¡¡¡ Hay que ver ¿eh?. Hay que ver, la crisis como agudiza el ingenio!!!.
Si usted se ha molestado en ponerse al corriente sobre los temas sanitarios, debe saber que hay necesidad de médicos en éste país de las Autonosuyas.
Nuestros licenciados y doctores, una vez finalizada la carrera y la especialidad, emprenden el camino verde, verde camino (no el de la ermita) el que les conduce a un lugar en el que puedan ejercer con garantías y encima les paguen un salario justo de acuerdo con su rendimiento y conocimientos.
Los mas listos de la clase, los que se han doctorado, o han sacado unos puestos en el escalafón del MIR, de escándalo (sin reconocimiento de Rphael), no se tienen que molestar en buscar un puesto de trabajo, a esos les llueven las ofertas con mas reiteración que el agua que nos ha caído éste invierno, vamos de desbordar el pluviómetro; todas las universidades importantes tanto europeas como americanas sin exceptuar las canadienses que también están prestas con la caña de pescar para ver si pica algún posible genio español.
Por lo tanto ya saben que los grandes cerebros, están tratados como marajas en los grandes centros hospitalarios; y los demás super buscados en los otros centros por su fama de entendidos, preparados y sobre todo currantes.
Nuestros galenos, jóvenes y de la segunda edad, los de la tercera son todos jefes en los grandes Hospitales del mundo, se distribuyen por Portugal, que esta cerquita; Inglaterra, Suecia, Noruega, Dinamarca y Alemania, en la vieja Europa y en Los Estados y Canadá, especialmente en America, aunque a poco que busque seguro que encuentra un médico español, en el lugar mas insospechado y escondido del planeta y encima está mas que bien considerado por sus pacientes.
Nosotros en éste país que se llamaba España, nos conformamos con los nostálgicos que son excelentes profesionales que echan las muelas con el sistema, pero que aguantan el tirón a pesar de la Señora Jiménez, y para eso hace falta una paciencia del Santo Job y mas aguante que San Lorenzo en la parrilla.
La falta de profesionales autóctonos se resuelve con los llegados de fuera que son una autentica Torre de Babel, lingüística, y que con el discutidísimo Plan Bolonia en marcha, no se cuantos pasarían el filtro. Sudamericanos de todos los países y europeos del este, para comprar, vender regalar y poner una tómbola.
Un servidor los conoce: lituanos, letones, búlgaros, rumanos, moldavos, ucranianos y serbios, sin olvidar a los magrebíes. Buenísimas personas, llenas de buena voluntad, hablo en términos generales; pero con los que es dificilísimo entenderse. Así que sobre su eficacia sobran los comentarios.
Apunto una curiosidad: el ciudadano malito acude a su médico de familia que coincide con que está ausente y le reemplaza uno de los nombrados. Después de 10 minutos de no haber manera de aclararse, le preguntas por tu médico y el señor se enfada, respondiendo que ya está él para sustituirle. Al final te vas por donde habías venido y si la cosa no es muy grave vuelves cuando está el titular, y si el problema parece serio a urgencias y allí, bronca porque te crece la barba esperando, o sea que para una prisa las urgencias hospitalarias, no son, salvo excepciones claro.
A la vista de lo descrito y aumentado el problema por la crisis, la Señora Ministra de la cosa, ha encontrado la solución al problema. Por supuesto que dando prioridad a la cosa “crematística”, los euritos ¡todos en el cajón, pero el de hacienda!, que nadie se equivoque; ya tiene planeada la nueva acción en contra del sufrido, pisoteado y muerto de hambre del español que arrastra su miseria como puede que diría Lope de Vega.
Yo no se ustedes, pero vislumbro en breve plazo un decretazo. Otro más.
Dª Trinidad, en “el sumun” de lucidez, es partidaria de establecer “una tasa” que ayude a mantener la sostenibilidad del sistema. A su juicio el copago como medida disuasoria para aquellos que acuden con exceso y sin necesidad al médico, no supondría un beneficio económico.
¿Y si el de la alpargata no va el médico. Como sabe si esta: malito, pocho o para palmarla?.
¡De buten!, que diría un castizo madrileño.
La Jiménez, va ha conseguir que todos, absolutamente todos los españoles, viejos, nuevos y por teléfono, sean médicos.
Lo que estará muy bien. ¿Haber si así aumenta la credibilidad perdida gracias a nuestros “sabuts”?.
El labrador antes de enterarse de lo del tractor o del arado romano, a la facultad de medicina por si un día se pone malito y tiene que ir al médico, para que no le roben la cartera estar seguro que tiene gastroenteritis, pongamos por caso.
El del mono azul, antes de acudir al taller o a la fábrica, a titularse en medicina, para si tose saber si es una amigdalitis, que se arregla con cuatro pastillas, o es una bronquitis crónica, y que el especialista lo remita con urgencia al hospital.
El funcionario, el del comparezco y digo, el tío que hace los puentes, el del palustre, el gasolinero, el ingeniero en lo de hablar y/o hacer coches, todos previamente al Clínico, aprender si te duele el juanete si es por culpa del zapato o por que te lo han pisado a “mala leche”; y no hablemos de los problemas gordos, esos directamente a ver al fabricante de gabardinas de pino (vulgo ataúdes).
El ahorro está super garantizado, y el índice de decesos (muertos, para que no haya dudas) aumentara considerablemente.
La verdad es que 49.200.000 de los llamados antes españoles, cada uno con su problema, son demasiados problemas. Una criba tampoco vendría mal.
Dª Trinidad habrá reducido el gasto en medicamentos, pero lo tendrá que aumentar en cementerios, y con lo caro que está el suelo y la mano de obra, a pesar del paro, habría que hacer un riguroso estudio comparativo para saber de que lado se decantaba el beneficio:
Si usted se ha molestado en ponerse al corriente sobre los temas sanitarios, debe saber que hay necesidad de médicos en éste país de las Autonosuyas.
Nuestros licenciados y doctores, una vez finalizada la carrera y la especialidad, emprenden el camino verde, verde camino (no el de la ermita) el que les conduce a un lugar en el que puedan ejercer con garantías y encima les paguen un salario justo de acuerdo con su rendimiento y conocimientos.
Los mas listos de la clase, los que se han doctorado, o han sacado unos puestos en el escalafón del MIR, de escándalo (sin reconocimiento de Rphael), no se tienen que molestar en buscar un puesto de trabajo, a esos les llueven las ofertas con mas reiteración que el agua que nos ha caído éste invierno, vamos de desbordar el pluviómetro; todas las universidades importantes tanto europeas como americanas sin exceptuar las canadienses que también están prestas con la caña de pescar para ver si pica algún posible genio español.
Por lo tanto ya saben que los grandes cerebros, están tratados como marajas en los grandes centros hospitalarios; y los demás super buscados en los otros centros por su fama de entendidos, preparados y sobre todo currantes.
Nuestros galenos, jóvenes y de la segunda edad, los de la tercera son todos jefes en los grandes Hospitales del mundo, se distribuyen por Portugal, que esta cerquita; Inglaterra, Suecia, Noruega, Dinamarca y Alemania, en la vieja Europa y en Los Estados y Canadá, especialmente en America, aunque a poco que busque seguro que encuentra un médico español, en el lugar mas insospechado y escondido del planeta y encima está mas que bien considerado por sus pacientes.
Nosotros en éste país que se llamaba España, nos conformamos con los nostálgicos que son excelentes profesionales que echan las muelas con el sistema, pero que aguantan el tirón a pesar de la Señora Jiménez, y para eso hace falta una paciencia del Santo Job y mas aguante que San Lorenzo en la parrilla.
La falta de profesionales autóctonos se resuelve con los llegados de fuera que son una autentica Torre de Babel, lingüística, y que con el discutidísimo Plan Bolonia en marcha, no se cuantos pasarían el filtro. Sudamericanos de todos los países y europeos del este, para comprar, vender regalar y poner una tómbola.
Un servidor los conoce: lituanos, letones, búlgaros, rumanos, moldavos, ucranianos y serbios, sin olvidar a los magrebíes. Buenísimas personas, llenas de buena voluntad, hablo en términos generales; pero con los que es dificilísimo entenderse. Así que sobre su eficacia sobran los comentarios.
Apunto una curiosidad: el ciudadano malito acude a su médico de familia que coincide con que está ausente y le reemplaza uno de los nombrados. Después de 10 minutos de no haber manera de aclararse, le preguntas por tu médico y el señor se enfada, respondiendo que ya está él para sustituirle. Al final te vas por donde habías venido y si la cosa no es muy grave vuelves cuando está el titular, y si el problema parece serio a urgencias y allí, bronca porque te crece la barba esperando, o sea que para una prisa las urgencias hospitalarias, no son, salvo excepciones claro.
A la vista de lo descrito y aumentado el problema por la crisis, la Señora Ministra de la cosa, ha encontrado la solución al problema. Por supuesto que dando prioridad a la cosa “crematística”, los euritos ¡todos en el cajón, pero el de hacienda!, que nadie se equivoque; ya tiene planeada la nueva acción en contra del sufrido, pisoteado y muerto de hambre del español que arrastra su miseria como puede que diría Lope de Vega.
Yo no se ustedes, pero vislumbro en breve plazo un decretazo. Otro más.
Dª Trinidad, en “el sumun” de lucidez, es partidaria de establecer “una tasa” que ayude a mantener la sostenibilidad del sistema. A su juicio el copago como medida disuasoria para aquellos que acuden con exceso y sin necesidad al médico, no supondría un beneficio económico.
¿Y si el de la alpargata no va el médico. Como sabe si esta: malito, pocho o para palmarla?.
¡De buten!, que diría un castizo madrileño.
La Jiménez, va ha conseguir que todos, absolutamente todos los españoles, viejos, nuevos y por teléfono, sean médicos.
Lo que estará muy bien. ¿Haber si así aumenta la credibilidad perdida gracias a nuestros “sabuts”?.
El labrador antes de enterarse de lo del tractor o del arado romano, a la facultad de medicina por si un día se pone malito y tiene que ir al médico, para que no le roben la cartera estar seguro que tiene gastroenteritis, pongamos por caso.
El del mono azul, antes de acudir al taller o a la fábrica, a titularse en medicina, para si tose saber si es una amigdalitis, que se arregla con cuatro pastillas, o es una bronquitis crónica, y que el especialista lo remita con urgencia al hospital.
El funcionario, el del comparezco y digo, el tío que hace los puentes, el del palustre, el gasolinero, el ingeniero en lo de hablar y/o hacer coches, todos previamente al Clínico, aprender si te duele el juanete si es por culpa del zapato o por que te lo han pisado a “mala leche”; y no hablemos de los problemas gordos, esos directamente a ver al fabricante de gabardinas de pino (vulgo ataúdes).
El ahorro está super garantizado, y el índice de decesos (muertos, para que no haya dudas) aumentara considerablemente.
La verdad es que 49.200.000 de los llamados antes españoles, cada uno con su problema, son demasiados problemas. Una criba tampoco vendría mal.
Dª Trinidad habrá reducido el gasto en medicamentos, pero lo tendrá que aumentar en cementerios, y con lo caro que está el suelo y la mano de obra, a pesar del paro, habría que hacer un riguroso estudio comparativo para saber de que lado se decantaba el beneficio:
“Con su carrito de muertos y sus caballitos negros, con su cajita de pino y su muertecito dentro, se diga lo que se diga que bonito es un entierro”.
La autora del versito no es Dª Trinidad.
La autora del versito no es Dª Trinidad.
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