Algunos de ustedes recordaran que como consecuencia del “apretón” que me propinó, uno de los compañeros del cafelito y en contra de mis principios a todas luces monárquicos, me atreví a dar mi opinión sobre el tema de Palma y la posible participación en el mismo del duque.
Recuerdo que mencioné el refrán valenciano, que traducido dice: “el que no ha tenido bragas, las costuras le hacen llegas”, que le iba como anillo al dedo, a mi punto de vista, también me viene a la cabeza que titule “El tonto necesario”.
Esta vez, no me han dicho los “viejos” con sonrisa de satisfacción que el juez, tiene cogido en el cepo lobero, por los “cataplines” al marido de la infanta. Lo peor es que no hacen comentarios y como un par de ellos son de los que aseguran que Lenin, era de derechas, la carencia de argumentos “mortificantes” es porque no tienen claro que Urdangarin, haya cometido solo, los desmanes en los que presuntamente se le involucra.
He ojeado, lo publicado sobre sus declaraciones, hasta la amenaza del juez, con provocar un careo con su socio el profesor Torres.
¿También hay indeseables en la docencia?. Hay que reconocer que en todas partes “cuecen habas” y el oficio de “desasnador”, no es el mejor para “forrarse”, salvo que se den casos especiales, como el que mencionamos.
Continuando con el pensamiento. Escribí que dadas las circunstancias Urdangarin, no era el mentor de las acciones para “forrarse” y menos de forma tan descarada; pensaba y así lo dije, que era el tonto necesario del que se aprovechan los demás, a causa de la situación privilegiada en la que vive.
¿Cuál es entonces la culpa que hay que imputarle?. La mencionada “de tonto necesario”, por prestarse a “poner la cara” para que otros hagan el trabajo, sucio o limpio, que da lo mismo y recibir por influencia del mana un “pastizal”.
No vale pues decir, yo soy el bueno de la “peli” y lo que hagan los otros, no es mi responsabilidad. Se es responsable en la medida que compete a la responsabilidad aplicable al tonto necesario, también conocido en el campo de los negocios como “hombre paja”. ¿Existe diferencia entre las nominaciones?. La hay entre la forma de nombrar como en la de actuar. El hombre paja es consciente de lo que se está haciendo y aparece “como cabeza de cartel”. El “tonto necesario”, solamente presta su “imagen” y puede desconocer el fondo de los temas.
El caso del duque, está claro que es éste último. Los advenedizos, al parecer encabezados por el Profesor Torres, quisieron lucrarse utilizando para ello el nombre y la posición del ex alumno Iñaqui Urdangarin. Además lo hicieron de manera “chapucera”. También ellos se creyeron intocables y se equivocaron. Podrían haber actuado de otra manera, sin necesidad de recurrir a las instancias de la administración y la lo mejor, para ellos, todavía seguían actuando. Como en el caso del “crimen”, sus ansias por medrar amparándose en el personaje, les llevaron ha ser perseguidos y denunciados.
Basta solo saber con la entereza y seguridad con que el imputado y condenado en el juicio paralelo de la opinión pública, se ha desenvuelto ante su Señoría, para apartar cualquier duda si es que la había.
El argumentarlo del compareciente, está claro: “¿ A mí que me cuentan. Yo nada tengo que ver con esos señores de los que me separé. Que culpa tengo si han continuado utilizando mi nombre?”.
No se hasta que punto, al juez le influirán las presiones mediáticas y el “veredicto” de una parte de la calle, que tampoco es libre y también se muestra de acuerdo a los intereses partidistas. ¿No me negaran que la “cuestión”, es un “caramelo” para usar en contra de la Monarquía?. Los de siempre, ya se han movido para ahondar más en la llaga.
En el supuesto que el juez decida que hay causa, como si se inclina por la contraria, tendremos “fiesta” anti monárquica. Les recuerdo aquello de: “Haces ciento y no haces una, no has hecho ninguna”.
Como en todas las cosas de los humanos, no cuentan los razonamientos, solo valen los intereses del momento y en ese, como en los restantes asuntos pendientes, ya saben quienes han dicho que no renuncian a la calle, una clarísima declaración de intenciones. Como tampoco cabe duda de cual es su “simpatía” por la corona.
El duque ha caído como un “pardillo”, al creerse superior y ahora lo está pagando con lágrimas, no solo él, también su familia, que nada debe, pero que sale manchada de ésta charca.
Todo por no darse cuenta que era usado como “el tonto necesario”.
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