EL QUE MÁS PUSO, MÁS PERDIÓ

Siempre ha sido así, y también los que han perdido son los que jugaban fuerte, en la mayoría de ocasiones en contra de su propia voluntad. A nadie le gusta que le suban los impuestos, para pagar “gastos superfluos o desproporcionados”. Se supone que la democracia es igualitaria, beneficia o perjudica a todo por igual. En el juego de éste país, que como advirtió Guerra, en su día, hoy “no lo conoce ni la madre que lo parió”,es una “ruleta rusa perenne” y en la que se sabe de antemano que el proyectil esta en el revolver del contribuyente. En el de los “otros” o no hay bala, o es de fogueo. Me contaba ayer un ex dirigente sindical, de los de antes, de los que se recorrían media España, entonces era éste país así llamado, en utilitario haciendo el trabajo sucio de los sindicalistas que pasaron de los sindicatos verticales, a los de clase; una anécdota muy llamativa para él, me decía que se había enterado que una de las partidas que habían subido en los presupuestos era la dedicada acoches oficiales. Que mas dará un vehículo mas o menos, cuando mientras e niega el pan y la sal a unas autonosuyas, se vierte la bolsa a manos llenas en otras, que son las quemas protestan y las mas inconformistas, esas que se quieren salir del Estado Español, como le llaman ahora; pero ojo, salirse pero “chupando” de la caja común; a estos les cuadra lo de “dame pan y dime tonto”. Entre las muchas estupideces que se cometen en nombre de la nueva democracia, está por ejemplo, la de Pedreguer, un pueblo de la Comunidad Valenciana, en el que para ingresar al ayuntamiento, hay que hablar catalán, y lo he escrito bien: catalán que no valenciano. ¿No les parece que se están pasando más de lo teóricamente permitido?. Para “fem patria”, igual a comprar conciencias. El president Más, no escatima un “pavo”, dinero que le saca al gobierno central, es decir de los españoles a los que odia, o a las que quiere encaramelar en su propio beneficio. Lo que pasa es que ya saben muchos que los caramelos que reparte “el molt honorable”, están envenenados. No se olviden del efecto contagio y de Urkullo, que cada vez va enseñando más la “patita”. El personal al que han empobrecido, del que han abusado, al que han engañado, y al que cada vez hunden más en el cieno, está espabilando y los ve venir. Una buena advertencia es la que le han hecho alcaldes del PP de Madrid, a su presidente: “a este paso no nos votan ni nuestras mujeres”. Y si ellos que están en contacto directo con el pueblo lo dicen, debe ser hasta verdad.