AMANDO DE MIGUEL, OTRA “VICTIMA” DEL “ESPAÑA VA BIEN”

Lo que le ocurre al sociólogo más importante que ha tenido el país en los últimos 50 años, no es nada novedoso, al contrario pertenece al “cada día”, y que sufren y padecen, más o menos resignados, miles de familias españolas, sin excepciones, también vascos y catalanes, padecen “el mal”, no en balde son españoles, aunque les “jorobe”. A los que lo conocemos y hemos tenido relación con él, todavía el daño del maestro, nos duele más, a lo peor es pensando en el viejo refrán de: “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”, y llegado a este pensamiento viene la plegaria del paralítico: “¡Virgencita, que me quede como estoy!”. Por lo menos es un consuelo. Amando, vive en la sierra de Madrid, en una casa muy grande que convirtió en biblioteca; “la biblioteca mas completa sobre sociología española que hay en el mundo”, me parece recordar que leí dispone de 13.000 ejemplares. Como verán se trata de una casa poco común, con un contenido no habitual. De Miguel, que es de mi quinta, es otro de la tercera edad que vive de su pensión de jubilación, que le llegaría justo para pasar el mes, si no tuviera que acudir en ayudas externas; porque como él mismo reconoce, sus ahorros están invertidos en los libros que llenan los estantes de su casa. Lo que sucede es que los intelectuales también, casualmente, son padres de familia y como tales comenten las mismas virtudes y errores que el resto de los mortales. Amando, tiene un hijo con casa hipotecada y en el paro, por lo tanto no ha podido cumplir con los pagos de la misma; el capitulo siguiente es como el de Currito Pérez, de la esquina, el banco se ha lanzado a la yugular, para quitarle la casa, y a la vez sobre la de su señor padre, que aparece como avalista, sin tener en cuenta para nada que se trata de una eminencia; eso para los bancarios, no significa nada. Tampoco prestan interés al hecho de la casa, singular, nada común, y menos en el contenido y su valor, para esas gentes, los tomos son libracos que se venden a peso. Esta claro que el abuelo De Miguel, sin más títulos, tiene que ayudar con su pensión a los suyos, aunque se lo tenga que quitar de la boca, como hacen otros miles de abuelos, por ejemplo, desde hace más de un año no enciende la calefacción y se impone otra serie de restricciones, para ayudar a la familia de su hijo. El tema es gravísimo. Tanto el hijo como el padre, pueden verse en la calle, si es que antes alguien no acude en su auxilio. El profesor jubilado está dispuesto a desprenderse de su biblioteca, vendiéndola por bajo de su valor, con tal de salvar el “techo”, de su hijo y el suyo; le gustaría que fuera un comprador único, para que el trabajo de toda su vida, no se quiebre y el día de mañana pueda ser utilizada por otros estudiosos. Ya ven como del España va bien, no se salva ni Cristo redivivo, y eso que no han llegado los de Podemos, luego estaremos tan bien como en Cuba, o a tiros como en Venezuela.