LA MISA DE SIETE

El hecho de la coincidencia en el calendario de la Semana Santa, para las tres grandes corrientes del cristianismo: Católicos. Ortodoxos y Armenios, ha devuelto a mi memoria, la pregunta que me hice hace ya muchos años, cuando cayo el Muro de Berlín, en lo que tuvo mucha culpa el desaparecido pontífice Juan Pablo II, con su famosa frase de: “ No tengo miedo”, referida a los del Partido Comunista de su país natal. A su vez planteada tras mis visitas por motivos profesionales a los países de la orbita soviética, incluyendo la propia URRSS.
Durante el estalinismo y siguientes, en toda la zona de influencia del comunismo leninista, por citarlo de alguna manera, la persecución religiosa era muy fuerte y por lo tanto pocos los asistentes a los oficios en las iglesias, las que quedaban abiertas, porque muchas o permanecían cerradas o estaban dedicadas a otros menesteres cívicos, que nada tenia que ver con el hecho religioso. Cuentan los popes actuales que en algunas de ellas se guardaban tesoros artísticos de incalculable valor y que desaparecieron y nunca más se supo de ellos, también había corrupción y mucha entre los compañeros comunistas y muy buenos vividores entre los elitistas del partido y del Comité Central.
Es bueno recordarlo, para que los de ahora sepan que entre los del “reparto” existían clases y los del mangoneo vivían como príncipes e inclusive mejor que muchos de los desprestigiados capitalistas.
Recuerdo mis paseos por las calles y plazas de aquellos países y tan solo una vez y curiosamente en Moscú, me tropecé con un pope con sotanas, en la puerta de una iglesia, es cierto que no se produjo en la calle o en el metro.
Todo lo que duró el dominio comunista en aquellas tierras, es público y notorio que las enseñanzas que se inculcaban a la población eran de ateismo puro y duro y del culto a la personalidad a los dirigentes, por lo que tendría que haber servido para que las generaciones nacidas y cultivadas en esas disciplinas laicas hubieran perdurado en el tiempo, e inclusive derrotado el sistema comunista se mantuvieran.
Bajo el mando de Gorbachov, se abrió la mano, para muchas cosas. A lo religioso también; ya no se metía a nadie en la cárcel por asistir a misa. Como resultado de ese mini aperturismo, en las iglesias se volvía a ver gente, pero se trataba normalmente de personas de cierta edad, jóvenes casi ninguno y niños menos.
Fue después de la debacle del comunismo, cuando se ha producido el regreso masivo a la religiosidad. Lo religioso está presente en todo otra vez, se ha vuelto con otras formas a la época de los zares.
Hoy no extraña a nadie que Putin, por citar a uno de los que ha pertenecido a las dos tendencias, aparezca en un acto público, junto al Patriarca Ortodoxo de Moscú.
¿Qué ha sucedido con el férreo ateismo impuesto al pueblo?. Que duró mientras existió la tiranía del proletariado. Después se regreso al culto y las creencias religiosas con más fuerza y que estas por lo visto, se mantuvieron a escondidas de los gobernantes, en los peores años de las persecuciones religiosas. Y no pasó solo en la madrecita Rusia, el fenómeno se multiplico por cada uno de los países de la extinta URRSS, a los que hay que añadir los de su orbita de influencia.
En Huelva, en esa capital chiquita que como afirman sus propios habitantes está en el “culo del mundo”, se da una circunstancias curiosa. La provincia como he mencionado en más de una ocasión, es después de California, la mayor productora de fresas y cítricos del mundo. Por ello la concentración de inmigrantes es muy grande.
Una colonia representativa está compuesta por ciudadanos del este. Rusos, Bielorrusos, Ucranianos, Lituanos y Polacos, porque los Rumanos no se integran en ese grupo mencionado.
Sabia que en Moguer, uno de los lugares colombinos, existía un sacerdote polaco que se ocupaba del cuidado espiritual de sus paisanos, pero que totalmente integrado en el pueblo, también oficiaba para los nativos.
Lo que desconocía, era que el grupo importante de los ortodoxos también disponían de su propio pope y que asistían con regularidad a los oficios.
Concretamente el domingo de resurrección, ayer. En la iglesia de San Pedro, una de las importantes en los actos de la Semana Santa del culto Católico, se celebró la misa de Resurrección, con lleno total del recinto, que es de los grandes, por los ortodoxos, sin que faltaran los niños. Eso llama poderosamente la atención y se presta a la reflexión. Primero, el obispado Onubense, colabora con el Patriarcado Ortodoxo (no se cual de ellos será) y cede una de sus emblemáticas iglesias para el culto de los inmigrantes. Segundo, que no se trata de un hecho esporádico, todos los domingos y festivos de acuerdo con el calendario ortodoxo, hay culto a las siete de la mañana, la horita se las trae y ha pesar de ello la iglesia se llena de fieles. El encargado de ello es un pope ucraniano. Tercero, que ha pesar de lo dura que es la emigración, y las dificultades en el país de acogida, la fe se mantiene intacta y se vencen las incomodidades para ir a la iglesia. Cuarto, que la continuidad en las creencias de las buenas gentes esta garantizada. Quinto, no es un mandamiento, el del no mataras, pero que va bien al caso; los que quieren “matar” la religión, los que se ganan sus buenos dineros por desprestigiarla siguiendo con la “moda”, los que presumen de ateos por esnobismo (caso de algunos de los “famosos”) no tienen nada que hacer. Bueno si, llenarse los bolsillos con cargo a los tontos que les pagan y queda demostrado que lo del “ateismo” es solo una moda, y como todas pasara, se trata de algo con fecha de caducidad.
A las siete de la mañana, cuando los chavales todavía no han regresado de la fiesta nocturna, y con la iglesia llena. Como diría Trillo: “manda huevos”.