalde perseguido, sin piedad, y denunciado en los juzgados, pare el que todos gritan que caiga sobre él, el peso de la justicia, se tiene que defender solo y a la vez “lamerse sus heridas”. Quizás si se salva de la “cacería”, que lo tiene mal, se percate que en política, no hay amigos, solo hay conocidos interesados. Los de mayor inquina son los compañeros de partido. De todo se aprende. Vista su trayectoria, hay que desearle lo mejor.