EL DUQUE SOLITARIO

Conozco desde hace tiempo a Jaime de Marichalar, ese muchacho alto y un tanto desgarbado a quien se nota mucho la dificultad que tiene para andar, aunque lo intente disimular y lo lleva su con gran dignidad, como el resto de las secueleas que le han dejado su enfermedad. Padecer un ictus, por pequeño que sea, es una carga nada agradable, sobre todo para el que la lleva encima. Aunque paciencia está muy avanzada y cogida a tiempo, deja al paciente con posibilidades de “aparentemente” hacer vida normal, aunque como siempre, la procesión vaya por dentro. El ex duque de Lugo, aunque a nivel de la jet, le sigan llamando con el titulo de consorte, es una persona que se significo en un momento de crecimiento de la monarquía en éste país, antes llamado España y cuando estábamos en plana transición hacia la democracia (para ser justos la que esperábamos todos, y no la que nos han dejado los señoritos de la “casta”, que no se parecen ni de lejos). Se trata de un noble desangre, de familia militar y con una amplia hoja de servicios acreditados. No es ninguno de los que termina de llegar, por cualquiera de las vías últimamente “actualizadas” para la “conquista” de un título nobiliario. El anterior jefe del estado, tuvo la prudencia de no meter la mano en la copa de la nobleza; posteriormente el Rey, también ha sido prudente a la hora de colocar nuevos nombres en el Gota. Todos los de nuevo cuño, de sobras merecidos, hasta la recompensa al Marques de Del Bosque, cuyo único pero es que no lo hiciera extensivo al otro monstruo sagrado del balón a Luis Aragonés, por lo demás ni un solo pero a la lista que encabezó hace años el guitarrista Andrés Segovia. El ex yermísimo, proviene de una familia cuyos títulos son de años. No es púes un niñato yuppy que pasaba por allí o que se acercó con ánimo de medrar. Hubo amor, me costa y mi informante formaba parte del núcleo intimo de los entonces novios, que llenaban las paginas del papel cuche sin exageraciones. Dos hijos preciosos y sanos, son la prueba de lo que digo y que según me comentan habrían sido más de no aparecer la terrible enfermedad. El ictus, termino con una familia, cuyos inicios estaban basado en el amor y el cariño, pero las separaciones por motivos “del guión”, lo fueron deteriorando hasta terminar con el divorcio. Entre Doña Elena y Jaime, ¡paso algo que solo ellos saben!, Lo cierto es que Marichalar, al que con el tiempo han vaciado de “trabajo”, hoy solo le queda su puesto de consejero de Loewe, que es de lo que se mantiene, no ha dado mas escándalo que su forma de vestir, muy moderna; que gustará a unos y criticaran otros, pero no se ha apartado un milímetro del guión que le corresponde. Como tampoco se le conocen aventuras que pudieran ser causa de malestar social. El dejarse ver por los círculos donde se exhibe la moda forma parte importante de su trabajo. El ex de la infanta Elena, lleva una vida “normal” y ya le gustaría a su suegro que los restantes miembros de la familia tuvieran el mismo comportamiento. Aquí reproduce un agravio comparativo muy grave, al enfermo se le da la “patada”, sin más explicaciones, cuando hasta hoy ha demostrado saber “estar en su papel y en su sitio”. Mientras que al otro yermísimo, se le permiten toda clase de irregularidades que si son el escándalo del dominio público y además colocan en una situación difícil a la propia corona. ¿Que tendrá Urdangarin, para que se le permitan todas las irregularidades que lleva cometidas, y no solo él, también las “chulerías” de su socio el tal Torres?. Doña Elena, no pudo con una enfermedad y sus secuelas. Doña Cristina, puede con todas las golferías de su compañero y el escandaloso circulo de éste que ya veremos como terminan. Algo extraño esta sacudiendo los cimientos de la “casa” nº 1 del país.