Cuando algo que suena insistentemente, adquiere cada vez mas fuerza, se convierte en un clamor y si éste traspasa los límites de lo prudente, llega a preocupar.
Precisamente eso es lo que está pasando en éstos momentos, cuando alguien con sensibilidad se tropieza con los datos que facilitan las organizaciones que trabajan con los desfavorecidos.
Al mencionar la palabreja, pensamos de inmediato, en lo que todos conocemos por indigentes; aquellas personas que pululan por plazas y calles de nuestras capitales y que tienen como hogar, la cabina de un cajero automático, los túneles ciudadanos, o las escaleras del metropolitano, por citar los lugares más comunes. Nos solidarizamos con los que nos tienden la mano, en las puertas de las iglesias, y ahora en la de los supermercados.
Sabemos que muchos de ellos son ciudadanos perdidos para la sociedad, porque Dios solo sabe la causa que les ha llevado a renunciar a todo, y se conforman con lo que las buenas gentes les dan para mal sobrevivir, durmiendo entre cartones.
Esa imagen está presente en nuestras conciencias y por desgracia, es para nosotros, una continuación del panorama urbano, forma parte del paisaje como un elemento más.
Nustro ego, encuentra justificación, solo con la palabrita que "pena” y pensando que hay quienes se ocupan de ellos. Es una forma farisaica de “escurrir el bulto”, ante la pobreza al limite de su presencia.
Digamos que eso sucede en una época normal, cuando la economías del país, funciona con regularidad; de otra forma, en tiempos de “vacas gordas”. ¿Pero que pasa ahora, cuando pintan “bastos”, cuando las “vacas están flacas”.
La crisis, nos está dejando muestras de su crueldad, colocando ante nuestra mirada a otro tipo de “indigente”, lo que en el idioma económico se llaman: "pobres absolutos". Para los noiniciados, en el lenguaje de Rodríguez Braun y demás sabios justificadores de lo que “pasó ayer”, hay dos categorías de pobres; la primera, se llama pobre a toda aquella persona que no alcanza en sus ingresos al valor del salario mínimo interprofesional. La segunda, se dice que es pobre absoluto, aquel que no percibe ningún tipo de salario o de subvención. El que tiene ingresos cero.
Desgraciadamente, en éste país cada día hay más de los dos tipos, pero especialmente del segundo que es el que más duele al computo de la sociedad. Lo peor es que el que cae ahí, es muy difícil que salga del hoyo. En términos futbolísticos, diríamos : que están en el “pozo” de la segunda b, y todos sabemos lo difícil que es abandonar el lugar.
Si no existe posibilidad de encontrar trabajo y con la sangría del cierre diario de empresas. ¿Cómo narices, se puede salir del grupo fatídico?.
La etapa Zapatero, en sus orígenes, nos dio otro tipo de profesional, el "subsidiado": del subsidio de la peona, en el campo; y el del subsidio de los 400€, en la cola del INEM. Pero también a éstos listos les ha llegado su San Martín, se termino el conformista de trabajar “para Zapatero”, como ellos mismos se llamaban y luego dedicarse a las chapuzas. Ya no hay subvención. ¿Ahora que?. No hay más remedio que hacer como el resto de españoles parados; por obligación, a las colas del INEM, y por necesidad a romper zapatos, de puerta en puerta, entregando curriculums en busca del “curro perdido”. Y cada vez mas imposible.
Todo ello nos deja dos imágenes, calamitosamente aclaratorias. La primera que estando las cosas tan mal, el gobierno continúa entregando dinero a los Sindicatos. Con lo que consigue tenerlos más o menos maniatados y con la escusa de los ”cursos de formación”, le quitan de en medio un montón de parados que no aparecen en las listas. Por otra parte, mientras están sentados en la mesa de negociación; la temida Huelga General, no es más que una tormenta en el horizonte.
La segunda, siguiendo con su política de prohibir hasta el respirara. Mientras los españoles los critican, y medio se revelan, no se paran en lo que verdaderamente está convirtiendo el país, en “in fumable”, que las familias pobres ascienden a una velocidad de vértigo y que los precios no paran de subir, asfixiando a los ciudadanos en la cesta de la compra y las restantes necesidades básicas.
Les paso los datos que me han obligado a escribir lo que antecede.
Precisamente eso es lo que está pasando en éstos momentos, cuando alguien con sensibilidad se tropieza con los datos que facilitan las organizaciones que trabajan con los desfavorecidos.
Al mencionar la palabreja, pensamos de inmediato, en lo que todos conocemos por indigentes; aquellas personas que pululan por plazas y calles de nuestras capitales y que tienen como hogar, la cabina de un cajero automático, los túneles ciudadanos, o las escaleras del metropolitano, por citar los lugares más comunes. Nos solidarizamos con los que nos tienden la mano, en las puertas de las iglesias, y ahora en la de los supermercados.
Sabemos que muchos de ellos son ciudadanos perdidos para la sociedad, porque Dios solo sabe la causa que les ha llevado a renunciar a todo, y se conforman con lo que las buenas gentes les dan para mal sobrevivir, durmiendo entre cartones.
Esa imagen está presente en nuestras conciencias y por desgracia, es para nosotros, una continuación del panorama urbano, forma parte del paisaje como un elemento más.
Nustro ego, encuentra justificación, solo con la palabrita que "pena” y pensando que hay quienes se ocupan de ellos. Es una forma farisaica de “escurrir el bulto”, ante la pobreza al limite de su presencia.
Digamos que eso sucede en una época normal, cuando la economías del país, funciona con regularidad; de otra forma, en tiempos de “vacas gordas”. ¿Pero que pasa ahora, cuando pintan “bastos”, cuando las “vacas están flacas”.
La crisis, nos está dejando muestras de su crueldad, colocando ante nuestra mirada a otro tipo de “indigente”, lo que en el idioma económico se llaman: "pobres absolutos". Para los noiniciados, en el lenguaje de Rodríguez Braun y demás sabios justificadores de lo que “pasó ayer”, hay dos categorías de pobres; la primera, se llama pobre a toda aquella persona que no alcanza en sus ingresos al valor del salario mínimo interprofesional. La segunda, se dice que es pobre absoluto, aquel que no percibe ningún tipo de salario o de subvención. El que tiene ingresos cero.
Desgraciadamente, en éste país cada día hay más de los dos tipos, pero especialmente del segundo que es el que más duele al computo de la sociedad. Lo peor es que el que cae ahí, es muy difícil que salga del hoyo. En términos futbolísticos, diríamos : que están en el “pozo” de la segunda b, y todos sabemos lo difícil que es abandonar el lugar.
Si no existe posibilidad de encontrar trabajo y con la sangría del cierre diario de empresas. ¿Cómo narices, se puede salir del grupo fatídico?.
La etapa Zapatero, en sus orígenes, nos dio otro tipo de profesional, el "subsidiado": del subsidio de la peona, en el campo; y el del subsidio de los 400€, en la cola del INEM. Pero también a éstos listos les ha llegado su San Martín, se termino el conformista de trabajar “para Zapatero”, como ellos mismos se llamaban y luego dedicarse a las chapuzas. Ya no hay subvención. ¿Ahora que?. No hay más remedio que hacer como el resto de españoles parados; por obligación, a las colas del INEM, y por necesidad a romper zapatos, de puerta en puerta, entregando curriculums en busca del “curro perdido”. Y cada vez mas imposible.
Todo ello nos deja dos imágenes, calamitosamente aclaratorias. La primera que estando las cosas tan mal, el gobierno continúa entregando dinero a los Sindicatos. Con lo que consigue tenerlos más o menos maniatados y con la escusa de los ”cursos de formación”, le quitan de en medio un montón de parados que no aparecen en las listas. Por otra parte, mientras están sentados en la mesa de negociación; la temida Huelga General, no es más que una tormenta en el horizonte.
La segunda, siguiendo con su política de prohibir hasta el respirara. Mientras los españoles los critican, y medio se revelan, no se paran en lo que verdaderamente está convirtiendo el país, en “in fumable”, que las familias pobres ascienden a una velocidad de vértigo y que los precios no paran de subir, asfixiando a los ciudadanos en la cesta de la compra y las restantes necesidades básicas.
Les paso los datos que me han obligado a escribir lo que antecede.
Según el Banco de Alimentos, que funciona solo en la Comunidad Valenciana. La ayuda en el 2.010, se incrementó en un 115% con respecto al año anterior.
El mencionado estamento asistencial que en el 2.009, había atendido a 4.042 familias, en el año que ha terminado hace unos días tuvo que ocuparse de 10.005. Calculen ustedes mismos la cantidad de familias que en la Comunidad de máximo crecimiento, en los últimos años ha habido que socorrer. ¿Qué no habrá pasado en las otras?.
Y para no cansarles más, el remate que todos estábamos temiendo. El Banco de Alimentos advierte que la situación se agravará en el 2.011.
El mencionado estamento asistencial que en el 2.009, había atendido a 4.042 familias, en el año que ha terminado hace unos días tuvo que ocuparse de 10.005. Calculen ustedes mismos la cantidad de familias que en la Comunidad de máximo crecimiento, en los últimos años ha habido que socorrer. ¿Qué no habrá pasado en las otras?.
Y para no cansarles más, el remate que todos estábamos temiendo. El Banco de Alimentos advierte que la situación se agravará en el 2.011.
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