Esta noche a las doce se cumplirá el milagro. Y los hombres de buena voluntad celebraran el acontecimiento de la venida del Niño Dios, quien en prueba de humildad quiso nacer en un pesebre y que le calentaran un buey y un asno.
Mayor lección imposible, el que todo lo puede, se contenta con lo mínimo imprescindible.
Digo yo, si éste hecho ¿servirá para que los todo poderosos. Los de la erótica del poder, los magnates del dinero y la habidos de gloria, reflexionen?. Me temo que no, pero ahí queda el ejemplo.
Nos encontramos en Navidad, cuando dicen que los hombres quieren ser mejores y olvidan por unos días, sus rencillas y arbitrariedades y el resto de pecados mayores. ¡Que pena que el paréntesis no fuese para siempre!.
Alguien con gracia, una camarera de bar que es estudiante de psicología, me felicitaba, ayer mañana, las fiestas con una expresión que me hizo gracia: “Hasta los hijos de puta (con perdón) suspenden su actividad por unas horas”. La expresión es fuerte y en boca de una dama más, pero la realidad aplastante. Vaya, pues, una cosa por la otra y quedémonos, solo con la idea.
Hoy, siguiendo con la tradición, no voy a “castigar “ a nadie, aunque existen demasiados desgraciados que se merecen la critica. Pero en el día en el que se dispone de la noche de Paz, que es a su vez noche de amor, no seré yo el que se salte la norma.
Recuerdo que el año anterior tuve que culturizar a un joven policía local y recordarle que el 24, era y debe seguir siendo el día sin multas, el único en el año. A la vez le explique el porque de la costumbre, que si tiene una intima relación con las fiestas, cuyo sentido cariñoso y practico, lamentablemente se ha perdido. Ya no existe el aguinaldo público in situ al agente de la ley, como reconocimiento a su esfuerzo, por la defensa del bien común a lo largo del año.
El “agente” libreta en ristre, se estaba poniendo “morao” de multar; hasta que apareció el viejo periodista, para culturizarle la mañana y colorearle la cara.
El día de Navidad me tropecé con el Alcalde, que es dueño de un importante Restaurante, quien riéndose me comento el curso intensivo que el “poli”, les había dado a sus compañeros a cuenta de mi sermón.
Son anécdotas de Navidad. Repito, cuando los hombres de buena voluntad, pretender ser mejores.
No se si son tradicionales como yo, y están todavía con los Reyes Magos; o se han adaptado a la costumbre sajona de Papa Noel, el Santa Claus gabacho que últimamente se utiliza bastante poniendo como escusa que así los niños disfrutan más tiempo de sus regalos.
Sean de los de la “ultima” o de siempre, que el del trineo con renos y los Magos, “sepan estar” en un año tan difícil y cuando el de la barba blanca, como los Tres Reyes, han venido a menos.
Paz, Amor, y yo añado: Pan y un Techo para todos.
Feliz Navidad y Prospero (que no se cumplan los vaticinios) 2.011
Mayor lección imposible, el que todo lo puede, se contenta con lo mínimo imprescindible.
Digo yo, si éste hecho ¿servirá para que los todo poderosos. Los de la erótica del poder, los magnates del dinero y la habidos de gloria, reflexionen?. Me temo que no, pero ahí queda el ejemplo.
Nos encontramos en Navidad, cuando dicen que los hombres quieren ser mejores y olvidan por unos días, sus rencillas y arbitrariedades y el resto de pecados mayores. ¡Que pena que el paréntesis no fuese para siempre!.
Alguien con gracia, una camarera de bar que es estudiante de psicología, me felicitaba, ayer mañana, las fiestas con una expresión que me hizo gracia: “Hasta los hijos de puta (con perdón) suspenden su actividad por unas horas”. La expresión es fuerte y en boca de una dama más, pero la realidad aplastante. Vaya, pues, una cosa por la otra y quedémonos, solo con la idea.
Hoy, siguiendo con la tradición, no voy a “castigar “ a nadie, aunque existen demasiados desgraciados que se merecen la critica. Pero en el día en el que se dispone de la noche de Paz, que es a su vez noche de amor, no seré yo el que se salte la norma.
Recuerdo que el año anterior tuve que culturizar a un joven policía local y recordarle que el 24, era y debe seguir siendo el día sin multas, el único en el año. A la vez le explique el porque de la costumbre, que si tiene una intima relación con las fiestas, cuyo sentido cariñoso y practico, lamentablemente se ha perdido. Ya no existe el aguinaldo público in situ al agente de la ley, como reconocimiento a su esfuerzo, por la defensa del bien común a lo largo del año.
El “agente” libreta en ristre, se estaba poniendo “morao” de multar; hasta que apareció el viejo periodista, para culturizarle la mañana y colorearle la cara.
El día de Navidad me tropecé con el Alcalde, que es dueño de un importante Restaurante, quien riéndose me comento el curso intensivo que el “poli”, les había dado a sus compañeros a cuenta de mi sermón.
Son anécdotas de Navidad. Repito, cuando los hombres de buena voluntad, pretender ser mejores.
No se si son tradicionales como yo, y están todavía con los Reyes Magos; o se han adaptado a la costumbre sajona de Papa Noel, el Santa Claus gabacho que últimamente se utiliza bastante poniendo como escusa que así los niños disfrutan más tiempo de sus regalos.
Sean de los de la “ultima” o de siempre, que el del trineo con renos y los Magos, “sepan estar” en un año tan difícil y cuando el de la barba blanca, como los Tres Reyes, han venido a menos.
Paz, Amor, y yo añado: Pan y un Techo para todos.
Feliz Navidad y Prospero (que no se cumplan los vaticinios) 2.011
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