No es que los simpáticos animalitos que se pasan el día haciendo agujeros, me molesten Y mucho menos que haya decidido hacer mudanza y marcharme a vivir bajo tierra; que tampoco entra en mis cálculos, por lo menos en unos cuantos cientos de años, y lamento dar la mala noticia a mis enemigos, que me consta que estarían muchísimo mas contentos, teniéndome con unos cuantos metros de tierra por encima.
Por ahí, no van los “tiros”, cuando alguien tiene un “espía” que llevarse a la espalda, o donde sea, tampoco hay que señalar, al de mirar, apuntar y luego contar a su señorito; si está haciendo el trabajo en un colectivo, más o menos conocido, se le llama coloquialmente topo.
Ustedes que son poseedores de buena memoria, y no necesitan andar ingiriendo rabos de pasas, como algunos políticos que yo se. Recordaran que hace unos días les decía que Don Alfredo, tenía amiguetes entre los controladores, antes, en y después del timonazo de los de los aviones, que para lo único que ha servido es para que aparezcan en el panorama nacional, mas chulerías de las recomendables, y por lo menos una pasada de treinta pueblos por parte de los “corruptus” y cinco más, de los del gobierno.
El beatifico Señor Pérez, vendió a los cristianos, nuevos y viejos, en total cuarenta millones y a los cinco restantes de todas las demás confesiones, que él y el resto de los “compas” del gobierno, no sabían nada de la maniobra que tramaban los técnicos del control aéreo. Para más tarde con sonrisita y cara de buen chico, decir que si lo sabía. Ya, a la semana, sin recato se asevera que existían topos entre el grupo de controladores y AENA, versus Ministerio de Fomento, estaban informados al segundo de los pasos que daban los del control aéreo.
No es que uno sea visionario, ni tenga poderes como Merlín, sencillamente piensa un poquito (ahora que no se estila) y cinco días más tarde recibe la confirmación de lo que escribió, aplicando algo tan primitivo como es el sentido común –el menos común de los sentidos- y la lógica, que en política suele tener efectos contrarios.
Ya hablamos de vender activos del patrimonio nacional a la empresa privada, sin ningún tipo de pudor. Hasta hace unos meses oír la palabra “privatización”, era pecado mortal de los de infierno a la carta. Decir la palabreja, la condena a la hoguera como en la mejor época de Torquemada; que ha la vista de los hechos que se suceden sin parar, era menos hijo de puta de lo que se le recuerda.
Por ahí, no van los “tiros”, cuando alguien tiene un “espía” que llevarse a la espalda, o donde sea, tampoco hay que señalar, al de mirar, apuntar y luego contar a su señorito; si está haciendo el trabajo en un colectivo, más o menos conocido, se le llama coloquialmente topo.
Ustedes que son poseedores de buena memoria, y no necesitan andar ingiriendo rabos de pasas, como algunos políticos que yo se. Recordaran que hace unos días les decía que Don Alfredo, tenía amiguetes entre los controladores, antes, en y después del timonazo de los de los aviones, que para lo único que ha servido es para que aparezcan en el panorama nacional, mas chulerías de las recomendables, y por lo menos una pasada de treinta pueblos por parte de los “corruptus” y cinco más, de los del gobierno.
El beatifico Señor Pérez, vendió a los cristianos, nuevos y viejos, en total cuarenta millones y a los cinco restantes de todas las demás confesiones, que él y el resto de los “compas” del gobierno, no sabían nada de la maniobra que tramaban los técnicos del control aéreo. Para más tarde con sonrisita y cara de buen chico, decir que si lo sabía. Ya, a la semana, sin recato se asevera que existían topos entre el grupo de controladores y AENA, versus Ministerio de Fomento, estaban informados al segundo de los pasos que daban los del control aéreo.
No es que uno sea visionario, ni tenga poderes como Merlín, sencillamente piensa un poquito (ahora que no se estila) y cinco días más tarde recibe la confirmación de lo que escribió, aplicando algo tan primitivo como es el sentido común –el menos común de los sentidos- y la lógica, que en política suele tener efectos contrarios.
Ya hablamos de vender activos del patrimonio nacional a la empresa privada, sin ningún tipo de pudor. Hasta hace unos meses oír la palabra “privatización”, era pecado mortal de los de infierno a la carta. Decir la palabreja, la condena a la hoguera como en la mejor época de Torquemada; que ha la vista de los hechos que se suceden sin parar, era menos hijo de puta de lo que se le recuerda.
Hago un llamamiento a su memoría y pido que pongan en primer plano, la que formaron los del partido que gobierna, cuando los del PP, privatizaron algunos hospitales y concertaron otros.
¿Pero es que hay más que el hecho de poner a trabajar a la empresa privada?. No digo, ni si, ni no…lo dejo sencillamente a su criterio, con seguridad que será usted más severo que yo con “el que corresponda tomar la decisión”. ¿Que a lo mejor resulta buena?.
Yo, mis topos quiero tenerlos en la cazuela…..están riquísimos. ¿Unas lentejas a la jardinera, con sus “topos”: unos taquitos de jamón y una picadita de chorizo de Asensio, el de Villanueva de los Castillejos………Pensándolo, me he quedado sin fuerzas para continuar escribiendo. Mañana más.
Por lo que atañe, a las mentirijillas del Vicepresidente, no hay que asombrarse, está en lo suyo, lo raro, raro, raro, como diría si viviera el DR. Iglesias, hubiera sido escucharle una verdad.
¿Pero es que hay más que el hecho de poner a trabajar a la empresa privada?. No digo, ni si, ni no…lo dejo sencillamente a su criterio, con seguridad que será usted más severo que yo con “el que corresponda tomar la decisión”. ¿Que a lo mejor resulta buena?.
Yo, mis topos quiero tenerlos en la cazuela…..están riquísimos. ¿Unas lentejas a la jardinera, con sus “topos”: unos taquitos de jamón y una picadita de chorizo de Asensio, el de Villanueva de los Castillejos………Pensándolo, me he quedado sin fuerzas para continuar escribiendo. Mañana más.
Por lo que atañe, a las mentirijillas del Vicepresidente, no hay que asombrarse, está en lo suyo, lo raro, raro, raro, como diría si viviera el DR. Iglesias, hubiera sido escucharle una verdad.
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