Me he leído detenidamente lo que los compañeros cuentan, sobre los sucesos que han tenido lugar en Ecuador, y huelen a “chamusquina”. O lo que es lo mismo que no esta nada claro, ni la causa, ni el porque y mucho menos, lo que más hay que lamentar los muertos y los heridos.
Señor Correa, usted podrá decir lo que quiera y asegurar que será implacable con los que denomina “golpistas”. Pero lo primero que tiene que hacer es convencer al resto de los países, del mundo, de que no hay “gato encerrado” y que efectivamente lo que ha sucedido con la policía y el ejército de su país que terminó, con muertos, está justificado y las pruebas son………..
Solo usted dice que la policía de Ecuador pretendía atentar contra su persona. Desde la distancia le garantizo que no existe ningún antecedente que nos lleve a pensar que efectivamente usted tiene la razón. Tampoco decimos que esté falseando la verdad, sencillamente le comunicamos que el tema no está, ni medio claro y por lo tanto es el Presidente Ecuatoriano, precisamente usted, quien debe convencer a la audiencia internacional, que no se trata de una maniobra, encaminada a cortar las libertades de su pueblo.
Sus actos, a partir de ahora mismo, nos descifraran el crucigrama, que por ahora no tiene ni solución, ni comprensión.
Ya puede usted decir al personal que los policías estaban dispuestos a terminar con su vida, cuando resulta que estaba usted en sus manos y es ahora el que lo cuenta.
Como diría el Dr. Iglesias si viviera: “raro, raro, raro”. Si las cosas han sido como usted las cuenta, en éstos momentos, el que estaria criando “margaritas” sería usted, y los policías o el general de turno de su ejercito que hubiera repelido el levantamiento, nos contaría la defunción del Presidente y como es habitual, engordada la noticia con las virtudes que adornaban al desaparecido. Pero curiosamente la cosa no se ciñe al guión, es el que sufre el atentado el que cuenta y acusa, la cosa es difícil de creer. Más bien lo que piensa el ciudadano es que se pretende imponer un estado dictatorial, apoyándose en que han querido atentar contra el mandatario de la Nación.
Todo huele a pérdida de libertades para los habitantes de Ecuador y la implantación, por su parte de una “democracia vigilada”, del estilo de la de Nicaragua, Bolivia, y las más ejemplares, del bolivarismo de Chávez, o la dictablanda de los Castro. Cualquiera de ellas lejos de lo que en el primer mundo se entiende por democracia.
Sirva éste escrito para hacerle llegar el mal sabor de boca que tienen los ciudadanos libres que vigilan atentamente sus actos, y desean lo mejor y máxima tolerancia para los ecuatorianos.
Señor Correa, usted podrá decir lo que quiera y asegurar que será implacable con los que denomina “golpistas”. Pero lo primero que tiene que hacer es convencer al resto de los países, del mundo, de que no hay “gato encerrado” y que efectivamente lo que ha sucedido con la policía y el ejército de su país que terminó, con muertos, está justificado y las pruebas son………..
Solo usted dice que la policía de Ecuador pretendía atentar contra su persona. Desde la distancia le garantizo que no existe ningún antecedente que nos lleve a pensar que efectivamente usted tiene la razón. Tampoco decimos que esté falseando la verdad, sencillamente le comunicamos que el tema no está, ni medio claro y por lo tanto es el Presidente Ecuatoriano, precisamente usted, quien debe convencer a la audiencia internacional, que no se trata de una maniobra, encaminada a cortar las libertades de su pueblo.
Sus actos, a partir de ahora mismo, nos descifraran el crucigrama, que por ahora no tiene ni solución, ni comprensión.
Ya puede usted decir al personal que los policías estaban dispuestos a terminar con su vida, cuando resulta que estaba usted en sus manos y es ahora el que lo cuenta.
Como diría el Dr. Iglesias si viviera: “raro, raro, raro”. Si las cosas han sido como usted las cuenta, en éstos momentos, el que estaria criando “margaritas” sería usted, y los policías o el general de turno de su ejercito que hubiera repelido el levantamiento, nos contaría la defunción del Presidente y como es habitual, engordada la noticia con las virtudes que adornaban al desaparecido. Pero curiosamente la cosa no se ciñe al guión, es el que sufre el atentado el que cuenta y acusa, la cosa es difícil de creer. Más bien lo que piensa el ciudadano es que se pretende imponer un estado dictatorial, apoyándose en que han querido atentar contra el mandatario de la Nación.
Todo huele a pérdida de libertades para los habitantes de Ecuador y la implantación, por su parte de una “democracia vigilada”, del estilo de la de Nicaragua, Bolivia, y las más ejemplares, del bolivarismo de Chávez, o la dictablanda de los Castro. Cualquiera de ellas lejos de lo que en el primer mundo se entiende por democracia.
Sirva éste escrito para hacerle llegar el mal sabor de boca que tienen los ciudadanos libres que vigilan atentamente sus actos, y desean lo mejor y máxima tolerancia para los ecuatorianos.
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