Ni estoy loco, ni les gasto una broma, el titular se corresponde exactamente al contenido de la noticia, tal como me lo enseñaron mis profes. Aquellos abuelitos venerables que de vivir hoy, se volverían a morir de vergüenza.
Por enésima vez hay que regresar a las palabras de Unamuno, necesarias y obligado por las circunstancias: “Que país Mikel Arena, que país…”.
El vasco que impartió sus enseñanzas en una de las Universidades con mas “gancho” de las españolas: Salamanca, seguro que no tendría palabras con las que justificar el titular de ésta pequeña nota de prensa.
Otro tanto les pasaría a los Alonso, Beneito, Fernández Asís, con los que me vi en las aulas, el primero de ellos lo apostillaría como “curioso”; el segundo daría una vuelta por el estamento policial para terminar diciendo que “injustificable”; el tercero, que fue primero maestro y luego compañero en la televisión, me diría con cara de pocos amigos:”haga el favor de no gastarme bromas desagradables”.
Si, esa sería la reacción de los maestros, ¿Cuál puede ser la de los alumnos, ya convertidos en piezas de museo?.
Miren, lo intentare de la mejor manera que se me puede ocurrir, siendo como soy un profesional en la tercera edad.
Cuando era niño se “estilaban”, los tebeos (TBO), los cómics de la época, que además tenían gran aceptación, entre la chiquillada y los no tan niños.
Había una pareja de hermanitos que eran de armas tomar, nuestros héroes se llamaban Zipi y Zape. Sus travesuras eran geniales y sus aventuras absolutamente dantescas en cuanto a los resultados, conozco un suizo que las definió como “catastroff”.
Ésta aventura es real como la vida misma, lo han publicado los diarios, han aparecido en las televisiones, luego tampoco estoy soñando y es una verdad sangrante.
Hay varios pueblos y ciudades del sur de España, en los que la policía local patrulla en autobús. En alguno de ellos los guardianes del orden, llevan meses sin percibir sus salarios; y en todos los que se mencionan, se ven en la necesidad de realizar su trabajo de patrulla en bus, porque por falta de dinero, o no tienen gasolina para sus vehículos, o estos están parados porque no han pasado la ITV. De alguna manera se unen a lo que le sucede a la Guardia Civil, de vez en cuando.
Se imaginan un robo, el ladrón huyendo y los policías diciéndole al conductor del autobús: “¡siga a ese coche!”. No lo mejora ni Buster Keaton.
¿Es para reír, o para llorar de pena?
Les prometo, por imperativo legal, por supuesto, ¿Qué no es broma y me encuentro con la totalidad de mis facultades mentales perfectas y tampoco es una argucia de escritor. ¡Simplemente es verdad!.
Eso pasa en el país de Don José Luis Rodríguez Zapatero.
Por favor, la apostilla pónganla ustedes y evítenme el dolor de tener que hacerlo yo…..¡Muy agradecido!.
Lo dicho, ni el desaparecido Berlanga, ni el actual Segura, se atreverían con el despropósito.
Eso solo podía pasar en los tebeos de Zipi Zape, y ahora en el país de ZP.
Por enésima vez hay que regresar a las palabras de Unamuno, necesarias y obligado por las circunstancias: “Que país Mikel Arena, que país…”.
El vasco que impartió sus enseñanzas en una de las Universidades con mas “gancho” de las españolas: Salamanca, seguro que no tendría palabras con las que justificar el titular de ésta pequeña nota de prensa.
Otro tanto les pasaría a los Alonso, Beneito, Fernández Asís, con los que me vi en las aulas, el primero de ellos lo apostillaría como “curioso”; el segundo daría una vuelta por el estamento policial para terminar diciendo que “injustificable”; el tercero, que fue primero maestro y luego compañero en la televisión, me diría con cara de pocos amigos:”haga el favor de no gastarme bromas desagradables”.
Si, esa sería la reacción de los maestros, ¿Cuál puede ser la de los alumnos, ya convertidos en piezas de museo?.
Miren, lo intentare de la mejor manera que se me puede ocurrir, siendo como soy un profesional en la tercera edad.
Cuando era niño se “estilaban”, los tebeos (TBO), los cómics de la época, que además tenían gran aceptación, entre la chiquillada y los no tan niños.
Había una pareja de hermanitos que eran de armas tomar, nuestros héroes se llamaban Zipi y Zape. Sus travesuras eran geniales y sus aventuras absolutamente dantescas en cuanto a los resultados, conozco un suizo que las definió como “catastroff”.
Ésta aventura es real como la vida misma, lo han publicado los diarios, han aparecido en las televisiones, luego tampoco estoy soñando y es una verdad sangrante.
Hay varios pueblos y ciudades del sur de España, en los que la policía local patrulla en autobús. En alguno de ellos los guardianes del orden, llevan meses sin percibir sus salarios; y en todos los que se mencionan, se ven en la necesidad de realizar su trabajo de patrulla en bus, porque por falta de dinero, o no tienen gasolina para sus vehículos, o estos están parados porque no han pasado la ITV. De alguna manera se unen a lo que le sucede a la Guardia Civil, de vez en cuando.
Se imaginan un robo, el ladrón huyendo y los policías diciéndole al conductor del autobús: “¡siga a ese coche!”. No lo mejora ni Buster Keaton.
¿Es para reír, o para llorar de pena?
Les prometo, por imperativo legal, por supuesto, ¿Qué no es broma y me encuentro con la totalidad de mis facultades mentales perfectas y tampoco es una argucia de escritor. ¡Simplemente es verdad!.
Eso pasa en el país de Don José Luis Rodríguez Zapatero.
Por favor, la apostilla pónganla ustedes y evítenme el dolor de tener que hacerlo yo…..¡Muy agradecido!.
Lo dicho, ni el desaparecido Berlanga, ni el actual Segura, se atreverían con el despropósito.
Eso solo podía pasar en los tebeos de Zipi Zape, y ahora en el país de ZP.
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