SIN ESPARCIMIENTO NO HAY TURISMO DE CALIDAD

Le preguntaron al profesor Norrinson, de la universidad de California, que entendía el por turismo, la respuesta fue contundente: “la elección del lugar idóneo donde cambiar de actividad”. Esa contestación define claramente cuál es el pensamiento de quienes practican el turismo de calidad; para las personas de nivel adquisitivo medio alto, las vacaciones no son tumbarse al sol a ponerse colorados como gambas; su deseo es elegir un lugar en el que poder olvidar su trabajo, cambiándolo por otra quehacer. Esas personas no son de las de : “playa, paseo y pipas”, necesitan sentirse activas. A ese respecto hablaba no hace mucho con el director del Golf del Portil, en Andalucía, en el invierno, está ocupado, con el cartel de “completo” por suecos; me decía que gran parte de su tiempo lo dedicaba a buscarles entretenimiento, si juegan por la mañana hay que tenerles preparada diferentes opciones para la tarde y la noche; si juegan por la tarde, tienen que poder elegir en que pasar la mañana y la noche. El comentario es de un experto en golf, el deporte de moda para los de la clase media y alta. Es una buena lección para los que pretenden mejorar en la clase de turismo que reciben. El turismo de sol y playa está agotado, dicho de otra manera: “no deja beneficios”, con lo cual “no interesa”. Los nuevos lugares turísticos ofertan calidad, gastronomía de élite y variada y otros atractivos: discotecas, salas de fiesta con espectáculos, y pubs con las más modernas tendencias de mercado. Tomar una copa, en un lugar agradable, con una buena compañía es una delicia, a la que nadie que se lo pueda permitir, quiere prescindir. Para satisfacer los deseos (o necesidades, de, y quienes tienen “pavos”), hace falta disponer de empresarios con visión y bolsillo, dispuestos a invertir y autoridades que quieran que sus ciudades cambien para mejorar. Ya se sabe: “renovarse o morir”. Con gente de quince días de la clase baja, que tiene el mismo derecho que los demás, evidente, pero el receptor del turismo también está en su derecho de seleccionar, poco o nada se puede hacer. No se puede vivir hipotecado y con miedo, al que dirán, o la denuncia del que se siente “cacique” por el mero hecho de tener un apartamentito, más viejo que el baúl de la Piquer, y sin miramientos dedicado “a putear” a los industriales locales, sus quince días, no dan para tanto, y por descontado que “no llenan las arcas de nadie”, son la continuación del hambre. Es de sobras conocido, que el capital es cobarde y si da, quiere recibir a cambio. Los americanos dicen: “ráscame la espalda y te la rascaré”. Lo digo porque las autoridades de estos lugares, lo tienen que tener muy presente, el inversor les dirá, de entrada: “ustedes que me dan”. Si se quiere tener una ciudad moderna y con elementos atractivos para avanzar, especialmente en lo económico, hay que dar facilidades a quien tiene el dinero ,para transformarla. Ahora los ricos son: los rusos, los chinos y lo indios, hay que ponerles la alfombra buena, la de nudo, si aparecen con intenciones de quedarse. El buen “rollo”, no hay que dejarlo pasar. Si molesta a alguien, que se aguante.