Hacia tiempo que no tenía la oportunidad de hablar con él y de pronto suena el teléfono móvil y al otro lado estaba mi personaje.
Ya es “una carroza”, pero ha pesar de los años va por la cuarta mujer, continua usando ropa de la mejor y corbatas impresionantes, no digamos que está montado en el “dólar”, pero tiene “pavos” para no pasar apuros; “lo de vestir a la última, me lo contó otro de los de la cuadrilla, puesto que entre ellos si existe una relación frecuente.
Somos más o menos de la misma edad, el es un poco mas joven, pero debería de estar cortando el cupón. Me cuentan que sigue machacando al personal de su despacho todos los días y asiste con puntualidad, como hizo siempre a las reuniones de los mil organismos y sociedades de los que forma parte. Es decir mantiene viva la relación con los políticos de turno, en cuyas mesas comparte viandas y mantel frecuentemente.
El motivo de su llamada era reñirme porque cuando decidió venir a verme, yo no estaba en Andalucía, y esas cosas a los “importantes” no se les hacen. De nada ha servido que le recuerde que la Compañía Telefónica Nacional de España, tiene un magnifico servicio a disposición de los usuarios. No importa, para los personajes, los “artistas” (ser periodista para ellos es ser artista y por lo tanto bohemio) debemos de estar “in situ” para cuando se nos requiera. No son validas las explicaciones y mucho menos el hecho de ser libre y poderte mover a tus anchas.
En fin, son las “cosas” de los “que pintan” en la sociedad en que vivimos.
La conversación ha sido “cortita”, más o menos una horita; tengan presente que hace muchos años que no nos vemos y hay que ponerse al corriente, comenzando por citar a los amigos comunes que ya no están, más los que están, pero de tan “jodidos” es como si no estuvieran, y los otros los que como él, o como yo, quedamos dando guerra.
La diferencia entre mi amigo y un servidor, es que el que escribe pertenece al honroso grupo de los “ex, en éste caso importantes”; mientras que el comunicante, sigue en la élite de los “muy importantes”.
Tras el repaso a los viejos compañeros, después de escuchar la reprimenda por la ausencia, bajo su punto de vista injustificada; hemos repasado a los de la “casta” entre los que tenemos más de un conocido, y él dice que algunos amigos (amigos entre los de “la casta”, según mi modesta opinión, no existen. Solo interesados y hasta que les seas útil). La ventaja que tienen los que se “mezclan” es que da gusto con que soltura, se ponen a “caldo”, y como cabía suponer en “el repaso”, el calificativo mas suave ha sido el de “burros”, sin olvidar el de cínicos y embusteros.
En fin, nada que no se sepa y que pueda llamar la atención, solo que, enganchándose por la edad, al hablar, él es de los bienaventurados que los “pone a parir”, sin inmutarse y en “directo”, cosa que se nos niega a la mayoría.
Llamadas como ésta una vez, cada quince días, descargan de adrenalina.
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