Ésta página, nació para dar respuesta a una serie de buenos amigos que aseguran que se lo pasan bien con las cosas que escribo. Del “cuadrito” no hablo, aunque no desentonaría, entre lo que sale hoy; con toda modestia ¡garantizado!. Los nuevos, no me han enseñado nada.

Dije en su momento que no sabía si su interés estaba basado en el deseo, o en la caridad. A todos gusta que nos alaben, y a las seguidores de los productores de aucas, continuadores de los trovadores medievales y remontándonos antes a los mala milk de los bufones, muchísimo más. Si quiere que un comunicador le guarde eterna simpatía, cuando se lo cruce, dígale: “muy bueno lo tuyo”, se pondrá mas “lindo” que un pavo real en plena exhibición. Usted posiblemente no sepa el porqué; él, a lo peor tampoco, pero en su fuero interno ha sentido un “gustirrinin” muy especial. Ese día se sentirá el dueño del corral (la redacción).
La segunda causa, es la caridad. Quizás pensaron:”vamos a darle un poco de jabón a éste que ya está mayor”. Tratándose de compañeros de estudios, de oficio y artistas, es más que probable. Tan lejos como que ésta misma mañana, me lo recordaba, con rin, tin,tin, Teresa, de mi Editorial.

Mi sorpresa ha sido descubrir que son más de los que pensaba. “El contador, no engaña”. Y que antiguos amigos de otros países, se han acordado del compañero Toni, e inclusive, muchos nuevos profesionales han sentido curiosidad, por ver como lo hacían (dicho con toda humildad), las vacas sagradas del periodismo del siglo pasado.
La verdad es que con mis articulitos de vez en cuando iba matando la afición. Ahora me debo preocupar con que el Blog, tenga vida. Así que entre la página y escribir libros, ¡estoy ocupadísimo!.
Para que la página sea mas viva y resulte mucho más apetecible para el lector, les incluiré trabajos de otros compañeros que hablan y trabajan en nuestro idioma desde diferentes partes del mundo. Me gustaría que el blog fuera un pequeño referente para dejar claro que somos más de 400 millones de castellano parlantes.

A unos, a otros y a los de más allá, muchas gracias. Confío en no defraudaros.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Érase una vez un país, que se regía por una monarquía parlamentaria. Su rey, el jefe del Estado, tenía una familia modélica, todos sus componentes podían servir de ejemplo al pueblo, que los respetaba y hablaba elogiosamente de todos ellos. No solo el rey merecía el respaldo público por sus actuaciones oportunas en cada momento y adecuadas a las circunstancias para bien de su pueblo, demostrado a lo largo de la historia. La reina, sabia separar familia de asuntos de estado, era admirada y envidiada por otras monarquías reinantes en el mundo. La princesa se preocupaba de arropar en sus acciones al príncipe y dejaba de lado cualquier cosa que pudiera ponerla en entre dicho. Su aspecto físico pasaba a un segundo lugar y se fijaba mucho en aquellos pequeños detalles que pudieran servir de comentarios poco edificantes al pueblo. Por ejemplo lucia orgullosa su anillo de compromiso y el de casada. Su presidente de gobierno, salido oportunamente de las urnas tenía el respaldo de los lectores a los que se dirigía siempre con humildad y jamás engañándolos, para él lo más importante era cumplir el programa electoral que le había encumbrado al palacio del gobierno. Por eso contaba con la máxima credibilidad de sus paisanos, que le mostraban su apoyo aplaudiéndole en los actos públicos a los que asistía. En la calle se decía que no necesitaba de seguridad, dado su prestigio y respeto de sus paisanos. Otro tanto sucedía con la oposición, que siempre ejercía una crítica constructiva en beneficio de los habitantes del país, jamás mirando solo en su beneficio. Todos los partidos, formaban una piña, en los asuntos de estado, olvidando sus particularidades de partido, cuando se trataba de temas de trascendencia para la ciudadanía. En política internacional, el representante del gobierno sabía que hablaba en nombre del país, de todos sin excepción. Cuando existían momentos puntuales difíciles, los gobiernos regionales se esforzaban en ayudar al gobierno central, en beneficio de la población. No existía el paro, el porcentaje del mismo estaba en torno al 2,5%. El crecimiento del país se notaba en todos partes. El IPC subía entorno al 3% anual. La industria florecía dentro y fuera, su tecnología era muy apreciada en otros países que se peleaban por adquirirla. La gente vivía en estado de bienestar real, no de boquilla. No habían “nin”, y tampoco problemas de i+d+i. Se controlaba la emigración y la inmigración, de acuerdos con los parámetros previstos para el crecimiento de la nación. No existían los abusos ni las corruptelas. La policía, era dialogante y cumplía con los derechos del hombre. Tan solo tenían un indigente: Mauricio, conocido, querido y respetado por todos tanto que hasta tenía una cartilla con ahorros en un banco. Evidentemente ese país NO ES ESPAÑA. No piense cual es porque se termina de despertar de un sueño. Regrese a los seis millones de parados, a no llegar a final de mes, a los suicidios por desahucios, a la perdida de poder adquisitivo…en fin a los corruptos que mandan. Esta usted en España, la de la bronca permanente. Repito, despierte esta en ESPAÑA.

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