EN BUSCA DEL SILLÓN MAS SEGURO

Viviendo lo que estamos viendo, muchos se preguntan: ¿Qué les pasa a nuetros plíticos que están tan acelerados?. Al hombre de la calle, que al final de la corrida es el dueño de la situación, y el que las pasa “canutas”, aunque los de la “carrera” de polítco, los minusvaloren y los confunda con niños, en ocasiones, hasta entre ellos aseguran que el ciudadano “solo sirve para votar”; si tenía duda de acercarse al colégío electoral, la demostración de empecinamiento en pos del sillón de la seguridad para su bienestar de presente y futuro, resulta “cansino”. Ni en una ocasión extrema, como la presente, intentan disimular sus intenciones, con lo que invitan a una mayor abstención. Las cosas no deben de estar tan bien como se asegura desde el gobierno, cuando Felipe, el autentico, el divino (eso cree él), se destapa diciendo que cuando lo requiera la situación, los grandes partidos deben unirse en pro de la solución a los problemas del país (nota: no hace distingos en las auntonosuyas y tampoco margina o resalta a la catalana y la vasca). El González Márquez, es el nuevo profeta que predica en el desierto, le falta auditorio y por tanto clientela. El bipartidismo español, no se parece en nada al alemán, por ejemplo, y no tiene nada de patríota con respeto a los británicos, que Churchil, no es Rajoy, ni Rubalcaba, Atlee. Los problemas se simplifican y quedan reducidos a quien es primero de la lista y le corresponde el mejor sillón, seguido de cómo quitarse de encima al molesto, regalándole el caramelo del seguro de vida de Estrasburgo. Así es aunque parezca de otra manera.