A los jóvenes les sonará a “chino”, pero las consecuencias de la “novedad” del gobierno de Portugal, los “cabrea”, como al resto de los visitantes al país hermano.
Unos iban por motivos de trabajo; otros por placer, una comidita en cualquiera de los muy buenos restaurantes que hay en el Algarve, eran motivo más que suficiente para coger el coche; a otros les llevaba la inercia, especialmente a los de las poblaciones limítrofes; les seguían los que pasar al país vecino y no comprar, las clásicas toallas o las sabanas, era como no haber estado en Portugal, había que hacer justicia, al sobrenombre de Vila Real de Santo Antonio “Paraíso das compras”; por último los turistas y en éste capitulo incluyo a los que con destino en Andalucía, usaban el aeropuerto de Faro. A éstos ya no les va ha resultar tan rentable, tenerlo como destino.
Todo éste paquete de “llevar gente” a Portugal, se ha rebajado en cantidad considerable y solo ha sido el principio de la merma, que con mayor o menor cuantía, se producirá irremediablemente por culpa del nuevo impuesto de circulación, que dicho sea de paso, no es barato: 8 céntimos de euro/kilómetro.
Vayamos por partes, la postura no es nueva, ya en los años del general, cuando aquí, no pagaba impuestos casi nadie, se tenían que hacer nuevas carreteras porque las que habían eran las que hizo otro dictador el general (que casualidad) Primo de Rivera.
Los del antiguo Régimen, vieron que una de las formulas de modernizar las rutas del país, sin sacar dinero de las arcas públicas, era por concesiones. Se recurrió al dinero privado y se les compensó con el cobro del peaje, que vergonzosamente todavía existe.
El actual gobierno del otro lado del Guadiana, ha hecho lo mismo (copiar la formula para recaudar más), pero como casi siempre que se copia: ¡mal!.
Al enfado generalizado de los habitantes transfronterizos, a los que se les pone más cuesta arriba cruzar la frontera; se les crea un problemón, por el sistema complicadísimo para el correcto funcionamiento de la tasa. Los mal intencionados, o los suspicaces, dicen que está hecho adrede, porque la “dificultad” llena la “bolsa”.
Lo cierto es que en el puesto de información del puente internacional, éste pasado puente, ha habido cola para preguntar como es el funcionamiento, que no se asemeja en nada el clásico de las auto pistas españolas, en las que todo son facilidades con tal de cobrar: Aquí, hay uno bonos de 10 €, de caducidad reducida, validez 3 días; un aparato que es necesario que cuesta 30 €, abrir una cuenta en un banco determinado, por supuesto que portugués, al que mandaran las facturas de los recorridos. Todo ello controlado por un derroche de cámaras.
El “nervioso de turno” ya lo ha simplificado: “el tío que manda en Portugal, no quiere que vaya nadie. Le debe gustar ser pobre y hacer mas pobres a los paisanos”.
Sea como sea, no es manera de reducir el déficit del país, empobreciendo a los nacionales y poniéndoles pegas a los visitantes.
Tengo un amigo empresario en Vila Real y otro con un sensacional Restaurante en Altura, ambos han coincidido que desde que se habló del nuevo impuesto habían bajado las recaudaciones más de un 30%. Cualquier día de éstos les llamaré para preguntarles como les “ha sentado” la puesta en practica de la medida. Espero que se lo tomen a bien, y no me maldigan.
Se habla que hasta el cura Chamizo, defensor de los intereses del pueblo andaluz, ha tomado cartas en el asunto y le ha mostrado la molestia de los empresarios de éste lado del río, a su colega del otro lado.
Me recuerda una sevillana de Pareja Obregón, el grande: “….cartas vienen, cartas van….”; solo que en lugar de Londres a Madrid, ahora de Sevilla a Faro. ¿Servirán para algo, tengo mis dudas?. Los resultados es lo que habrá que lamentar, más empresas quebradas y mas gente al paro, ¿así se soluciona los problemas de la crisis, señores políticos?.
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