Esta claro que en el caso del Valencia y el Levante, por lo menos de momento, existe un buen rollo de club a club y está de sobras demostrada que la rivalidad en el terreno de juego, continuara existiendo, como debe ser; lo cortes, no quita lo valiente.
Los dos clubes de la Capital del Turia, han mantenido unas relaciones, solo regulares durante muchos años de su historia, malas demasiados y buenas, poquitos. Por eso cabe hoy felicitarse cuando el sentido común, el menos común de los sentidos, parece que impera entre las partes.
El decano de los equipos capitalinos, el Levante UD, representativo de una barriada tan entrañable, como la conocida erróneamente por “los poblados marítimos”, es decir la zona portuaria, pescadora y playera de Valencia, ese fantástico lugar retratado con tanto amor por un valenciano insigne Sorolla, una buena partida de su obra pictórica se encuentra en la Spanish Society de Nueva York, que la guarda y se enorgullece de ella como el mayor de su patrimonio. Conviene recordar que la prestaron para que luciera en Valencia todo su esplendor, recientemente y que a día de hoy esta de vuelta en los salones neoyorquinos, ha sido tildado durante mucho tiempo por el club "pobre"; mientras que el otro equipo ha tenido siempre el cartel del “pudiente”.
Hoy y para burlarse del clasicismo y el encasillamiento, los dos andan muy mal económicamente. Los azulgranas después de una mala gestión que es la enésima, inmersos, en un concurso de acreedores, lo que toda la vida se ha llamado suspensión de pagos. El otro, el teóricamente fuerte, está provisionalmente salvado de la quiebra, gracias a la propietaria mayoritaria, que por falta de pago de los accionistas principales es Bancaja.
Abundando en el tema conviene hacer memoria y recordar que uno de sus “dueños” Bautista Soler, hijo, metió al Club en una serie de despropósitos que lo han entregado en los brazos de la entidad financiera y ya veremos si es para bien, o para todo lo contrario, el tiempo tiene la última palabra.
Ambos clubes, merecen una mejor gestión, porque son grandes y cargados de historia deportiva, y cuentan con una excepcional hinchada.
Mestalla, el actual, se queda pequeño; mientras que Orriols ha significado para el Levante la perdida de aficionados en la grada. Curiosamente el viejo Vallejo, se llenaba hasta los topes y fue cambiar de lugar y la gente dejar de asistir a los partidos, misterios que solo tienen por explicación una malentendida comodidad; Vallejo quedaba cerquita de las barriadas que son sus dominios, y Orriols, esta casi en Alboraya, lejos.
Ello no es obstáculo para que los granotas, sean los dueños de la mejor afición de barra de bar del mundo. En los bares del Cabañal, Puerto y aledaños, se discute de futbol y se pontifica sobre el equipo de sus amores, hasta la muerte. Eso si al Ciudad de Valencia, acuden los días de fútbol, tres y son muchos, al día siguiente se discutirá hasta las jugadas que evidentemente no han visto y se criticara al entrenador y al que haga falta. La del Levante, como decía el llorado Paco Gandia: “es la millor aficio del mon, te un defecte, no va al camp”.
Según se lee, toca periodo de bonanza entre las dos entidades, como debería ser siempre y el fuerte teórico, deja y ayuda, al débil supuesto, prestándole jugadores que le sirvan para permanecer en la división de oro del fútbol español (¿se llamara así ahora, o le habrán cambiado el nombre?).
Del Horno y González, han cambiado de acera por ésta temporada, cedidos del Valencia al Levante. Esperemos que las buenas relaciones se mantengan y los favores también.
Los dos clubes de la Capital del Turia, han mantenido unas relaciones, solo regulares durante muchos años de su historia, malas demasiados y buenas, poquitos. Por eso cabe hoy felicitarse cuando el sentido común, el menos común de los sentidos, parece que impera entre las partes.
El decano de los equipos capitalinos, el Levante UD, representativo de una barriada tan entrañable, como la conocida erróneamente por “los poblados marítimos”, es decir la zona portuaria, pescadora y playera de Valencia, ese fantástico lugar retratado con tanto amor por un valenciano insigne Sorolla, una buena partida de su obra pictórica se encuentra en la Spanish Society de Nueva York, que la guarda y se enorgullece de ella como el mayor de su patrimonio. Conviene recordar que la prestaron para que luciera en Valencia todo su esplendor, recientemente y que a día de hoy esta de vuelta en los salones neoyorquinos, ha sido tildado durante mucho tiempo por el club "pobre"; mientras que el otro equipo ha tenido siempre el cartel del “pudiente”.
Hoy y para burlarse del clasicismo y el encasillamiento, los dos andan muy mal económicamente. Los azulgranas después de una mala gestión que es la enésima, inmersos, en un concurso de acreedores, lo que toda la vida se ha llamado suspensión de pagos. El otro, el teóricamente fuerte, está provisionalmente salvado de la quiebra, gracias a la propietaria mayoritaria, que por falta de pago de los accionistas principales es Bancaja.
Abundando en el tema conviene hacer memoria y recordar que uno de sus “dueños” Bautista Soler, hijo, metió al Club en una serie de despropósitos que lo han entregado en los brazos de la entidad financiera y ya veremos si es para bien, o para todo lo contrario, el tiempo tiene la última palabra.
Ambos clubes, merecen una mejor gestión, porque son grandes y cargados de historia deportiva, y cuentan con una excepcional hinchada.
Mestalla, el actual, se queda pequeño; mientras que Orriols ha significado para el Levante la perdida de aficionados en la grada. Curiosamente el viejo Vallejo, se llenaba hasta los topes y fue cambiar de lugar y la gente dejar de asistir a los partidos, misterios que solo tienen por explicación una malentendida comodidad; Vallejo quedaba cerquita de las barriadas que son sus dominios, y Orriols, esta casi en Alboraya, lejos.
Ello no es obstáculo para que los granotas, sean los dueños de la mejor afición de barra de bar del mundo. En los bares del Cabañal, Puerto y aledaños, se discute de futbol y se pontifica sobre el equipo de sus amores, hasta la muerte. Eso si al Ciudad de Valencia, acuden los días de fútbol, tres y son muchos, al día siguiente se discutirá hasta las jugadas que evidentemente no han visto y se criticara al entrenador y al que haga falta. La del Levante, como decía el llorado Paco Gandia: “es la millor aficio del mon, te un defecte, no va al camp”.
Según se lee, toca periodo de bonanza entre las dos entidades, como debería ser siempre y el fuerte teórico, deja y ayuda, al débil supuesto, prestándole jugadores que le sirvan para permanecer en la división de oro del fútbol español (¿se llamara así ahora, o le habrán cambiado el nombre?).
Del Horno y González, han cambiado de acera por ésta temporada, cedidos del Valencia al Levante. Esperemos que las buenas relaciones se mantengan y los favores también.
De la profesionalidad de los dos jugadores que han tenido el honor de ser internacionales con sus paises hay que estar convencidos y daran el do de pecho en defensa de los colores blaugranas. No apareceran de repente las lesiones raras que mantienen a un jugador en la grada ni se sabe el tiempo, y que las convierten siendo benignos en dudosas.
La rivalidad para los partidos y en el terreno de juego. Allí que gane el mejor.
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