Lo que les voy a contar, pertenece a otro tiempo, y cuando me muevo por el calendario, siempre termino apostillando que no se si, aquel fue mejor o peor. Una cosa si puedo atreverme a confirmar, fue distinto.
Métanse conmigo en la “maquina del tiempo” y hagamos un viaje al siglo anterior, éste artilugio, nos dejara en la década de los setenta.
En ella desapareció el que dicen fue un terrible dictador, más conocido por las generaciones siguientes, con distintos apelativos: el del jaco; el innombrable; el abuelo; sencillamente el dictador; el general.........
También los años de la transición, el restablecimiento de la Monarquía Borbónica, con el reconocimiento en las Cortes de Juan Carlos I, como Rey que quiso ser de todos los españoles.
Un periodo en la historia de éste país, en el que se descubrió que todos los españoles querían ser eso, sencillamente españoles e iguales y para conseguirlo, unos y otros tuvieron que hacer muchas concesiones sobre sus primitivas ideas; les estoy hablando de los que por un tiempo fueron conocidos como “rojos” y a los que éstos etiquetaron como “fascistas”.
Se terminó con el mal fario de las “dos Españas” y se volvió a la unidad nacional, de golpe volvíamos al 1492, y dando otro salto en el tiempo, a la Monarquía parlamentaria. Fueron tiempos de llenarnos la boca hablando de democracia y demostrando al mundo entero que los que se habían matado, hermanos contra hermanos, podían curar sus heridas, con un fuerte abrazo. El resto de los países civilizados vieron el cambio que llamamos transición con asombro y cayeron elogios por todas partes e inclusive pusieron el hecho como ejemplo a imitar.
No existían jueces estrella, ni se sabia que años mas tarde se daría una ley que se llamaría “de la memoria histórica” que daría pié a la vuelta de los muertos y no de los dos bandos. Se acordarían solo de unos y los resultados están todavía por decidir.
Los males del peor paro que se recuerda con todas sus consecuencias nadie era capaz, no solo de predecirlo, sino simplemente de imaginarlo.
En aquella época y en El Diario de Valencia, correspondiente a su segunda singladura, escribía una artículo diario que firmaba con seudónimo (usaba el de un ex presidente de la Federación de Tenis), por aquello de no mezclar, mi trabajo en la Televisión, con la colaboración con el Periódico.
Aquella columna tuvo muchísimo éxito, y con mi estilo, mas desenfadado que nunca daba un repaso a la actualidad. Siempre lo titulaba MI AMIGA LA BRUJA, y era un recurso literario, pero la verdad es que la bruja existía, tenia cabeza, tronco extremidades, cara y hasta nombre. Y también era cierto que comentaba con ella muchas de las noticias que escribía y sobre las que me daba su parecer, y muchas veces su presagio.
Jamás entonces dije quien era, y tampoco su nombre, cosa que con su permiso voy a continuar teniendo en el anonimato, aunque pasados los años daré alguna pista sobre su personalidad era mejicana y era la viuda de un conocido político republicano valenciano, exiliado a Méjico y que pasados los años regreso a la ciudad de su marido, porque así se lo pidieron los familiares de su desaparecido esposo. Volvió de tierras de Moctezuma, con sus niñas, una de ellas periodista en activo. Como se diría hoy, “hasta aquí puedo leer”.
Mantuvimos la amistad años, hasta que comencé con mi aventura como profesor. Otra ciudad y cientos de kilómetros de por medio, enfriaron el contacto. Ahora no se nada de ella.
Desde entonces deje de tener “consultora fija”. Tengo que afirmar porque me gusta ser justo que acertaba en un porcentaje muy elevado en sus predicciones.
Sobre lo de predecir el porvenir, me contaba otra bruja amiga, casada con un conocido marchante de arte, de los buenos de verdad, que para ellas las profesionales leer hacia atrás era bastante mas fácil que mirar hacia el futuro. Vamos que hacer del Profesor Rodríguez Braun y el resto de colegas (ya saben ustedes que a los economistas les llaman los mejores brujos “justificando lo que paso ayer”), ¡si!, pero de Profeta ¡no!. Por lo que mi bruja amiga era una excepción en la regla.
Bueno pues ahora, he encontrado otra consultora de cabecera. Otra bruja de las buenas de verdad.
Mi nueva previsora y consejera es venezolana y vive en Caracas, desde donde está contactada con las más modernas tecnologías con el resto del mundo, que digo, del universo.
En ésta ocasión no quiero pecar de egoísta y si daré su nombre, se llama Lissette y en su tarjeta de presentación se lee: “Lectura de cartas y sanación”. También se reconoce como “aprendiz sobre mitología, astrología y magia”.
No es difícil de localizar, al contario por la red es sencillo, no obstante si alguien tiene necesidad de su ayuda con mucho gusto se la facilitare, si me la pide.
Mi nueva bruja, number one, tiene un gran prestigio entre las del gremio, ¿por algo será?.
Posiblemente para no darme el disgusto, haya omitido decirme la mala noticia que sigue:
FALLECE EN BARCELONA EL PRESENTADOR JORDI ESTADELLA
Cuando tuve que escribir sobre el desaparecido Samarachs, deje muy claro que hay ciertas noticias sobre las que no quisiera verme obligado a escribir y son las necrológicas; lo dije y lo repito, cada vez me gusta menos. Se me podrá argumentar que en mi oficio se hace de todo y una de las cosas es precisamente el capitulo de sucesos, en el que se incluyen éste tipo de noticias, Cosa cierta. Pero ya en la edad de “cortar el cupón” no me satisface nada.
Hoy tengo que hacerme eco de la desaparición de un fenomenal presentador de televisión, Jordi Estadella, que coincidió conmigo en TVE.
Jordi, era un animal televisivo puro, un autentico personaje del medio en el que triunfo de la mano del maestro de la realización que es , porque vive, Chicho Ibáñez Serrador, otro de los monstruos de la televisión del pasado siglo.
Jordi salto a la pequeña pantalla desde la radio para presentar: UN DOS TRES, RESPONDA OTRA VEZ, un juego televisivo que la Española exporto al resto del mundo, un programa que dejo dinero a la televisión oficial, entonces única, en concepto de royalty.
Luego repitió éxito con otros programas de los que recuerdo EL SEMAFORO. .
Jordi, una persona culta y muy preparada, con un buen dominio del idioma y con una portentosa voz, pertenece a la etapa en la que si era importante lo de la voz, presto su servicio, en la radio, en la televisión, el doblaje e hizo sus pinitos como invitado en el cine.
Para quienes compartimos pantalla con él, es una dura perdida, pero en el caso del que escribe más, porque se trata de alguien que pertenece a la generación de profesionales siguiente a la mía, con todo lo que eso entraña.
Descanse en paz el fenomenal profesional Jordi Estadella.