¡OTRA SALADINA!

El TC, al que muchos en éste país ya le han cambiado el nombre por el de “Tribunal Inconstitucional”, que en paz descanse, porque haber después de las dos sentencias favorables a ETA, quien cree en su independencia a la hora de juzgar. Si el paisano Pascual sala, hizo su trabajo a favor de quien le nombró y dio vía libre a los de Bildu, no es de extrañar pues que en ésta ocasión y para no desdecirse haya fallado en la misma línea de la anterior. Certificando el pase a la “democracia” de los etarras marca Sortu, al final todos es lo mismo, solo que con distintos collares. Los componentes del TC, en su mayoría impuestos por los sociatas, han sido consecuentes con sus patronos y han votado conforme a lo estipulado en su día, por los que sustentaban el poder. Para esos ciudadanos/as, no importan las leyes, que se interpretan según convenga al que paga, a ellos naturalmente. Hay un enfermo, por lo que la votación ha sido de 6 a 5 y para ello, a uno de los de la cuerda le ha entrado la vergüenza “torera” y ha votado en contra de ETA. Sin embargo al juez Sala, no le ha temblado el pulso, Zapatero dixit, y a firmar. La sentencia es marca de la casa e invención del maestro, por eso he titulado la “Saladina” y ésta bien dicho porque se pone nombre a “una faena” hecha por el “maestro” dentro del “ruedo ibérico”. Supongo que los interesados en el asunto tanto los pro etarras como los sociatas de Patxi López, le convidaran a unas vacaciones pagadas, al estilo del señor Divar, en San Sebastian, donde son dueños y señores y campan por sus respetos y cobran de los españoles. El tribunal que se dedica a dar puntapiés en las espinillas del Supremo, le ha dejado a éste un “marrón” de difícil digestión: ¿Qué hacen con Otegui?. El presentador de Sortu, fue el condenado y encarcelado por ser simpatizante y encubridor de ETA. Si resulta que los de Sortu, los que siguen a Otegui, son unos chicos super demócratas, ¿Cómo se puede tener al jefe entre rejas?. Esta visto que los antiguos no entendemos de la moderna política y menos de la democracia made in Spain del siglo XXI.