DE LOS NUESTROS DE AYER, A LOS NUESTROS DE HOY

Volvía de hacer “banking” , deporte nacional que cada español hace, sin distinción de edades, cuando no tiene “uno”. Oí a mi espalda una voz clara que gritaba. “ole los locutores buenos”. Volví rápidamente la cabeza y le reconocí: al volante de su mercedes zapatilla de 20 años y con su gorrita americana roja, publicidad de un restaurante del Paseo Marítimo de Banidorm, me gritaba. Le salude con la mano y me hizo un gesto de vernos más tarde. Mi amigo es de los cantantes de orquesta tradicionales, de aquellos que comenzaron con las bandas de 12 o 14 profesores e igual “atacaban”, las melodías de Bonet de San Pedro, como el “el mirando al ,mar soñe”, de Jorge Sepulveda; un amplísimo repertorio en el que no faltaba nada y sobraba mucho, pero que el líder de una orquestina –denominación de su tiempo- no podía fallar. Mi vecino y amigo, se tuvo que adaptar camaleonicamente a los tiempos y de aquellos grupos que sonaban redondos se paso, a los quintetos y cuartetos que pusieron de moda los italianos en los finales sesenta del siglo anterior; recordemos a Renato Carasoni y al grupo de la Cabala. Los primeros en sentir de cerca las crisis fueron los músicos; primero con la reducción de componentes de las orquestas, luego con la competencia desleal del disco, que les redujo de manera importante los puestos de trabajo. Mi amigo se adapto bien y primero dejo las grandes formaciones para cantare con los cuartos y quintetos, después a los tríos y hoy se gana la vida trabajando en los restaurantes del paseo marítimo de Benidorm, donde se las arreglaron un solo músico, el pianista. La nica cosa que ha cambiado es la edad, por lo demás, continua siendo el mismo, igual interpreta un bolero, como ataca la salsa, pasa por el tango, llega al purpurri de la yenca y hace el caballito como si se tratara del coreano original. Sesentón, continua viviendo de su música, que le permite trabajar dos años y tomarse cada dos un invierno sabático. Él sabe que los pajaritos les pueden a los Stones en las playas de Benidorm. Es un cantante de los “todo terreno de antes”, que de frente saben como acertar, para que los que concurren en esos grupos, se lo pasen bien. No son ni cantantes, como antes les llamaban, ni animadores como se les quiso denominar después, son psicólogos de las masas que asisten a esos lugares con la intención de pasarlo bien. Con el cambio, no han perdido nada, han ganado en sabiduría popular