EL DESMADRE, SE DESMADRA.

Vivimos en un “totum revolutum” que nadir cuestiona. Si no fuera porque por su culpa, cada día que pasa los españoles somos más pobres; como se dice en Andalucía: “nadie echaría cuenta”; pero está claro que el ser más pobre tiene unas repercusiones sociales en ese país que antes se llamaba España y del que dentro de “nada”, no quedará ni rastro del mismo, al ritmo que van las cosas; es como el cambio climático, a lo bestia y a corto plazo. La crisis está trayendo al mundo y en especial a la vieja Europa, que jamás será una unión de estados, más bien lo contario, “la mayor desunión de países que a su vez, no se pueden ver entre los propios ciudadanos que los habitan; como queda constancia, todos los días y de lo que dan prueba los medios de comunicación de los mismos, que tampoco están por la labor de “unir” al contario, lo que vende es la desunión y el “follón”. Las buenas noticias no son “negocio”; la moda, la dan las “crónicas sociales”, en las que se destrozan cada programa, los que participan en los mismos, con gran complacencia de la audiencia. Es lo más, superado el periodismo amarillista, que se ha quedado totalmente anticuado. Mientras la “burrera” colectiva de algunos les lleva a la destrucción propia, al harakiri económico y social y al empobrecimiento del terruño, casos prácticos los que estamos sufriendo, con los movimientos independentistas y separatistas, en el Reino Unido, con Escocia, que nunca fue Inglaterra, a través de los siglos; y en España con Cataluña, que siempre fue España y con Las vascongadas, origen del reino de España. Incongruencia superlativa y contrasentido al margen. Las vacas flacas obligan a los menos “asnos”, a los que anules queda algo de sentido común, a replantearse las cosas; el gasto de la desunión es insoportable para muchos estados; y la “necesidad” obliga a muchas cosas que hace pocas fechas, serían impensables. Aquí en la Hispania eterna, catalanes y vascos, quieren irse sin pensar en que su acción los arruinaría totalmente y tardarían muchísimos años envolver ha ser sombra del pasado. Allá, de Pirineos para arriba, las aspiraciones de las gentes , no se limitan a miraras exclusivamente el ombligo, o quizás por eso, nunca se termina de saber donde comienza el bien común y donde termina el interés del individuo, o viceversa. Ya están en la solución al tema que pasa inexorablemente por la supresión de muchos políticos en activo y la simplificación de las administraciones, por el procedimiento de agruparlas; en contra de la teoría, imperante el la piel de toro que consiste en diversificar más y más y multiplicar las autonosuyas, cada una con mas poder y más independencia. Francia con el catalán, como primer ministro y la andaluza como alcaldesa de la capital, ya están planteándose reducir las provincias de Francia. Italia, con el “chaval” que manda a la cabeza, ya han decidido centralizar la administración y que desaparezcan, las regionales y provinciales, quedando reducido al gobierno central común y los ayuntamientos. Al desmadre que nos invadió hay que cortarlo de raíz, si no queremos quedarnos los últimos de la fila.