Éste año más que nunca pongo mi corazón, mi voluntad y mi deseo, en la felicitación de las fiestas de Navidad.
Da pena pensar en los datos que nos ofrecen los organismos oficiales sobre la situación del país y las consecuencias que repercuten en las familias y las personas.
Me recuerda un eslogan publicitario del entonces Ministerio de Agricultura, ante la plaga de incendios forestales, decía así: “cuando un monte se quema, algo suyo se quema”. La picaresca del pueblo le añadió dos palabras al final: “señor conde”.
Con ello se dejaba claro que el sentido del humor de los españoles prevalece y salta por encima de las catástrofes, por grandes, graves y dolorosas que éstas sean.
Por ahí la risa velada circula en día de hoy, por los baretos y los lugares de reunión de las buenas gentes, pero éste año no es un 24 de Diciembre de los que podríamos catalogar como “normal”; es de los que duele, en la carne propia, como en las conciencias ajenas; hay algo en el ambiente que lo hace además de triste, enrarecido, y hasta las bromas propias del día, e inclusive la felicitación, suena de otra manera, parece que esta hueca, que le falta algo.
El españolito de “pro”, que padece lo que está aconteciendo en primera persona, no puede olvidar las más de 18.600 empresas que están en el juzgado solicitando la suspensión de pagos; a la vez sabe que son mas de 2000 personas diarias las que todos los días se quedan y que sobrepasan los cinco millones sin trabajo, de ellos ya hay mas de dos millones de pobres absolutos, es decir que en toda la familia, ninguno de sus miembros percibe un solo “pavo”; están en ese termino horrible que significa la indigencia, que hay más de 16.000 desahucios que el porcentaje de parados, varia según que autonosuya, en alguna de ellas está por encima del 30% y la media del país está remontando el 23%, que el 45% de la mano de obra joven, no encuentra un puesto de trabajo, ni con recomendación del “obispo” (por aquello de la influencia humana y divina); el subempleo, los que prestan servicios por bajo de su categoría y cualificación profesional, esta en el 39%, cuando la comparativa con el peor de los países de la zona euro está en el 19%.
Que el Banco de Alimentos, Cáritas y el resto de organizaciones que ayudan a los necesitados, se encuentran al límite de sus posibilidades y para terminarlo de estropear, los responsables de los centros, nos dicen que el perfil de las personas que acuden en busca de ayuda, a pasado (de las que entendíamos como pobres) a las que “antes” se encuadraban como de la clase media.
Todo esto que es del dominio público, influyen: consciente e inconscientemente, en el seno de la sociedad, por ello las felicitaciones suenan diferentes.
Por mi parte les deseo en éstos días, en los que parece que somos un poco mejores, que el Niño Dios traiga, bajo del brazo pan y paz para todos.
Feliz Navidad y prospero año 2.012, para todos, hasta para los que no me quieren bien.
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