PREDICANDO EN DESIERTO

El país entero no deja de ser la voz del Mesías, predicando sus males y avisando de sus deseos. Como en el caso de los evangelios, predicar en desierto sermón perdido, y miren ustedes que hay orejas prestas a captar lo que les conviene. Nunca hasta ahora estuvo el capitulo de “sordera convenenciera” mejor surtido. De Guindos, certifica la defunción del crecimiento económico del país; Montoro, saca el incensario al ruedo para echárselo así mismo, certificando unos méritos que solo él sabe cuales son; para terminar con el gallego, con la cara más triste, que se consideraba imposible de superar, “registrando” en el Congreso que habrán más medidas y de las de Rajoy, ¡líbrame Señor!. Esta claro que a los habitantes de ésta bendita tierra, les cae el castigo de más recortes, o más impuestos. Tal cual están las cosas a lo peor las dos. El populacho se desfoga con la sentencia de la Pantoja y haciendo leña del torero “caído” Ortega, al que para seguir con “el pan y circo”, los de las puñetas mandan al trullo. A falta de que comer buena es la “sangre”. En otros tiempos para evitar los escrachers, se recurría al fútbol y toros y los del sindicato vertical, no se gastaban un pastón en VISA, ni recibían “subsidios” (subvenciones). Las cuatro merluzas, gordas y saciadas nadaban placidamente en el mar en calma. Ahora las 450.000 pescadillas flacas todas famélicas quieren más y más para engordar, en éste mar tempestuoso en el que el barco está a punto de zozobrar. Los arrivistas vengativos no paran, el abogadito del tal Torres, ex socio de yernísimo, venga de maniobrar para cargarse la monarquía. Éste tipo, de colmillo retorcido, envidioso y reservón como los Mihuras, está haciendo más daño a la corona, que todos los que se autodefinen como republicanos juntos. Cuando el “profesor” Torres chupaba del “tonto necesario”, el Rey, era lo mejor de lo mejor, y ahora sacan hasta los almuerzos de Estado, para apuntarlos como delitos. Pero lo que interesa al país de verdad que es la generación de puestos de trabajo, que circule el dinero para que descienda el paro, que se abarate la vida y que la gente pueda llegar a fin de mes, de eso, nadie habla, ni dice “muuuu” como los toros. Luego los de la “casta”, se quejan de las protestas a las que consideran des medidas y acusan a los indignados ciudadanos de terroristas.