LA CÁRCEL DE LA PANTOJA, UNA TAPADERA

Esta comprobado que hay que “dar ejemplo” limpieza judicial, y para ello hay que encerrar a todos los del “caso Malaya”, no es preciso que les diga quienes son porque los programas (amarillos) de la “cronica social (sucial)” de las teles, ya se ocuparon de ello dando toda clase de detalles; comparado con otros asuntos de corrupción, los Julián Muñoz, la Zaldívar, y restantes condenados de entre los que destaca la Pantoja, son “unos desgraciados”, unas pobres gentes, que están viniendo muy bien como “chivos expiatorios”, vulgo “tapadera” de otros casos mas flagrantes, destacados, provocadores, indignantes y que han causado mucha mas alarma social y sobre los que se echa toda la arena que se puede, para que pasen lo mas desapercibidos posible. Nos terminamos de enterar que el Señor Más, el del independentismo, el del “España, nos roba”, ha concedido créditos por valor de 450 millones de euros a empresas relacionadas con su familia; a esta lindeza hay que sumar la desobediencia, el dinero en Suiza y otros paraisos fiscales, la incitación a la rebelión, el ser perjuro, y más y más, como se dice en catalán, y D. Arturo, chuleando y de “acusica” por la vida, sin que pase nada; lo mismo podemos decir del, caso Pujol, que ha malversado y apropiado indebidamente y los perjudicados los, propios catalanes , aun lo defienden; la conflictividad de los casos de corrupción, siguen apareciendo, en el norte, sur, este y oeste de éste país, antes llamado España. La justicia es inflexible con la tonadillera y ¿con el resto de esta “familia” mencionada, se pasa página… .. como son de la “casta”….?. Más ejemplarizante sería si los políticos que han infringido la ley, y muchos robado, entraran directamente en prisión y se les obligara a devolver lo que se han apropiado, hasta el último céntimo. Porque esa es otra, algunos entran en “el hotel”, por una temporada, ha vivir como príncipes y se quedan con la pasta. Caiga el peso de la ley sobre “el roba gallinas”, como ejemplarizo el presidente de los jueces y los “chorizos gordos”, a pasear por las calles y a burlarse del resto de paisanos.