Por fin se puede hablar de algo bueno. ¡No me lo puedo creer!.
Pues créaselo porque es verdad.
Para empezar felicitar a los personajes que han causado sensación, envidia y admiración en el mundo y son españoles, con perdón.
De menos a más diremos que Shakira, que esta totalmente enraizada entre nosotros y reside en la Ciudad Condal, hace de Barcelona, “su” capital. La colombiana rodeada de méritos por todas partes y complacida por su pareja Gerard Piqué, se ha permitido cortar el tráfico en la ciudad donde reside, no para que la admiren, simplemente para grabar un videoclip.¡Y no pasa nada…!.
Amancio Ortega, el coruñés más famoso, continúa con sus éxitos, según la revista Forbes, que de eso de los dineros es la que más sabe, ha colocado en el quinto lugar del ranking mundial de millonarios al fundador de Indatex. El dueño de la marca Zara, repartida con mucha aceptación por todo el mundo, ha pasado del séptimo, al mencionado quinto lugar, por haber ampliado sus beneficios el año pasado en más de 6.500 millones.
Como pueden comprobar, en el país de los despropósitos y la ruina ambulante, hay alguien a quien le van bien las cosas. El otro gallego, debería recurrir a su tocayo para que le de clases aceleradas de cómo manejar una empresa, sin perdidas y con muchos beneficios a pesar de la crisis.
El que aparece a continuación en la terna, de éste cartel de lujo, me toca de cerca, no porque tengamos “ negocios” juntos, ¡que mas quisiera yo!; pero si hay otras cosas que nos unen, por ejemplo la amistad de sus progenitores con los míos; el cariño que me dispensaba su padre, para mí: el tío Paco Roig; y las enseñanzas recibidas, somos producto “made in” los jesuitas, los de entonces que no se parecen en nada a los de ahora y que me perdonen la forma directa de señalar de mis “curatas” entre los que tengo condiscípulos y amigos.
Juan Roig, el Presidente y dueño de Mercadona, ha ganado en el nefasto 2.011 un 19% más que el año precedente, con la cruz de la crisis a cuestas y a pesar de todos los pronósticos negativos por los que atraviesa el país.
El “chiquet” era listo entonces, por lo tanto no tiene que sorprender a nadie que sea un number one. Con unos beneficios netos después de impuestos de 474 millones de “pavos”.
Juan, se ha mostrado satisfecho con lo que ha calificado como la mejor campaña desde que se fundo la “compañía”, cuya primera tienda fue en el pueblito valenciano de Tabernes Blanques, si mi memoria no me es infiel.
En su discurso, ha invitado a trabajar como los chinos de los pequeños comercios para vivir en ¿España?. La frase que hay que interpretar como invitación a la constancia en el trabajo y al tesón, ha causado un gran revuelo entre los envidiosos que han saltado rápidamente a la “yugular” del empresario para ponerlo “verde” y acusarlo de incivil y tirano. Por ello, Juan Roig, tiene otro motivo para estar contento, solo tiene que recordar a Cervantes y el Quijote: “Sancho, ladran, luego cabalgamos”. Mas gráfico imposible y no necesita de “nota” explicativa.
Entre las muchas cosas que le honran está reconocer sus orígenes y el esfuerzo de sus padres, que de la nada crearon las bases de lo que es la fortuna familiar, de los tres varones y la hembra. Recordando que sus padres comenzaron siendo “porqueros”.
Parece que la creación el año pasado de 6.500 nuevos puestos de trabajo (Señor Rajoy, haber si aprende), no son suficientes y el amigo Roig, esta sondeando el País Vasco (si le dejan los de las cooperativas de Mondragón), como posible nuevo lugar de expansión en el país de las Autonosuyas.
El inquieto e incansable empresario, también busca la salida al campo internacional, se dice que está investigando la posibilidad de establecer Mercadona en la Península italiana.
Mi más cordial felicitación a Juan Roig, siempre merecida, pero actualmente y con la que está cayendo, la considero obra de gigantes.
Esa creación de puestos de trabajo, es consecuencia de una genialidad y de una valentía que deja con la boca abierta e invita a que otros la imiten.
Unos cuantos Roig y otros tantos Ortega y solucionado el problema.
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