ESTOS TORPES, ERRE QUE ERRE

Les conté que en un ataque de decencia, me vi en la necesidad de denunciar, lo mal que funciona la sanidad privada y que en la Comunidad valenciana, se ha pasado de una sanidad pública muy buena, con defectos como es lógico, a una privada que es una autentica “castaña”, en la que consideran al paciente como un número, o mejor, como un ganado de corderos, dirigidos por el perro pastor, al que azuzan según su conveniencia. Recibí una llamada al móvil, en el que una señorita, en tono de “ordeno y mando” me citaba para el jueves a las 12 de la mañana, para una entrevista con el coordinador del centro de salud, con respecto a mi “queja”. Vayamos por partes, no saben leer, en la hoja de reclamaciones que me facilitaron, dije bien claro, que no “solicitaba nada”, que me limitaba a denunciar hechos comprobados. Las personas “estas”, no se han enterado del detalle, escrito y bien claro. En segundo lugar, el llamado coordinador, debe ser un hombre muy ocupado, por decencia, cortesía, o igualdad, debe aplicar el mismo criterio a sus citas, y pensar que los demás, pueden estar tan comprometidos como él. Estos vienen de la época del “del jaco” de la que se han quedado solo con lo malo. En un artículo anterior, donde de “coña” les hablaba de las “maravillas de la sanidad privada”, les decía que olían a dictadorzuelos, ahora les subo el listón, el tufo es claro de tirano. Se creen que no sabemos donde está el “enjuague”. Los políticos les conceden a los “amigos” la sanidad para que la gestionen supuestamente mejor que la pública y que no produzca pérdidas. Cuando el “tema es otro”, al final del ejercicio, dan balance negativo y encima les paga la administración las pérdidas. Negocio redondo para los amigos. Los perjudicados como siempre los usuarios, que han pasado de un servicio aceptable a otro malísimo. Ayer me comentaba la señora que me alquila el parking, que su marido falleció este invierno como consecuencia de una pulmonía mal curada. Eso, antes, rara vez pasaba.