Ésta página, nació para dar respuesta a una serie de buenos amigos que aseguran que se lo pasan bien con las cosas que escribo. Del “cuadrito” no hablo, aunque no desentonaría, entre lo que sale hoy; con toda modestia ¡garantizado!. Los nuevos, no me han enseñado nada.

Dije en su momento que no sabía si su interés estaba basado en el deseo, o en la caridad. A todos gusta que nos alaben, y a las seguidores de los productores de aucas, continuadores de los trovadores medievales y remontándonos antes a los mala milk de los bufones, muchísimo más. Si quiere que un comunicador le guarde eterna simpatía, cuando se lo cruce, dígale: “muy bueno lo tuyo”, se pondrá mas “lindo” que un pavo real en plena exhibición. Usted posiblemente no sepa el porqué; él, a lo peor tampoco, pero en su fuero interno ha sentido un “gustirrinin” muy especial. Ese día se sentirá el dueño del corral (la redacción).
La segunda causa, es la caridad. Quizás pensaron:”vamos a darle un poco de jabón a éste que ya está mayor”. Tratándose de compañeros de estudios, de oficio y artistas, es más que probable. Tan lejos como que ésta misma mañana, me lo recordaba, con rin, tin,tin, Teresa, de mi Editorial.

Mi sorpresa ha sido descubrir que son más de los que pensaba. “El contador, no engaña”. Y que antiguos amigos de otros países, se han acordado del compañero Toni, e inclusive, muchos nuevos profesionales han sentido curiosidad, por ver como lo hacían (dicho con toda humildad), las vacas sagradas del periodismo del siglo pasado.
La verdad es que con mis articulitos de vez en cuando iba matando la afición. Ahora me debo preocupar con que el Blog, tenga vida. Así que entre la página y escribir libros, ¡estoy ocupadísimo!.
Para que la página sea mas viva y resulte mucho más apetecible para el lector, les incluiré trabajos de otros compañeros que hablan y trabajan en nuestro idioma desde diferentes partes del mundo. Me gustaría que el blog fuera un pequeño referente para dejar claro que somos más de 400 millones de castellano parlantes.

A unos, a otros y a los de más allá, muchas gracias. Confío en no defraudaros.

viernes, 23 de septiembre de 2011

EN ANDALUCÍA, EL SAS OPERA POR “SORTEO”.

O sea que se la juega el paciente, en la intervención, de todas, todas.
El que más, quien menos, por estar “castigadito”, “usadito” y todos los “itos”, ha tenido que utilizar los servicios de la sanidad española que por cierto en términos generales, son excelentes. La edad ha puesto de su parte lo que faltaba, si es que faltaba algo, para completar el perfil de “paciente” en la sanidad pública, porque con toda la vida “currando”, no he conseguido el estatus y el dinero suficiente para utilizar la sanidad privada.
La aclaración es necesaria para que el lector pueda comparar lo que se narra, con lo que quizás le ocurra a él. Una vida tan “a tope” y azarosa como la de quien escribe, le sitúa a lo largo de su larga carrera profesional en distintos lugares de su país y del extranjero. Ello me autoriza ha decir que siendo la atención sanitaria buena, no en todos los lugares de lo que era España, no es igual.
Independientemente de las intervenciones que consideraríamos “domesticas”, porque prácticamente han pasado por ellas miles de españolitos; tales como: amígdalas, vegetaciones y apendicitis, desgraciadamente he necesitado más veces del cirujano, y por el oficio, ha sido en Madrid y Valencia, mi experiencia con los del bisturí, digamos “en serio”; en todas las citadas, las menores, o las graves, siempre he mantenido un contacto directo con los cirujanos y sus equipos completos, analítica y anestesia, quienes me han explicado la intervención pormenorizadamente, lo mismo que el tipo de anestesia que se requería para cada caso. La relación cirujano-paciente, ha sido desde el inicio del proceso para el operatorio hasta el post operatorio.
Lo mismo que cuento, como experiencia personal, la traslado a otros componentes de mi familia, mi mujer y mi suegra, por citar casos recientes; también con sus operaciones la relación con el cirujano fue desde el principio y hasta después de la intervención, post operatorio y revisiones periódicas siguientes. En el caso de “los bajos fondos” –mi santa- continúa pasando revisión anual con el que la operó.
Tengo una larga familia de médicos que se dilata a lo largo de los años y según una prima que ha seguido por curiosidad la tradición
médica, llega hasta la Armada Invencible. Eso es bueno o malo, según se quiera ver. Muy importante porque cuando te duele una “uña” ya estás dando “el coñazo”. Y mala porque en casos de gravedad se vuelcan todos en ayuda del enfermito. Por lo tanto uno conoce de antemano, en el caso de las intervenciones, como son hasta el más mínimo detalle, así como la anestesia que corresponde etc.
Deje de fumar y el resultado de “catastrof” que dicen los teutones, engordé nada menos que 20 kilos, el resultado, un par de puntos de una intervención de las “gordas”, se soltaron provocando una pequeña hernia, que descubrió la doctora de cabecera y me mando a cirugía. No me quiero extender con la “película” en la que se ha convertido la reducción de la misma, porque es digna de Woody Allen; pero si, tengo que manifestar mi tremenda sorpresa al saber que te operan, por “correo” y por “sorteo”, como el de la lotería, igual.
Me ha visto una doctora jovencísima, que la pregunta que me ha hecho ha sido: “quien le ha mandado aquí”. Cuando el paciente, un servidor, ha acudido por cita previa del servicio de cirugía del hospital de referencia y debidamente documentado.
Al final resulta que la mencionada médico, no me intervendrá, pasara un informe al cirujano que esté de turno el día que me citen para la intervención. El cual, me intervendrá, sin haberme visto físicamente en su vida y sin saber que tipo de hernia se va ha encontrar. Hay que rezar para que el papelito que le llegue sea el que corresponde a mi intervención, porque si es el de otro enfermo, por ejemplo una intervención de hígado, el tío me lo quita y se queda tan pancho.
¿Ustedes lo pueden entender?. ¡Yo no! Y así se lo he mencionado a la médico que me ha hecho el informe, quien por otra parte se ha dado mucha prisa en darme, para la firma, el consentimiento a la intervención, daba la sensación que era la causa fundamental en su trabajo. He añadido, antes de operarme tengo que conocer al cirujano y al anestesista y hablar con ellos, en caso contrario, no me opero. Sepa usted que estoy en mi derecho, lo que ha sentado fatal, a la mencionada profesional. Y he abundado con lo que decía uno de mis primos que era cirujano: “en cirugía no hay problemas, siempre que te toque el que sabe”.
Después de la cita, ha estado a punto de darle un ataque. La culpa es de la bisoñez. El contacto con los enfermos, la irá puliendo y demostrándole que ser médico no es ser un dictador.

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