LA MODA DE SALIR DEL ARMARIO

Se está extendiendo y además los que practican el “deporte” lo hacen pavoneándose de ello. Tengo que decir que respeto a las personas, siempre que lo sean, porque entre los colectivos, también en los ¿minoritarios?, se prodigan toda clase de especimenes. Por lo que a mí me toca, afirmo que me trae sin cuidado las preferencias sexuales de las gentes, porque desde antiguo la decencia, aconseja que ciertas “practicas” (cuanto mas intensivas, imaginativas y cultas, mejor) se hacen en privado, por lo tanto: ojos que no ven, escándanlo que se evitan –y posible recalentón-. Lo afirma alguien que no ha nacido ayer, y que lleva mas de un tiro disparado en eso del “ligue”, en lo de “comerse una rosca”, alguna ha caído, menos de las que dicen, unos; y mas de las que afirman otros, y que conste que en mis tiempos no eran tan fáciles como hoy, por tanto esas cosas no son nuevas, mas bien tan viejas como la humanidad y en cada época, la sociedad las ha reconocido de una manera, en ocasiones ocultándolas, otras veces mirando para otro lado; cuando ha convenido aplicándoles el peso de una ley inhumana y castigándoles o persiguiéndolas. En la sociedad occidental, y a falta de cosas mejor que hacer, la moda es pregonar a los cuatro vientos las inclinaciones sexuales; con la presunción y la verborrea, se pierde un tiempo precioso que se resta a la práctica. Y ya lo dicen el refrán: “la practica, hace maestros”. Recuerdo que siendo un joven aprendiz de comunicador , entre los personajes admirables y admirados estaba el maestro Cesar González Ruano, de quien se comentaban “cosas”; enterado el personaje, fue contundente en su respuesta, que tampoco despejo, posibles dudas: “cada cual se corre como puede”, dijo y se terminaron las elucubraciones y el derroche de neuronas por esa causa. Lo que interesa no es saber si Pepito, pierde aceite; o si Juanito, tiene un novio guapísimo rubio y con ojos azules. Creo que carece de interés saber si Tichin y Nina, hacen la tijerita tres veces al día, o se dan el “lote” en los cafés. De igual modo, solo a ellos importa saber si Jordi Amando, es fiel a Carlos Bautista, o si este le pone los cuernos con Cuchin Perete. O si Soraya, le como el morro a Mirella, después del te. El valor de todos ellos está en su profesionalidad y en el servicio que presten al resto de la sociedad, dejando a un lado sus preferencias íntimas. Cada uno vale lo que demuestra en el trabajo y no con quien se acuesta. Todos los seres humanos merecemos un respeto por ser eso, humanos y no por ser heterosexuales, bisexuales, homosexuales, etc, que solo dentro de cada colectivo les debe interesar. A los restantes les trae “al relente”. Respeto y punto pelota. Los asuntos de los “bajos fondos” solo me preocupan cuando participo; ¿a que a ustedes también?. Les garantizo que me trae sin cuidado saber, si a O, le gusta Tarzan o Chita.