No es necesario insistir que lo que está de tremenda actualidad en el país; es la amenaza en todas sus variedades: directa, indirecta, encubierta, descarada, abusiva, ofensiva, y por que me sale de la “entre pierna”. A la vez practicada con desfachatez, por los que mandan, los que obedecen; los que pueden y los que les falta aire para respirar. Los ricos, los mas ricos, los insultantemente ricos y los que disfrutan de “butacón patriarcal” gracias a los favores de alguien.
Fíjense como será la cosa que los hay hasta a quienes les asiste la razón, para amenazar. Mas de un español está hasta la mismísima coronilla de soportar arbitrariedades, cacicadas, y decretazos, sin olvidar las “chulerías” del los poderosos; y las imposiciones sin respaldo de los que pueden hacerlo.
El celtiberico, ya no agunta más el “vicio” del decretazo.
El más famoso respaldo de la selección española de futbol, a quien la TVE (dejemos claro cual de ellas) hizo famoso primero e imprescindible después, como animador de los partidos de los de la roja. Es un tío simpático que se “curro” su “famoseo” a la vez que los favores de la RFEF, a golpe de bombo.
Al aragonés, lo conozco desde que inició su andadura como “avalentador”( de la expresión valenciana: ¡ala valent!) del equipo de España. Pero para los curiosos les diré que no comenzó con los colores de España, lo hizo en los campos próximos a su lugar de trabajo como camarero en un bar de Zaragoza; por lo tanto su aventura empezó en , el campo de los maños, Atocha y San Mames.
No recuerdo en cual de los tres sitios me lo presentó, un cámara de la tele, que a su vez se había hecho amigo en el bar en el que trabajaba. Le cayó bien, el “camata” y en el partido se lo enseñó al realizador en plena “faena”; a éste le debió de gustar el plano, de un tío con una chapela enorme dándole mazazos a un bombo y lo pincho, un par de veces o tres. De esa manera tan simple se inició, el recorrido hacia la fama de Manolo El del Bombo.
De precisar que se llamaba Manolo y era el animador de los partidos y evidenciar que era el del “bombo”, nos ocupamos los comentaristas de la época.
Con el paso de los años, Manolo ya era todo un personaje y de “productor”, bandeja en mano, se había convertido en industrial de hostelería cerca del Pilar. Más tarde cambió su empresa de ciudad. Montó un bar cerca del viejo Mestalla, en Valencia y después lo traslado a las cercanías de la estación, donde tengo entendido que lo tiene ahora y amenaza con cerrarlo.
Manolo, que ya no es ningún niño, los cincuenta ya hace años que los cumplió (le haremos el favor de no precisar). Protesta con razón, contra la sin razón que significa la prohibición que existe en Valencia de orientar los televisores hacia la calle y amplia su protesta contra la ley del tabaco, de la paisana Pajin.
Lo dice bien claro: “a los bares, nos han hundido. La gente viene se toma una cerveza, y se va.”
La visión del problema es real como la vida misma. Los soportes de los industriales de hostelería, en bares y restaurantes, estaba en la tapita, la charla; el café y el cigarrito; y la sobremesa de los restaurantes; sin olvidar los partidos de futbol televisados, que reunían: a los amigos, las peñas, los vecinos, en los establecimientos para ver el partido y tomar una copita, consumiendo tabaco, el que fumara, mas o menos según la emoción del encuentro.
Se ha demostrado que solo la ley Pajin, ha restado más de un 40% de clientela a los Restauradores y Bares, en los primeros días de aplicación; según los últimos datos estadísticos ya van por el 60% menos de clientes. Con lo que encierre de negocios está cantado y el incremento en el paro, de concierto de Serrat multiplicado por el efecto contagio: los empleados de los establecimientos que se cierran, más los de los que caerán de proveedores, y así sucesivamente.
Los hosteleros, tendrán que hacer otro cálculo, para precisar en que cuantía les va a perjudicar (que número de clientes perderán), con la aplicación de la nueva orden de no permitir la televisión enfocada a la vía pública.
En el país del verbo “prohibir”, se va a imponer el verbo “cerrar”.
Con lo que el verbo “amenazar” sentencia que “todos al paro”.
Y Rodríguez en la Moncloa y Rubalcaba a frotarse las manos.
Por lo que respecta a la alcaldesa de Valencia, espero que Rita, que si es dialogante, se percate del daño y prime el beneficio de los trabajadores sobre otros intereses menos importantes, y haga por lo menos “la vista gorda” con el tema de los partidos y los televisores hacia la calle.
El derecho a la supervivencia está por encima del de la comodidad del vecindario.
El sentido común dicta que las circunstancias mandan y también hay que recordar las virtudes cardinales: “Dar de COMER al hambriento, dar de beber al sediento y dar posada al peregrino”. Miren por donde las viejas normas del “apestado” cristianismo, forman parte importante de “los derechos humanos”.
Querida compañera Rita, la necesidad manda, y si miras para otro lado, en las presentes circunstancias; Dios, el votante y los necesitados, te lo agradecerán.
Fíjense como será la cosa que los hay hasta a quienes les asiste la razón, para amenazar. Mas de un español está hasta la mismísima coronilla de soportar arbitrariedades, cacicadas, y decretazos, sin olvidar las “chulerías” del los poderosos; y las imposiciones sin respaldo de los que pueden hacerlo.
El celtiberico, ya no agunta más el “vicio” del decretazo.
El más famoso respaldo de la selección española de futbol, a quien la TVE (dejemos claro cual de ellas) hizo famoso primero e imprescindible después, como animador de los partidos de los de la roja. Es un tío simpático que se “curro” su “famoseo” a la vez que los favores de la RFEF, a golpe de bombo.
Al aragonés, lo conozco desde que inició su andadura como “avalentador”( de la expresión valenciana: ¡ala valent!) del equipo de España. Pero para los curiosos les diré que no comenzó con los colores de España, lo hizo en los campos próximos a su lugar de trabajo como camarero en un bar de Zaragoza; por lo tanto su aventura empezó en , el campo de los maños, Atocha y San Mames.
No recuerdo en cual de los tres sitios me lo presentó, un cámara de la tele, que a su vez se había hecho amigo en el bar en el que trabajaba. Le cayó bien, el “camata” y en el partido se lo enseñó al realizador en plena “faena”; a éste le debió de gustar el plano, de un tío con una chapela enorme dándole mazazos a un bombo y lo pincho, un par de veces o tres. De esa manera tan simple se inició, el recorrido hacia la fama de Manolo El del Bombo.
De precisar que se llamaba Manolo y era el animador de los partidos y evidenciar que era el del “bombo”, nos ocupamos los comentaristas de la época.
Con el paso de los años, Manolo ya era todo un personaje y de “productor”, bandeja en mano, se había convertido en industrial de hostelería cerca del Pilar. Más tarde cambió su empresa de ciudad. Montó un bar cerca del viejo Mestalla, en Valencia y después lo traslado a las cercanías de la estación, donde tengo entendido que lo tiene ahora y amenaza con cerrarlo.
Manolo, que ya no es ningún niño, los cincuenta ya hace años que los cumplió (le haremos el favor de no precisar). Protesta con razón, contra la sin razón que significa la prohibición que existe en Valencia de orientar los televisores hacia la calle y amplia su protesta contra la ley del tabaco, de la paisana Pajin.
Lo dice bien claro: “a los bares, nos han hundido. La gente viene se toma una cerveza, y se va.”
La visión del problema es real como la vida misma. Los soportes de los industriales de hostelería, en bares y restaurantes, estaba en la tapita, la charla; el café y el cigarrito; y la sobremesa de los restaurantes; sin olvidar los partidos de futbol televisados, que reunían: a los amigos, las peñas, los vecinos, en los establecimientos para ver el partido y tomar una copita, consumiendo tabaco, el que fumara, mas o menos según la emoción del encuentro.
Se ha demostrado que solo la ley Pajin, ha restado más de un 40% de clientela a los Restauradores y Bares, en los primeros días de aplicación; según los últimos datos estadísticos ya van por el 60% menos de clientes. Con lo que encierre de negocios está cantado y el incremento en el paro, de concierto de Serrat multiplicado por el efecto contagio: los empleados de los establecimientos que se cierran, más los de los que caerán de proveedores, y así sucesivamente.
Los hosteleros, tendrán que hacer otro cálculo, para precisar en que cuantía les va a perjudicar (que número de clientes perderán), con la aplicación de la nueva orden de no permitir la televisión enfocada a la vía pública.
En el país del verbo “prohibir”, se va a imponer el verbo “cerrar”.
Con lo que el verbo “amenazar” sentencia que “todos al paro”.
Y Rodríguez en la Moncloa y Rubalcaba a frotarse las manos.
Por lo que respecta a la alcaldesa de Valencia, espero que Rita, que si es dialogante, se percate del daño y prime el beneficio de los trabajadores sobre otros intereses menos importantes, y haga por lo menos “la vista gorda” con el tema de los partidos y los televisores hacia la calle.
El derecho a la supervivencia está por encima del de la comodidad del vecindario.
El sentido común dicta que las circunstancias mandan y también hay que recordar las virtudes cardinales: “Dar de COMER al hambriento, dar de beber al sediento y dar posada al peregrino”. Miren por donde las viejas normas del “apestado” cristianismo, forman parte importante de “los derechos humanos”.
Querida compañera Rita, la necesidad manda, y si miras para otro lado, en las presentes circunstancias; Dios, el votante y los necesitados, te lo agradecerán.
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