No hablamos que se les pasa el “puchero” como se decía hace muchos años. Tampoco estamos hablando de las “ollas de barro”, las de toda la viada de Dios, con las que se cocinaba a base de horas, una cantidad de platos de cuchareo, que ahora vuelven a estar de moda y que los cocineros de la “nuvelle bac”, hacen pagar como si los hubieran inventado ellos, cuando las recetas son las clásicas de la abuela.
El ejecutivo del siglo XXI, está harto de comer mal, rápido, muchas veces de pié y sobre todo lo que también se conoce como comida “basura”. La misma que encanta a los jovencitos de hoy que repudiaran mañana. Los restaurantes de la santa santorum de esos menús ya está cambiando, ya no son solo hamburguesas, hay más cosas que elegir, como en la otra rama, tampoco se conforman con la oferta del “perrito caliente con mostaza y Ketchup”; o “modernizarse o morir”, dicen los antiguos y éstos espabilados de la comida rápida, se están poniendo al día con otro tipo de ofertas, la moda son las carnes y los pollos, fritos o cocinados y presentados de mil maneras, lo más apetitosas posibles, pensando sobre todo en el juppy americano de hoy.
El mismo que salía a cenar a los grandes restaurantes, ahora ya no piensa en comer en 20 minutos, en cualquier sitio, inclusive en la calle; se está aburguesando y queda con los clientes, los proveedores o los “colegas” para almorzar de una manera mas consecuente con la buena digestión; la moda es “a la europea”.
En nuestro país, los que todavía pueden. Se distribuyen entre las diferentes ofertas que los profesionales de la restauración les presentan.
Me han contado que hay lugares en los que se trabaja, mañana y tarde y donde han vuelto, las tarteras, el bote de cerveza y el termo de café, como en tiempos….
Afortunadamente para ellos y desgraciadamente para los hosteleros, cada día hay más posibilidades.
Lo último, es el cuchareo y presentado con la mayor originalidad posible, la olla o la cazuela de barro, como les han contado cocinaban sus abuelas y bisabuelas, que ellos por supuesto, no han conocido.
En Madrid, el cocido madrileño, sigue siendo la estrella y en otras regiones de lo que fue España, los “listos” de los fogones han sacado del cajón las viejas recetas que venden con una parafernalia de los más “in” y cobrando “come il faut”.
A los trastornados, se decía que habían perdido la “olla”. En el trascurso de los pasados 8 años, muchos han perdido “la olla, el oremus y todo el talento”. Esas cabezas no funcionan ni medianamente regular, los de la “casta” casi ya han tocado fondo, pero cuando creemos que están en el límite, al día siguiente vemos que continúan metiendo la “pata”.
Los primos del norte, tan modositos ellos y pensando solo y exclusivamente “en la pela”, se han desmelenado y en lo del soltarse el pelo no se ha quedado fuera ni el mismísimo Antoni Durá i Lleida. Que como todo el mundo sabe, no tiene un pelo, ni del de peinar y de tonto. El primero en perder la “calabaza” fue el molt honorable President, con aquella salida de tan poco “gusto”, cuando dijo sin que se le cayese la cara de vergüenza que a los niños andaluces no se les entendía cuando hablaban en castellano. Debe ser porque como está pasando en Galicia, él esta olvidando la lengua común, si no es que lo que quería era ofender a los andaluces, y eso no está nada bien.
El último en “personarse” ha sido el que hasta hace bien poco, era el político mejor valorado de los catalanes, tanto dentro como en el resto de España, perdón y aunque les moleste, así es.
El Durán (según expresión catalana de la calle), se le fundieron los “plomos” hace unos días y se le fue “la olla”, cuando descaradamente se metió con los andaluces diciendo que éstos cobraban subvenciones que se gastaban en el bar, dando a entender que no trabajan.
Yo que usted, ilustre tocayo, no bajaría a las ocho provincias, por si acaso.
¿No es una pena, tener un terreno tan disperso y múltiple como el español y tan diferente y diverso con tan rica gastronomía y no poderlo disfrutar, por “burrera”?.
El ciudatan Durá i Lleida, ha defraudado a muchísimos paisanos que pensábamos era la excepción de la regla, en la moda del autonomismo y ya separatismo catalán.
Don Antoni, es uno más de los primos del norte, que también ha perdido “la olla”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario