No hay que certificar que la tierra es el país de Sancho y que el fútbol es el que dirige Sánchez Arminio,: El mismo que maneja a los de negro, cuando eran serios y a los de colorines, como diría el Titi si viviera en ésta década que se cumple del siglo XXI.
Antes se castigaba a los colegiados que eran reincidentes con sus errores y éstos eran de bulto. Lo malo es tener que decidir a lo largo de la actuación de un árbitro en un partido, cuando se equivoca, o cuando intencionadamente quiere equivocarse.
Se perfectamente lo que digo y no estoy borracho, porque como me dijo un famoso cantaor de la Unión, con motivo de una entrevista que le hice para uno de los primeros festivales Del Cante de las Minas, el entrevistado, recién salido de la mina en la que trabajaba como picador, comenzó sus respuestas a mi entrevista diciendo: “Hoy, no estoy muy bien. No me he terminao mi litrico (litro de vino) en la comida”. La vida del minero era y es, muy dura y por entonces era normal que los hombres que bajaban al fonde de la tierra a pelearse con el mineral, parasen para comer y se bebiesen un litro de vino, que no era ni Marqués de Riscal, Ni Cune, ni Marqués de Cáceres. Pero para soportar la dureza del trabajo, se reconfortaban de esa manera. Mi personaje, ganó aquel año el festival, y su relumbrón, no fue motivo para que no siguiera bajando a picar, como antes de ser famoso. Algo parecido a lo del cabrero, una de las autoridades del flamenco actual y que sigue con su ganado de cabras y lo puedes encontrar cualquier día al cruza una carretera.
En aquella época, se recomendaba a los trencillas que ante la duda, jugando el Madrid, a favor de los blancos. Los tiempos de Acevedo, en el Comité de árbitros ya son historia y ahora “toca” Sánchez Arminio y sus acólitos, que los tiene, algunos con cartel en el mundo del arbitraje y otros con mas pena que gloria en los campos de fútbol. Con el cantabro, han cambiado los colores. Actualmente y es público, el beneficio de la duda es blaugrana, pero de los azulgrana de Barcelona, no de otros que visten con honor los mismos colores en su zamarra deportiva, tanto en Cataluña, como en otros lugares de la geografía de lo que era España.
También digo correctamente, porque sin ir mas lejos, anoche vi, en la televisión un partido entre la Real Sociedad de Fútbol de San Sebastian y el Atletic Club de Bilbao (nombres completos de los contendientes, que aparecen en el anuario de la Federación Española de Fútbol), en el nuevo Anoeta y por los signos parecía que estaban en otro país. Los dos capitanes paseando y mostrando a la cámara, un cuadro con la Ikurriña. La verdad no se cual era el motivo de la demostración patriótico-segregacionista. Sea cual fuese el motivo, fuera de lugar en una confrontación deportiva.
Las…¿modas…?......¿costumbres….?.......¿intereses….?. Está claro que cambian. En función “de los que mandan” y el deporte del balón, no tiene que ser una excepción. En el deporte rey y con el dineral que hay en juego; el espectáculo puede con lo deportivo y los que dirigen los partidos en el césped, son hombres, con sus jefes y sus pasiones particulares, lo mismo que sus necesidades.
Cuando el fútbol era más pasional que hoy, hace muchos años, se decía que se compraban y vendían partidos y se comprometían a los árbitros, con dinero o con especies. En 35 años de ejercicio directo de la profesión, no he podido “pescar” a nadie, con las manos en la cartera. Vamos igual que hoy con los políticos, a los que se acusa de todas las corruptelas y no hay manera de “trincarlos”.
Sencillamente pienso que los referee de antes, eran más astutos y listos que los actuales. Estos se equivocan “a la orden”, y solo por la sonrisa gratificante del jefe.
La verdad es que hay dos ligas en el Campeonato Español, una la juegan el Madrid y Barcelona, con beneficio ante la duda para los segundos.
En la otra es como antes, los ex de negro, tienen sus “manías”, sus "equivocaciones”, etc, como siempre, pero la cosa distinta es cuando los equipos de esa otra liga disputan partidos contra los equipos estrella, en esa ocasión, a los trencillas se les ve el “plumero” del partidismo ordenancista. Sirva como ejemplo el arbitraje del pasado sábado entre el Real y el Valencia. Más descarado imposible.
Con esos árbitros, baja el fútbol, suben los duros del espectáculo.
Una pena más, para éste país, en el que puestos a no funcionar, ¡ni el fútbol!.
Antes se castigaba a los colegiados que eran reincidentes con sus errores y éstos eran de bulto. Lo malo es tener que decidir a lo largo de la actuación de un árbitro en un partido, cuando se equivoca, o cuando intencionadamente quiere equivocarse.
Se perfectamente lo que digo y no estoy borracho, porque como me dijo un famoso cantaor de la Unión, con motivo de una entrevista que le hice para uno de los primeros festivales Del Cante de las Minas, el entrevistado, recién salido de la mina en la que trabajaba como picador, comenzó sus respuestas a mi entrevista diciendo: “Hoy, no estoy muy bien. No me he terminao mi litrico (litro de vino) en la comida”. La vida del minero era y es, muy dura y por entonces era normal que los hombres que bajaban al fonde de la tierra a pelearse con el mineral, parasen para comer y se bebiesen un litro de vino, que no era ni Marqués de Riscal, Ni Cune, ni Marqués de Cáceres. Pero para soportar la dureza del trabajo, se reconfortaban de esa manera. Mi personaje, ganó aquel año el festival, y su relumbrón, no fue motivo para que no siguiera bajando a picar, como antes de ser famoso. Algo parecido a lo del cabrero, una de las autoridades del flamenco actual y que sigue con su ganado de cabras y lo puedes encontrar cualquier día al cruza una carretera.
En aquella época, se recomendaba a los trencillas que ante la duda, jugando el Madrid, a favor de los blancos. Los tiempos de Acevedo, en el Comité de árbitros ya son historia y ahora “toca” Sánchez Arminio y sus acólitos, que los tiene, algunos con cartel en el mundo del arbitraje y otros con mas pena que gloria en los campos de fútbol. Con el cantabro, han cambiado los colores. Actualmente y es público, el beneficio de la duda es blaugrana, pero de los azulgrana de Barcelona, no de otros que visten con honor los mismos colores en su zamarra deportiva, tanto en Cataluña, como en otros lugares de la geografía de lo que era España.
También digo correctamente, porque sin ir mas lejos, anoche vi, en la televisión un partido entre la Real Sociedad de Fútbol de San Sebastian y el Atletic Club de Bilbao (nombres completos de los contendientes, que aparecen en el anuario de la Federación Española de Fútbol), en el nuevo Anoeta y por los signos parecía que estaban en otro país. Los dos capitanes paseando y mostrando a la cámara, un cuadro con la Ikurriña. La verdad no se cual era el motivo de la demostración patriótico-segregacionista. Sea cual fuese el motivo, fuera de lugar en una confrontación deportiva.
Las…¿modas…?......¿costumbres….?.......¿intereses….?. Está claro que cambian. En función “de los que mandan” y el deporte del balón, no tiene que ser una excepción. En el deporte rey y con el dineral que hay en juego; el espectáculo puede con lo deportivo y los que dirigen los partidos en el césped, son hombres, con sus jefes y sus pasiones particulares, lo mismo que sus necesidades.
Cuando el fútbol era más pasional que hoy, hace muchos años, se decía que se compraban y vendían partidos y se comprometían a los árbitros, con dinero o con especies. En 35 años de ejercicio directo de la profesión, no he podido “pescar” a nadie, con las manos en la cartera. Vamos igual que hoy con los políticos, a los que se acusa de todas las corruptelas y no hay manera de “trincarlos”.
Sencillamente pienso que los referee de antes, eran más astutos y listos que los actuales. Estos se equivocan “a la orden”, y solo por la sonrisa gratificante del jefe.
La verdad es que hay dos ligas en el Campeonato Español, una la juegan el Madrid y Barcelona, con beneficio ante la duda para los segundos.
En la otra es como antes, los ex de negro, tienen sus “manías”, sus "equivocaciones”, etc, como siempre, pero la cosa distinta es cuando los equipos de esa otra liga disputan partidos contra los equipos estrella, en esa ocasión, a los trencillas se les ve el “plumero” del partidismo ordenancista. Sirva como ejemplo el arbitraje del pasado sábado entre el Real y el Valencia. Más descarado imposible.
Con esos árbitros, baja el fútbol, suben los duros del espectáculo.
Una pena más, para éste país, en el que puestos a no funcionar, ¡ni el fútbol!.
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