Desde siempre los profesionales de “juntar palabras” hemos querido mejorar; cosa por una parte humana y por otra exigible a todo aquel que dentro de su trabajo siente inquietudes y al que hay que pedirle que mejore.
La diferencia del pasado con el presente es muy grande. Antes estudiabas y las aspiraciones de los que terminaban eran claras ingresar en uno de los diarios de primera fila, o pasar por las dos cadenas de radio que se repartían la mayoría de la audiencia: la SER o Radio Nacional; lo de la COPE y la REM, se estaba gestando, la gente se preguntaba sobre el cuadrito; ¿Qué es eso de la tele?, que estaba recién nacida y la veían el Ministro y tres amigos, eran los únicos que tenía televisores y antena.
Por lo tanto las aspiraciones de “mejora” eran dentro del medio donde se trabajaba. No existían los cambios de uno a otro y menos con cheques de “marear” de por medio.
Lo de los “fichajes” a los profesionales es posterior y lo de la “la pasta a gogo”. Totalmente novedoso.
Tengan los jóvenes en cuenta que, por ejemplo, televisiones solo había una: TVE, con dos canales, el segundo de los cuales no se veía en la totalidad del territorio nacional (con perdón). En éste país, sin el banquero “rojo” declarado como tal y sin la problemática del desaguisado en el que cayeron las Cajas, cuando fueron manejadas por los políticos, porque hasta entonces, si disponían de pasivo, es decir el dinero de los ahorros de los viejos, estaba en la caja a buen recaudo, la libretitas de toda la vida, no corrían ningún peligro. Las cosas siendo el país más pobre, eran más seguras, ¿qué curioso verdad?.
Ahora, en la profesión de “contador de cosas”, hay figuras como en el fútbol; existen los Ronaldo y los Messi; los Mouriño y Los Guardiola.
La Primera “casa” de la nación, el palacio de la Zarzuela, hasta ahora el sumun de la discreción, necesita después de los últimos equívocos, renovar y modernizar su imagen. Tras el trato que se está dando al supuesto caso Urdangarin, dicen que el Rey , ha puesto el grito en el cielo.
Uno de los grupos mediáticos más fuertes y considerado monárquico, Vocento, ha ofrecido a una de sus estrellas a la Zarzuela. Gustosamente cedería a Esposito, como nuevo jefe de comunicación de la “casa”.
Pero los movimientos en el sector de la información, son como una bola de billar sobre el tapete verde de una partida a tres bandas.
La movida de “muchos kilos” está en las televisiones, de una hemos pasado a perder el número de las que oficial, extraoficial y delictivamente emiten todos los días en éste país.
Televisiones públicas, privadas y de amiguetes, son demasiadas para el pobre reparto de la tarta publicitaria de la que supuestamente todas ellas viven. Con esto pasa como con los políticos, en el primer caso la vaca no da para tantos y en el segundo la tarta no alcanza para todos.
Con las públicas, el problema lo tienen sus empleados; ¿ya veremos en quedan las plantillas?. ¡Paro habemus, segurísimo!.
¿Qué sucede con las privadas?. Sencillamente son ¡anti rentables!.
Pero con los duros particulares, no hay bromas. Primero fueron los canales de pago por visión, las que en contra de la ley se fusionaron, ¿recuerdan?, Canal Plus y Canal digital. Ahora, les ha llegado el turno a las normales; el primero en mover ficha fue Berlusconi que se hizo con la Cuatro; hoy mismo se nos confirma que el principio de acuerdo que existía antes del verano entre Antena 3 y la Sexta, se cerrara con la rubrica de la fusión en días; con lo que el pastel de lo televisivo se quedará reducido a dos grandes grupos: Telecinco-La Cuatro, y Antena 3-La Sexta. Dicen sus directivos que cada canal, mantendrá su propia personalidad y estilo. Como discurso muy bonito, el pero está en que no se lo cree nadie, por razones de principio, la fundamental “del que paga”, que es el que manda. Así que el cambio en la línea editorial de dos de ellas está cantado.
En el río revuelto de “los medios” (como a los cursis les gusta decir ahora), aparece Iván Cháves, el hijísimo del vicepresidente tercero del gobierno de ZP, y diputado por Cadiz, ex del “cortijo” de Andalucía, a quien en su lucha con el Confidencial, le ha salido el tiro por la culata; los de los papeles lo cogieron con las manos en la masa y la criatura no puede soltarse. ¡Vaya por Dios!.Para algunos, lo del hijo de papa, es peor que los trajes.
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