Con la “crisis” a cuestas, los médicos dicen que hay que distraerse, te prohíben trabajar pero no hacer “desgaste” de ojo. Por lo tanto uno sale de casa y mira y sin darse cuenta salta el crítico que lleva dentro.
Por culpa de la “crisis” de ansiedad, he podido observar con todo lujo de detalles a la otra “crisis” y ¡Vaya tela!.
Mis tuteladores personales, son dos excepcionales especialistas de uno de los mas prestigiosos hospitales de éste país, antes llamado España y que como dijo Guerra, D Alfonso, cuando era vicepresidente del gobierno, ahora “no lo conoce ni la madre que lo parió” que cabe muy bien para no desentonar en el contesto, aseguran que no hemos “tocado fondo” y que tenemos “crisis” de la que corre, por lo menos para cinco años más. Lo de ellos es la medicina, pero por su hospital pasan, mal que les pese para su suerte y por desgracia, mas de una eminencia en distintos campos, por ejemplo en el económico, o en el de los “bichos”, los políticos, así que de información disponen en abundancia y sobre todo de la de primera mano, por lo que desafortunadamente, si la noticia es mala, habrá que asumirla y sobre todo creerla, que tiene su intríngulis.
Con el malvado pronostico, por compañero me he dado una vuelta por algunos lugares del Mediterráneo.
El Mare Nostrum, está como lo dejaron los romanos, solo que mas esquilmado. Los pescadores se quejan. Los bañistas, menos que en años anteriores también, los hoteleros gimen como hienas, los propietarios de apartamentos y chalets, soplan como toros de lidia antes de salir al ruedo, por culpa de los mil y un impuesto que los ayuntamientos en donde tienen la propiedad, se sacan de la manga para poder hacer malabarismos y pagar las nóminas de los empleados municipales, no el día que deberían , si no el que pueden.
En tal sentido hay que reseñar que Iberdrola, la compañía de la luz que “toca” en aquellos Lares, amenaza con cortarles la luz, porque la deuda llega hasta Andorra la Vieja y vuelve, de lo kilométrica que es.
Si en Andalucía se acusa al PSOE de mal gestor, en la Comunidad Valenciana, habrá que hacer otro tanto con el PP. Es decir de los “bichos” con diferente color no te libra ni la caridad. A la que dicho sea de paso cada día acuden en busca de una ayuda, pequeña desgraciadamente, más mortales de los que residen en la piel de toro, y a los que les falta todo.
La perspectiva no es nada halagüeña, más bien todo lo contrario y cuando llegue Septiembre, el paro se puede disparar. ¿Más todavía?.......¡Muchísimo más!. Con todas sus consecuencias negativas: se habrán cerrado unos cuentos miles de empresas y las criaturas que se tendrán que sumar a las listas de los sin trabajo, para que les cuento.
Vayamos con dos ejemplos prácticos: Cullera, lugar de veraneo (jaja que risa) de la gente de Madrid, encuadrada en el segmento medio bajo y de una colonia de franceses, cada vez menor, pero que todavía resiste por ser dueños de viviendas; por otra parte tenemos Denia, que recibe una población estival del segmento medio, un pelín alto y con sus turistas residentes de origen especialmente alemán (recordemos que cuentan que al finalizar la segunda guerra mundial, muchos oficiales del ejercito y nazis poco comprometidos, se refugiaron en el lugar, amparados por Franco. Hoy nietos de aquellos, más los que han venido después atraídos por la fama de pequeña gran ciudad que lo es).
Bajo de casa, en la misma calle y prácticamente seguidos hay seis negocios de hostelería: un chino de los baratos, un pequeño restaurante tradicional, dos bares de tapas (uno como cervecería y el otro como cafetería), una tetería de franquicia turca (se comen los famosos Kebac, muy barato) y en la acera de enfrente otro restaurante con pretensiones de italiano, porque hacen pizzas. Durante el mes de Julio, salvo el Kebac, los otros han tenido días de “porra”. Los dueños hablaban de un 45% menos de clientes con respecto al año anterior, fíjense que hablo de gentes, no de cajón.
Han bautizado a los veraneantes con las tres P (Paseo, pipas y playa).
En Denia, si hay gente en los bares y los restaurantes, en menos cuantía que el año anterior, pero las terrazas se llenan en las horas punta y se detecta cierto movimiento. He hablado con los empresarios que conozco y me comentaban que el descenso de las ventas estaba en torno al 35 ó 40%.
“El publico, va a lo barato y gasta muchísimo menos”, esa era la sentencia en la boca de los industriales.
En lugares puntuales, los restaurantitos pegados al mar, los precios han subido. Te clavan en las bebidas, no en la comida, donde detectas que las raciones son más cortas. Yo he pagado a 13 €, la jarrita de tinto de verano (vino peleón con casera), los precios de la comida, mas o menos como el año precedente. En los establecimientos, digamos, de ciudad la cuenta es igual que la del pasado verano.
En ambos lugares, solo he descubierto, dos nuevos restaurantes, uno en cada sitio y de los normales de precio, nada abusivo, un minimalista, en los que personalmente acudo mentalizado a pasar hambre y una super marisquería en la que hay que reservar.
Me cuentan que aquí, a la vera del Atlántico, la gente gasta menos que Tarzán en corbatas.
Como ven la enfermedad del siglo, por lo menos sirve para hacer de analítico de la fatídica “crisis” de la del bolsillo y que ha llevado a más de uno a la otra que esa es bastante peor y con pésimas consecuencias.
Por culpa de la “crisis” de ansiedad, he podido observar con todo lujo de detalles a la otra “crisis” y ¡Vaya tela!.
Mis tuteladores personales, son dos excepcionales especialistas de uno de los mas prestigiosos hospitales de éste país, antes llamado España y que como dijo Guerra, D Alfonso, cuando era vicepresidente del gobierno, ahora “no lo conoce ni la madre que lo parió” que cabe muy bien para no desentonar en el contesto, aseguran que no hemos “tocado fondo” y que tenemos “crisis” de la que corre, por lo menos para cinco años más. Lo de ellos es la medicina, pero por su hospital pasan, mal que les pese para su suerte y por desgracia, mas de una eminencia en distintos campos, por ejemplo en el económico, o en el de los “bichos”, los políticos, así que de información disponen en abundancia y sobre todo de la de primera mano, por lo que desafortunadamente, si la noticia es mala, habrá que asumirla y sobre todo creerla, que tiene su intríngulis.
Con el malvado pronostico, por compañero me he dado una vuelta por algunos lugares del Mediterráneo.
El Mare Nostrum, está como lo dejaron los romanos, solo que mas esquilmado. Los pescadores se quejan. Los bañistas, menos que en años anteriores también, los hoteleros gimen como hienas, los propietarios de apartamentos y chalets, soplan como toros de lidia antes de salir al ruedo, por culpa de los mil y un impuesto que los ayuntamientos en donde tienen la propiedad, se sacan de la manga para poder hacer malabarismos y pagar las nóminas de los empleados municipales, no el día que deberían , si no el que pueden.
En tal sentido hay que reseñar que Iberdrola, la compañía de la luz que “toca” en aquellos Lares, amenaza con cortarles la luz, porque la deuda llega hasta Andorra la Vieja y vuelve, de lo kilométrica que es.
Si en Andalucía se acusa al PSOE de mal gestor, en la Comunidad Valenciana, habrá que hacer otro tanto con el PP. Es decir de los “bichos” con diferente color no te libra ni la caridad. A la que dicho sea de paso cada día acuden en busca de una ayuda, pequeña desgraciadamente, más mortales de los que residen en la piel de toro, y a los que les falta todo.
La perspectiva no es nada halagüeña, más bien todo lo contrario y cuando llegue Septiembre, el paro se puede disparar. ¿Más todavía?.......¡Muchísimo más!. Con todas sus consecuencias negativas: se habrán cerrado unos cuentos miles de empresas y las criaturas que se tendrán que sumar a las listas de los sin trabajo, para que les cuento.
Vayamos con dos ejemplos prácticos: Cullera, lugar de veraneo (jaja que risa) de la gente de Madrid, encuadrada en el segmento medio bajo y de una colonia de franceses, cada vez menor, pero que todavía resiste por ser dueños de viviendas; por otra parte tenemos Denia, que recibe una población estival del segmento medio, un pelín alto y con sus turistas residentes de origen especialmente alemán (recordemos que cuentan que al finalizar la segunda guerra mundial, muchos oficiales del ejercito y nazis poco comprometidos, se refugiaron en el lugar, amparados por Franco. Hoy nietos de aquellos, más los que han venido después atraídos por la fama de pequeña gran ciudad que lo es).
Bajo de casa, en la misma calle y prácticamente seguidos hay seis negocios de hostelería: un chino de los baratos, un pequeño restaurante tradicional, dos bares de tapas (uno como cervecería y el otro como cafetería), una tetería de franquicia turca (se comen los famosos Kebac, muy barato) y en la acera de enfrente otro restaurante con pretensiones de italiano, porque hacen pizzas. Durante el mes de Julio, salvo el Kebac, los otros han tenido días de “porra”. Los dueños hablaban de un 45% menos de clientes con respecto al año anterior, fíjense que hablo de gentes, no de cajón.
Han bautizado a los veraneantes con las tres P (Paseo, pipas y playa).
En Denia, si hay gente en los bares y los restaurantes, en menos cuantía que el año anterior, pero las terrazas se llenan en las horas punta y se detecta cierto movimiento. He hablado con los empresarios que conozco y me comentaban que el descenso de las ventas estaba en torno al 35 ó 40%.
“El publico, va a lo barato y gasta muchísimo menos”, esa era la sentencia en la boca de los industriales.
En lugares puntuales, los restaurantitos pegados al mar, los precios han subido. Te clavan en las bebidas, no en la comida, donde detectas que las raciones son más cortas. Yo he pagado a 13 €, la jarrita de tinto de verano (vino peleón con casera), los precios de la comida, mas o menos como el año precedente. En los establecimientos, digamos, de ciudad la cuenta es igual que la del pasado verano.
En ambos lugares, solo he descubierto, dos nuevos restaurantes, uno en cada sitio y de los normales de precio, nada abusivo, un minimalista, en los que personalmente acudo mentalizado a pasar hambre y una super marisquería en la que hay que reservar.
Me cuentan que aquí, a la vera del Atlántico, la gente gasta menos que Tarzán en corbatas.
Como ven la enfermedad del siglo, por lo menos sirve para hacer de analítico de la fatídica “crisis” de la del bolsillo y que ha llevado a más de uno a la otra que esa es bastante peor y con pésimas consecuencias.
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