De dinero los españoles estamos mal.
Pero de fe, la derrochamos abundantemente.
Lo dijo el clásico que lo transforme en refrán: “La fe, es lo ultimo que se pierde y mueve montañas”.
Este año por la Aldea del Rocío, se ha visto, poco “importante” político, y si han audido lo han hecho de “tapao”, no como en otras ocasiones pavonean y moviemndose para que todos supieran que estaban allí.
Otra curiosidad ha tener muy presente es que los del15 M, ni rastro, como si se los hubiera tragado la tierra de las grandes ciudades en las que han hecho de las “suyas”.
Eso está en contradicción con la manifestada desesperación que lles llevo a concentrarse.
Normalmente el desesperado, el desarrapado de la fortuna, es el que primero se echa en brazos de lso Santos de su devoción en solicitud de ayuda.
A la vista de los hechos los de “democracia real ya”, o están a mal con el de Arriba, malo; o no cuentan con amigos en el Santoral, peor. Solo confían en sus congéneres de otros movimientos parecidos, eso huele a chamusquina, mas claro a “fiasco”. En castellano puro: “a maniobra política, muy bien camuflada”
Mario Vargas Llosa, que por confesión propia quería conocer lo que había entre, fama y realidad, podrá si lo desea y se muestra inspirado, contarlo en un libro, porque aunque no lo haya mencionado el escritor, el Rocío, es más que todo; un sitio donde se reza cantando y se ayuda llorando.
En el Real del Rocio, para la misa habían cientos de rocieros de todas las condiciones sociales y edades, aguantando a pié un sol de justicia.
La economía esta fatal, pero se saca el dinero de debajo de las piedras para ver a La Señora, y como decía María del Monte, con una naturalidad no exenta de fatalismo: Es Ella, la que manda.
La gente, la buena gente, pide por ellos y los demás y llena a rebosar una Aldeira en el medio de la Marisma del Coto, que en ésta fechas reúne a 1 millón de creyentes de todas las razas, colores y llegados de los cinco continentes.
De una cosa estoy convencido que estamos muy faltos de amor y necesitamos el cariño que nos brinda ella La Madre de Dios.
Ante tanto anti todo… Es preciso ratificar los principios elementales, volver a la “cuna”, y “mamar” de nuevo lo mas elemental.
Como decía el obispo en su homilía, la fe puede con todo.
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