LA NOCHE DE LOS CARTELES

Las doce de la noche es además de la hora de las brujas, el hombre lobo y no se cuantas, insensateces más que quedan perfectas como extravagancias literarias, pero fatal para señalar otras cosas.
Igual que las cinco de la tarde, es la hora taurina por excelencia y se mantiene cuando rara es la corrida que en el siglo XXI, se inicia a esa hora; continúa citándose por su poder literario.
Bueno pues incidiendo en el reloj de la Puerta del Sol, aquel que construyó el relojero más famoso que ha dado la Villa y Corte, con 657 precisos relojes en todo el mundo, me parece recordar, y que salió “cortando” de Madrid, por causas políticas, ya saben que me estaba acordando de José Rodríguez Losada, que termino sus días en Londres, forrado y fabricando cronómetros para la armada de su Graciosa Majestad.
Como ven lo de De Juana Chaos, Ternera , etc, no es nuevo, en tiempo de Fernando VII, ya se estilaba.
Tras la desaparición del relojero insigne, les llegó la moda a los suizos.
Cuando esa maravilla de la bola que baja, y suenas los cuartos, coincidiendo con cada campanada y a la hora en punto nos comemos las uvas. Los días previstos para el inicio de las campañas de los partidos políticos es esa mítica de las 12 de la noche. Solo que sin confeti, sombreritos y cava. Para terminarlo de arreglar, tampoco están José Mota y Anne Igartiburo, con lo que queda mucho más “soso”.
A la media noche, comienza el “desmelene” del: “VOTA A……….”, con la tradicional pegada de carteles. Todos los cabezas de “lista” acompañados de sus segundos, terceros, y simpatizantes se reúnen, en el lugar previamente elegido para simular pegar el primer cartel, que es el “pistoletazo de salida” al “despiporren” de la campaña.
Antes en las sedes de los partidos comparecientes en los comicios, hay un ambientillo “guapo”. Siguiendo la costumbre, unos cenan juntos, otros acuden presurosos para no llegar tarde a la cita.
Los que saben de ello, y pasan de la tercera edad, a la del acartonamiento, cuentan a quien quiere escucharlos, que en tiempos lo celebraban comiéndose un cocido madrileño, así se lo habían escuchado contar a sus padres.
Lo mismo que era tradicional en la noche de la “planta” de las fallas, cenar la comisión en el casal y meterse entre pecho y espalda unas judías hervidas con all i oli y después una buena “torra” de longanizas y morcillas, servidas “ a gogo” entre los asistentes.
En ambos casos la motivación, era la misma alimentarse bien para “resistir” toda la noche sin dormir y con el trajín, unos de los carteles, otros con los ninots.
Estamos en Mayo, el mes de las flores, de las sorpresas, de los disgustos, y del “regalito” para los que ganen, porque no es precisamente un “bombón”, lo que encontraran los triunfadores en las urnas, en los estamentos en “juego”.
Lo más famoso del mes, a parte de San Fernando que amojamado está en la catedral de Sevilla, las flores antes mencionadas, son las Cruces de Mayo. Pues a los políticos les toca la cruz, su cruz, a partir del día 22.
Los que ganen porque lo tienen crudo, sacar al país de la ruina.
Los que pierden por la desilusión y el perder la erótica del poder, que debe ser como una “depre gorda”; y la otra….., menos visible a primera vista, pero mucho más reconfortante para el bolsillo. Perder el chollo de “chupar la piragua”, ustedes ya entienden.