Ésta página, nació para dar respuesta a una serie de buenos amigos que aseguran que se lo pasan bien con las cosas que escribo. Del “cuadrito” no hablo, aunque no desentonaría, entre lo que sale hoy; con toda modestia ¡garantizado!. Los nuevos, no me han enseñado nada.

Dije en su momento que no sabía si su interés estaba basado en el deseo, o en la caridad. A todos gusta que nos alaben, y a las seguidores de los productores de aucas, continuadores de los trovadores medievales y remontándonos antes a los mala milk de los bufones, muchísimo más. Si quiere que un comunicador le guarde eterna simpatía, cuando se lo cruce, dígale: “muy bueno lo tuyo”, se pondrá mas “lindo” que un pavo real en plena exhibición. Usted posiblemente no sepa el porqué; él, a lo peor tampoco, pero en su fuero interno ha sentido un “gustirrinin” muy especial. Ese día se sentirá el dueño del corral (la redacción).
La segunda causa, es la caridad. Quizás pensaron:”vamos a darle un poco de jabón a éste que ya está mayor”. Tratándose de compañeros de estudios, de oficio y artistas, es más que probable. Tan lejos como que ésta misma mañana, me lo recordaba, con rin, tin,tin, Teresa, de mi Editorial.

Mi sorpresa ha sido descubrir que son más de los que pensaba. “El contador, no engaña”. Y que antiguos amigos de otros países, se han acordado del compañero Toni, e inclusive, muchos nuevos profesionales han sentido curiosidad, por ver como lo hacían (dicho con toda humildad), las vacas sagradas del periodismo del siglo pasado.
La verdad es que con mis articulitos de vez en cuando iba matando la afición. Ahora me debo preocupar con que el Blog, tenga vida. Así que entre la página y escribir libros, ¡estoy ocupadísimo!.
Para que la página sea mas viva y resulte mucho más apetecible para el lector, les incluiré trabajos de otros compañeros que hablan y trabajan en nuestro idioma desde diferentes partes del mundo. Me gustaría que el blog fuera un pequeño referente para dejar claro que somos más de 400 millones de castellano parlantes.

A unos, a otros y a los de más allá, muchas gracias. Confío en no defraudaros.

jueves, 31 de octubre de 2013

FELIPE O EL CULTO AL “EGO”.

Antes a cualquiera que se atreviese a tal fantasía le atacarían diciendo que era un triste ególatra. Hoy lo hacen los político de nuevo cuño, para pasar a la historia pero con un “perfil” que aunque no sea cierto les regodee los oídos; ¡suene bien!, lo de menos es que se ciña a la realidad. Para rusticarlo hay que recurrir como ejemplo a dos hechos históricos; uno, San Fernando, mata moros y esta en la catedral de Sevilla y en los altares, en otro el de San Juan de Ribera, culpable de la expulsión de los moriscos y de los judíos y ahí lo tienen en su diócesis de Valencia, tan amojamado como San Fernando en la catedral de Sevilla. Lo del culto a la personalidad que vuelve a estar tan de moda, entre los distinguidos del siglo anterior y por la alguno pierde además del traserillo la dignidad, no es ninguna novedad. De Nerón, para acá, han sido muchos los que se han empeñado en perpetuarse como dioses en un Olimpo menor. La cuestión es pasar la barrera de la visita de la parca y quedar refrendado como” importante ” de su tiempo. Así que rodeado de aduladores, D, Felipe González Márquez, ha decidido pasar a la eternidad, arrullado por si mismo, para eso ha creado su propia fundación, dotada con su pasta y con el fin del botafumeiro, “descarao”, que para eso se lo paga él. Supongo a D. Felipe, feliz y contento pensando en su “gran idea”, que no me cabe más remedio que desmontar, puesto que no ha sido el único en tener la ocurrencia de la “eternidad”, “con líneas a su cargo”. Otros se le anticiparon y con éxito, el mas nombrado fue el marqués de Campo, que después de terminar su mandato como alcalde de Valencia, dejó en los almacenes municipales, terminado su monumento, a falta tan solo de instalación, tal como ustedes lo pueden ver hoy, en el cruce de la plaza de Canovas. Lo lamento D. Felipe, la idea fue buena, pero no la única y al llevarla a la practica, otros se habían adelantado en tiempos diferentes. El español que dormir, corriente llevar, como los camarones. Antes a cualquiera que se atreviese a tal fantasía le atacarían diciendo que era un triste ególatra. Hoy lo hacen los político de nuevo cuño, para pasar a la historia pero con un “perfil” que aunque no sea cierto les regodee los oídos; ¡suene bien!, lo de menos es que se ciña a la realidad. Para rusticarlo hay que recurrir como ejemplo a dos hechos históricos; uno, San Fernando, mata moros y esta en la catedral de Sevilla y en los altares, en otro el de San Juan de Ribera, culpable de la expulsión de los moriscos y de los judíos y ahí lo tienen en su diócesis de Valencia, tan amojamado como San Fernando en la catedral de Sevilla. Lo del culto a la personalidad que vuelve a estar tan de moda, entre los distinguidos del siglo anterior y por la alguno pierde además del traserillo la dignidad, no es ninguna novedad. De Nerón, para acá, han sido muchos los que se han empeñado en perpetuarse como dioses en un Olimpo menor. La cuestión es pasar la barrera de la visita de la parca y quedar refrendado como” importante ” de su tiempo. Así que rodeado de aduladores, D, Felipe González Márquez, ha decidido pasar a la eternidad, arrullado por si mismo, para eso ha creado su propia fundación, dotada con su pasta y con el fin del botafumeiro, “descarao”, que para eso se lo paga él. Supongo a D. Felipe, feliz y contento pensando en su “gran idea”, que no me cabe más remedio que desmontar, puesto que no ha sido el único en tener la ocurrencia de la “eternidad”, “con líneas a su cargo”. Otros se le anticiparon y con éxito, el mas nombrado fue el marqués de Campo, que después de terminar su mandato como alcalde de Valencia, dejó en los almacenes municipales, terminado su monumento, a falta tan solo de instalación, tal como ustedes lo pueden ver hoy, en el cruce de la plaza de Canovas. Lo lamento D. Felipe, la idea fue buena, pero no la única y al llevarla a la practica, otros se habían adelantado en tiempos diferentes. El español que dormir, corriente llevar, como los camarones.

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