Llenar la cesta de la compra hoy en éste país, es más que una ventura. El comprador, necesario, porque en caso contrario se muere de inanición, está expuesto a las más terrible tropelías.
Una cosa ha quedado clara que lo que el año anterior y por ésta época navideña costaba 10, éste año vale 20, o lo que es lo mismo para que prepare, el bolsillo y el corazón para resistir el impacto; el doble que la navidades anteriores.
Alguno se apresurara a decir, de los simpatizantes, más o menos interesados, y en ambos casos bajo el gobierno de Rodríguez. No es necesario remarcar que las prisas son para justificar los precios del año 2.009, de ingrata recordación, porque los del 2.010, son toda una pasada y recemos, aunque no sean creyentes, también, para que hayan tocado techo, de continuar subiendo, no lo resisten ni los sindicalistas que amenazan con una huelga general, y en el ínterin siguen percibiendo dinero del ejecutivo. Parecen intereses enfrentados, puede, pero tendrán algún lazo de unión o existirá algún otro tipo de conveniencias que hacen que las cosas más peregrinas, casen.
El compañero circunstancial de café matutino, el que les dije que era catedrático de Instituto jubilado, estaba haciendo luces en las entendederas de otro de los concurrentes al tema cafetero, con menos luces.
Su discurso era como si lo estuviera dictando desde la tarima de su clase; con la misma impostación de voz, la misma forma de mover las manos, solo le faltaba el encerado, la tiza y estar derecho, en lugar de sentado. Hasta para estar más acorde con las circunstancias, se quitó la gorrita de fútbol americano, que con la N y la Y de recuerdo de la capital de los rascacielos pasea, todas las mañanas.
De su larga perorata, me he quedado con lo importante y prescindo de “la paja”, que es con lo que los docentes “decoramos” el contenido de la lección: “…..todo es consecuencia de aplicar el común denominador de la miseria. La ruina, por efecto llamada, entraña más ruina. Si el año pasado existían 20 tiendas abiertas que ofertaban los mismos productos, éste solo hay 10, pero se da la circunstancia que los 10 establecimientos abiertos quieren tener los mismos beneficios que obtuvieron el año anterior los 20. Añádele además, la reescisión en las compras, que por lo que dice el gobierno es justo la mitad del gasto medio por casa con respecto al año precedente y tendrás la causa de la subida y la cuantía de la misma. Si como hemos mencionado, han desaparecido la mitad de empresas, y el consumo ha bajado a la mitad, la subida es justo del doble del precio del año 2.009. ¿Lo tienes claro?”
Y el profe ha vuelto a la postura de contertulio de café. Previamente se ha encasquetado la gorrita.
A falta del Solbes o Rato, para confirmar hay que dar por buenos los razonamientos del ilustre docente, y tiene que ser verdad cuanto ha dicho, en ese mismo sentido se ha expresado el responsable de una de las empresas de comercialización de jamones de denominación de origen Huelva. Ha resumido la mala situación por la que pasan los que se dedican al negocio del cerdo ibérico, con está sentencia: “Por necesidad tienen que desaparecer empresas. Existe exceso de oferta y la demanda esta bajo mínimos. Nosotros hemos retrocedido en la facturación a la del año 2.004. Si eso nos sucede a las empresas de muchos años en el mercado ¿Cómo lo estarán pasando las nuevas?. Hay que hacerse el ánimo, no hay dinero y la gente no gasta. Hemos tenido que recurrir al embasado al vacío por raciones. La gente no llega a la compra del jamón o la paletilla, pero se sacrifica por los 100 gramos y engaña las papilas gustativas”.
Ese es el panorama de las fiestas de Navidad, del año para olvidar de 2.010.
No hay consumo, pero los precios en contra de lo que sería pensable, suben y suben. Luego ya no bajaran nunca más.
Una cosa ha quedado clara que lo que el año anterior y por ésta época navideña costaba 10, éste año vale 20, o lo que es lo mismo para que prepare, el bolsillo y el corazón para resistir el impacto; el doble que la navidades anteriores.
Alguno se apresurara a decir, de los simpatizantes, más o menos interesados, y en ambos casos bajo el gobierno de Rodríguez. No es necesario remarcar que las prisas son para justificar los precios del año 2.009, de ingrata recordación, porque los del 2.010, son toda una pasada y recemos, aunque no sean creyentes, también, para que hayan tocado techo, de continuar subiendo, no lo resisten ni los sindicalistas que amenazan con una huelga general, y en el ínterin siguen percibiendo dinero del ejecutivo. Parecen intereses enfrentados, puede, pero tendrán algún lazo de unión o existirá algún otro tipo de conveniencias que hacen que las cosas más peregrinas, casen.
El compañero circunstancial de café matutino, el que les dije que era catedrático de Instituto jubilado, estaba haciendo luces en las entendederas de otro de los concurrentes al tema cafetero, con menos luces.
Su discurso era como si lo estuviera dictando desde la tarima de su clase; con la misma impostación de voz, la misma forma de mover las manos, solo le faltaba el encerado, la tiza y estar derecho, en lugar de sentado. Hasta para estar más acorde con las circunstancias, se quitó la gorrita de fútbol americano, que con la N y la Y de recuerdo de la capital de los rascacielos pasea, todas las mañanas.
De su larga perorata, me he quedado con lo importante y prescindo de “la paja”, que es con lo que los docentes “decoramos” el contenido de la lección: “…..todo es consecuencia de aplicar el común denominador de la miseria. La ruina, por efecto llamada, entraña más ruina. Si el año pasado existían 20 tiendas abiertas que ofertaban los mismos productos, éste solo hay 10, pero se da la circunstancia que los 10 establecimientos abiertos quieren tener los mismos beneficios que obtuvieron el año anterior los 20. Añádele además, la reescisión en las compras, que por lo que dice el gobierno es justo la mitad del gasto medio por casa con respecto al año precedente y tendrás la causa de la subida y la cuantía de la misma. Si como hemos mencionado, han desaparecido la mitad de empresas, y el consumo ha bajado a la mitad, la subida es justo del doble del precio del año 2.009. ¿Lo tienes claro?”
Y el profe ha vuelto a la postura de contertulio de café. Previamente se ha encasquetado la gorrita.
A falta del Solbes o Rato, para confirmar hay que dar por buenos los razonamientos del ilustre docente, y tiene que ser verdad cuanto ha dicho, en ese mismo sentido se ha expresado el responsable de una de las empresas de comercialización de jamones de denominación de origen Huelva. Ha resumido la mala situación por la que pasan los que se dedican al negocio del cerdo ibérico, con está sentencia: “Por necesidad tienen que desaparecer empresas. Existe exceso de oferta y la demanda esta bajo mínimos. Nosotros hemos retrocedido en la facturación a la del año 2.004. Si eso nos sucede a las empresas de muchos años en el mercado ¿Cómo lo estarán pasando las nuevas?. Hay que hacerse el ánimo, no hay dinero y la gente no gasta. Hemos tenido que recurrir al embasado al vacío por raciones. La gente no llega a la compra del jamón o la paletilla, pero se sacrifica por los 100 gramos y engaña las papilas gustativas”.
Ese es el panorama de las fiestas de Navidad, del año para olvidar de 2.010.
No hay consumo, pero los precios en contra de lo que sería pensable, suben y suben. Luego ya no bajaran nunca más.
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