EN SER NEGRE BUTIFARRA (Siendo negro, morcilla)

Es un antiguo proverbio valenciano que sirve para afirmar lo que se ve a simple vista, se trata de reivindicar, lo que hasta un ciego ve. Las cosas en ocasiones son tan evidentes que lo aprecia todo el mundo, menos los que debería percatarse de ello. De igual modo que cuando se trata de temas semejantes se les corta por el mismo patrón, aunque no tengan nada en común. Llama poderosamente la atención a los valencianos que uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, construido a propósito de la Copa de America de vela, este sin uso y con peligro de deterioro, expuesto además al vandalismo y al robo. El Veles y Vents, costo la insignificante cantidad de 35 millones de euros, por su arquitectura totalmente vanguardista y su situación en la entrada del puerto viejo, es uno de los escaparates novedosos de la ciudad; algo que hay que enseñar a los amigos forasteros cuando visitan la capital del Turia. La Valencia de hoy no es la del Paleontológico, San Pio V, que Dios quiera no se hunda por falta de atención y mantenimiento, el Palacio de Dos Aguas, la Catedral, la Basílica de la Virgen de los Desamparados y pare usted de contar. Valencia, ofrece muchas cosas a los turistas; especialmente conocida es la Ciudad de las Artes y Las Ciencias, El Palacio de la Música, Nuevos museos y teatros, la oferta cultural es grande. Pero la tradición de vivir de espaldas al mar, parece que nos persigue. Poco se habla de las Atarazanas y salvo la explosión de la Copa de America, que transformó el viejo puerto en un modernísimo náutico para yates de los grandes, parece que vuelve a languidecer. Mas ahora que la formula uno, con el circuito urbano más espectacular, desaparece por falta de presupuesto. El Velas y Vets, desafía a los que llegan por el mar, por su imponente presencia, pero con sus tiendas y restaurantes que fueron famosos cerrados. Su único uso es el alquiler pare eventos especiales. Hay que preguntarse, y mientras estos llegan, o con ellos en marcha: ¿no pueden permanecer abiertas sus tiendas y restaurantes?. Le daría vida y generaría negocio. Los guías de turismo que lo enseñan desde lejos, podrían mostrarlo cercano y utilizar sus instalaciones comerciales, igualmente los que llegan a bordo de los grandes cruceros, para los que ese extraño edificio es algo que debe quedar en el recuerdo de sus cámaras de fotos. La evidencia es tan grande que en “ser negre butifarra”.