¡Todos Metafóricamente hablando, aunque alguno se ha ganado su puesto en los altares!.
Muchos de mis jóvenes lectores, algunas de mis maldades, no las terminan de digerir, digo si será porque tienen el estomago pequeño, o a falta de vivencias se dejan guiar por “las malas compañías” que por descontado no estarán muy conformes con el planteamiento de las cosas que sobre el medio, hacemos los que iniciamos su recorrido, prácticamente desde su nacimiento. A casi todos los “santones”, nos fueron llamando y salvo tres, que venían de Estados Unidos, el resto sabíamos del cuadrito, lo mismo que la vecina del tercero derecha, es decir nada.
Los bienaventurados, con nombres y apellidos, insisto, tres ; “eran tres las hijas de Elena”, en éste caso los "hijos" de Paseo de la Habana: José Luís Colina, Pepe de las Casas y Eduardo Sancho. Cabe decir que sabían lo que era un orticon, como colocarse delante de la cámara y moverse por el plató, etc. A ellos les tocó enseñar a los demás y con paciencia y una caña fuimos apareciendo el resto de profesionales, en su inmensa mayoría provenientes de la plantilla de RNE, que no fue el único camino, pero posiblemente el más transitado.
La televisión, única y divina, evoluciono de manera positiva y cumplió con el fin para lo que se la creó: enseñar, informar y entretener.
Apareció, con una primera cadena que poco tiempo después puso en marcha un segundo canal. Y hasta aquí puedo leer. Porque no hay ningún secreto oculto, ni existe ningún “animus corruptus”, ocultar nada, tampoco ni tenía una sombra de secreton todo era como la Real Academia: Pura, limpia e "intentando" dar esplendor. Se veía todo, se entendía más; y mucho antes de decidirse algo, ya lo sabía hasta el gitano de seguridad de la puerta.
Para los curiosos de una época, la seguridad de la tele era propia y uno de los personajes más queridos y populares era un gitano, con su uniforme y su pistola. Los otro, los compañeros en eso de cuidar, los civiles.
En el árbol genealógico televisivo, ha habido "mártires", en contra de su voluntad y profesores porque no quedaba otro remedio.
Podría estar citando nombres que han sido importantes en la pequeña historia de nuestra televisión, pero por puro pudor, los guardo en mi memoria y corazón. Alguno he filtrado en : "Prometo que he vivido". Sus nombres los tengo en la memoria, como oro en paño.
De esa cantera, evidentemente mejor que La Masia, del Barsa, han salido los pilares en los que se han cimentado el resto de televisiones: generalistas o no; autonómicas, regionales, locales, municipales y de los amíguetes. Por supuesto que además de la Nacional: Televisión Española y de los grandes expresos europeos, como la llamaba Pepe Mestre, un realizador de la casa; desde donde se “amamanto” a las privadas y a las autonómicas; con el paso de los años los compromisos políticos se “ciscaron” en sus propias prohibiciones y abrieron la mano las autoridades para dejar contentos a los amigos, como pago por los favores recibidos.
A pesar de mis “tacos de almanaque” que intento llevar con una gran dignidad, recuerdo perfectamente, quien ha sido quien, en el cuadrito: la buena gente, los aprovechaos, los impresentable y hasta los santos.
De mi han hablado otros, por lo que me evito pecar de inmodesto. Y de ponerme un diez como nota media; sencillamente recojo lo que otros han expresado.
Pero todos tenemos una deuda pendiente con los técnicos, en cualquiera de sus cuevas (parcelas), donde han dado lecciones magistrales de bien hacer, muchas veces con un cordel y una caña. Y a fuerza de imaginación ser capaces de sacar adelante programas en directo que resultaban los más baratos. Que salieran los muñecos todos los días, era el milagro mejor guardado. Y llegar a tiempo a los informativos con “cine”, el milagro diario del arcángel.
Quiero señalar a uno, en concreto, un portento como profesional e inclusive como persona, al que lo único que cabe reprocharle es su bondad y comerse más de un marrón por no señalar.
Ya está jubilado, por lo que tampoco nadie me podrá tildar de oportunista, no ya por mí, si no por la continuación de la “saga”, que se extiende por la radio y la tele. La suya y la mía.
El nombre en cuestión es Luis Sabater, que ejerció como jefe de mantenimiento del Centro Regional de Televisión Española en Valencia, alternando con José María Antolin y a quien se debe el diseño y realización del equipamiento técnico de Canal 9.
Los políticos que fueron durante años detrás de él, con un garrote, para cargárselo (hay que ser muy burros para actuar así) no lo consiguieron. Cada equis tiempo, volvían a la intentona y terminaban abandonando, era demasiado peligroso “zepillarse” a Sabater . Pasados los años, han logrado desmotivarlo, aburrirlo, hasta tal punto que él mismo ha querido marchar a casa.
Ese es un Santo digno de ocupar un puesto junto a San Pedro y con un arcángel a cada lado, para defenderlo. Porque solo él sabe, lo que ha tenido que aguantar a los de la “casta”, primero del PSOE y luego del PP.
Solo los que saben de éste oficio, y no todos, son capaces de comprender el ímprobo trabajo, bien hecho que ha desarrollado el buenazo de Sabater. Otro en sus circunstancias, con una espada de Damocles sobre su cabeza las 24 horas del día, no lo habría soportando. Se hubiera ido, dando un portazo y diciendo aquello, de si sabéis “salir” (al aire) hacerlo, si no aprender.
Desde la cómoda, incomodidad de no estar al tanto, segundo a segundo de lo que pasa con su obra, aparenta tranquilidad cuando me consta que no es así. Se que todos los días se interesa por como funcionan las cosas.
Sancho, repetía que los profesionales teníamos que tener una “sana” tensión informativa, y ¡vaya si nos daba tensión!. Jamás nadi se lo reprocho.
Los nacidos para éste oficio, estamos en él, aunque aparentemos estar lejos.
En mi caso a las pruebas me remito, todos los días salen cosas de mi ordenata. Igual que yo, repito, todos los días, Luis se entera de lo que pasa en su televisión.
Luis un abrazo muy fuerte y nos vemos éste verano. Si los que mandan nos dejan, claro. Y queda algún euro gastador.
Al fin y al cabo, somos unos “jovencitos” que de televisión no hemos dicho la última palabra.
Para algunos de los que desbravamos, si somos unos santos. Otros “no nos hacen justicia”, pero hay que plantearse el oficio en positivo. Los “pozos de ciencia” en el cementerio, no sirven para nada.
Por el lado que me toca, he enseñado a otros, algunas de las cosas que se. Allá no me será útil. Mejor que “corra” por aquí.
Muchos de mis jóvenes lectores, algunas de mis maldades, no las terminan de digerir, digo si será porque tienen el estomago pequeño, o a falta de vivencias se dejan guiar por “las malas compañías” que por descontado no estarán muy conformes con el planteamiento de las cosas que sobre el medio, hacemos los que iniciamos su recorrido, prácticamente desde su nacimiento. A casi todos los “santones”, nos fueron llamando y salvo tres, que venían de Estados Unidos, el resto sabíamos del cuadrito, lo mismo que la vecina del tercero derecha, es decir nada.
Los bienaventurados, con nombres y apellidos, insisto, tres ; “eran tres las hijas de Elena”, en éste caso los "hijos" de Paseo de la Habana: José Luís Colina, Pepe de las Casas y Eduardo Sancho. Cabe decir que sabían lo que era un orticon, como colocarse delante de la cámara y moverse por el plató, etc. A ellos les tocó enseñar a los demás y con paciencia y una caña fuimos apareciendo el resto de profesionales, en su inmensa mayoría provenientes de la plantilla de RNE, que no fue el único camino, pero posiblemente el más transitado.
La televisión, única y divina, evoluciono de manera positiva y cumplió con el fin para lo que se la creó: enseñar, informar y entretener.
Apareció, con una primera cadena que poco tiempo después puso en marcha un segundo canal. Y hasta aquí puedo leer. Porque no hay ningún secreto oculto, ni existe ningún “animus corruptus”, ocultar nada, tampoco ni tenía una sombra de secreton todo era como la Real Academia: Pura, limpia e "intentando" dar esplendor. Se veía todo, se entendía más; y mucho antes de decidirse algo, ya lo sabía hasta el gitano de seguridad de la puerta.
Para los curiosos de una época, la seguridad de la tele era propia y uno de los personajes más queridos y populares era un gitano, con su uniforme y su pistola. Los otro, los compañeros en eso de cuidar, los civiles.
En el árbol genealógico televisivo, ha habido "mártires", en contra de su voluntad y profesores porque no quedaba otro remedio.
Podría estar citando nombres que han sido importantes en la pequeña historia de nuestra televisión, pero por puro pudor, los guardo en mi memoria y corazón. Alguno he filtrado en : "Prometo que he vivido". Sus nombres los tengo en la memoria, como oro en paño.
De esa cantera, evidentemente mejor que La Masia, del Barsa, han salido los pilares en los que se han cimentado el resto de televisiones: generalistas o no; autonómicas, regionales, locales, municipales y de los amíguetes. Por supuesto que además de la Nacional: Televisión Española y de los grandes expresos europeos, como la llamaba Pepe Mestre, un realizador de la casa; desde donde se “amamanto” a las privadas y a las autonómicas; con el paso de los años los compromisos políticos se “ciscaron” en sus propias prohibiciones y abrieron la mano las autoridades para dejar contentos a los amigos, como pago por los favores recibidos.
A pesar de mis “tacos de almanaque” que intento llevar con una gran dignidad, recuerdo perfectamente, quien ha sido quien, en el cuadrito: la buena gente, los aprovechaos, los impresentable y hasta los santos.
De mi han hablado otros, por lo que me evito pecar de inmodesto. Y de ponerme un diez como nota media; sencillamente recojo lo que otros han expresado.
Pero todos tenemos una deuda pendiente con los técnicos, en cualquiera de sus cuevas (parcelas), donde han dado lecciones magistrales de bien hacer, muchas veces con un cordel y una caña. Y a fuerza de imaginación ser capaces de sacar adelante programas en directo que resultaban los más baratos. Que salieran los muñecos todos los días, era el milagro mejor guardado. Y llegar a tiempo a los informativos con “cine”, el milagro diario del arcángel.
Quiero señalar a uno, en concreto, un portento como profesional e inclusive como persona, al que lo único que cabe reprocharle es su bondad y comerse más de un marrón por no señalar.
Ya está jubilado, por lo que tampoco nadie me podrá tildar de oportunista, no ya por mí, si no por la continuación de la “saga”, que se extiende por la radio y la tele. La suya y la mía.
El nombre en cuestión es Luis Sabater, que ejerció como jefe de mantenimiento del Centro Regional de Televisión Española en Valencia, alternando con José María Antolin y a quien se debe el diseño y realización del equipamiento técnico de Canal 9.
Los políticos que fueron durante años detrás de él, con un garrote, para cargárselo (hay que ser muy burros para actuar así) no lo consiguieron. Cada equis tiempo, volvían a la intentona y terminaban abandonando, era demasiado peligroso “zepillarse” a Sabater . Pasados los años, han logrado desmotivarlo, aburrirlo, hasta tal punto que él mismo ha querido marchar a casa.
Ese es un Santo digno de ocupar un puesto junto a San Pedro y con un arcángel a cada lado, para defenderlo. Porque solo él sabe, lo que ha tenido que aguantar a los de la “casta”, primero del PSOE y luego del PP.
Solo los que saben de éste oficio, y no todos, son capaces de comprender el ímprobo trabajo, bien hecho que ha desarrollado el buenazo de Sabater. Otro en sus circunstancias, con una espada de Damocles sobre su cabeza las 24 horas del día, no lo habría soportando. Se hubiera ido, dando un portazo y diciendo aquello, de si sabéis “salir” (al aire) hacerlo, si no aprender.
Desde la cómoda, incomodidad de no estar al tanto, segundo a segundo de lo que pasa con su obra, aparenta tranquilidad cuando me consta que no es así. Se que todos los días se interesa por como funcionan las cosas.
Sancho, repetía que los profesionales teníamos que tener una “sana” tensión informativa, y ¡vaya si nos daba tensión!. Jamás nadi se lo reprocho.
Los nacidos para éste oficio, estamos en él, aunque aparentemos estar lejos.
En mi caso a las pruebas me remito, todos los días salen cosas de mi ordenata. Igual que yo, repito, todos los días, Luis se entera de lo que pasa en su televisión.
Luis un abrazo muy fuerte y nos vemos éste verano. Si los que mandan nos dejan, claro. Y queda algún euro gastador.
Al fin y al cabo, somos unos “jovencitos” que de televisión no hemos dicho la última palabra.
Para algunos de los que desbravamos, si somos unos santos. Otros “no nos hacen justicia”, pero hay que plantearse el oficio en positivo. Los “pozos de ciencia” en el cementerio, no sirven para nada.
Por el lado que me toca, he enseñado a otros, algunas de las cosas que se. Allá no me será útil. Mejor que “corra” por aquí.
Cuando veo algunos programas, me entran ganas de emprenderla a "mamporros" con más de uno de los que se siente "figura".
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