Por si no se han enterado todavía, nos encontramos en el año de gracia del 2.010, quiere decir que hemos pasado el umbral del siglo XXI , hace ya diez años.
Total que somos unos carrozas de muchísimo cuidado. ¡Vale, vale, que no se enfade nadie!. ¡Somos unos carrozas, añado, de muy buen ver, unos cuantos. Los demás, todos unos lechales!. ¿Queda así mejor?. Pues todos contentos. ¿Puedo continuar?......... Muy agradecido y sigo.
En éste siglo ya no se habla de moralidad, se dice amoralidad. En los libros se lee que no hay que respetar a los mayores…, en contra de lo que se mencionaba antes como sagrado, respetar al prójimo y máxime si éste ha traspasado la meta de la mal llamada “tercera edad”.
Antes se hablaba de la galantería con las del sexo contario, ahora muchas mujeres, en su afán igualitario, se molestan si les tienes una atención un poco superior a la que ellas consideran de igualdad. En siglos precedentes el varón buscaba a la hembra, en el presente es la del pelo corto y los vaqueros, la que persigue al de los aretes en las orejas y la melena al viento. En tiempos no muy lejanos, ella llevaba un acompañante, llamado coloquialmente cesta, para que contuviera los posibles ardores pasionales de la pareja; en el presente ella persigue por las buenas y las bravas y es él, quien argumenta que no puede salir porque su mama no le deja, o no sabe como justificar su abandono de la casa paterna. No mas lejos que el siglo pasado, había un tope de horario para los jóvenes que tenían que regresar a sus casas a esa hora límite, normalmente sobre la media noche, máximo la una de la madrugada. Hoy, la hora de salida nocturna esta entre la una y las dos de la madrugada y el regreso a partir de las ocho de la mañana con el sol fuera.
Son cosas que evolucionan y las trae el tiempo progresista presente que nos toca vivir: ¿mejor, peor que el anterior?. No se responder, quizás dentro de un par de generaciones se atreverá alguien a juzgarla. De momento si se les plantea la pregunta a los sociólogos listos, que por descontado “haberlos ahílos”, no responden, se conforman con esbozar una sonrisa y mirar hacia otro lado.
Por lo tanto entre las modas del siglo que estamos viviendo esta, la de la corrupción y sus derivados.
Recientemente un compañero ha escrito un documentadísimo trabajo, en el que la justifica diciendo que es el “impuesto” que debemos pagar por disfrutar de la democracia y que si se repasa la trayectoria de la misma se comprobara que la libertad engendra libertinaje y así la democracia aporta al ciudadano la corrupción, la pone a su alcance y ya se sabe “que es la humana condición al igual que el corderito o morir de chiquitito o llegar ha ser cabrón (en éste caso LADRÓN)”. ¡Y no pasa, nada!.
Meter la mano en el cajón, es históricamente un mal, unas veces menor y otras permitido, siempre que el que introduce la extremidad sea un poderoso; si no es causa perseguida y castigada.
Hoy cuando escuchamos casos de corruptelas, hasta nos hacen gracia, en ocasiones son mas hilarantes que un chiste bien contado: “Mira perenganito, como se ha trabajado a la hija de Pepito y ya es subdirector general. Y parecía tonto”. El que escucha suelta la carcajada y responde: “Esos. Eso, menos mal que parecía tonto, porque si no……ya era Ministro”. Observaran que se trata de corrupciones de segunda división. También las hay de tercera.
Todos los días junto con la tostada y el café con leche, nos llega la Prevaricación, Faena, Pasada, Componenda, Arreglo, Impuesto Revolucionario, defraudación, manipulación, escamoteo, la última del dictadorzuelo de turno, etc. En tal, cual u otro Ayuntamiento, Diputación, Comunidad, o Gobierno Central………….Todos pecados capitales y faltas gravísimas con respecto al Código Penal, antiguamente, al diario constituye un arte de moda, en el que hay infinidad de practicantes y verdaderos maestros. “El que éste limpio de pecado que tire la primera piedra”. No se menean ni las ratas, porque en el supuesto que se detecte “el empastre”, tampoco pasa nada, ahora los políticos se jactan de haber estado en “chirona” y lo cuentan como la cosa mas natural de mundo, a éste ritmo dentro de poco, el que no haya estado “entre rejas” le faltaran méritos en el curriculum.
El trato de las fuerzas de seguridad del Estado, con respecto a los pillados con las manos en la masa, está en función del número de medios de comunicación a los que se les haya avisado. A mas mirones con cámara incluida, mayor dureza.
Dice el refranero que es la sabiduría del pueblo: “Que Dios me ponga donde haya, que el resto ya lo Hare yo”. Mas claro solamente el agua.
Hoy, “el que hay de lo mío”, no es un ruego es una exigencia. Antes se buscaba la “gracia” del poderoso para alcanzar una plaza de trabajo u otra necesidad, se llamaba enchufe. Que se ha sustituido por el carnet del partido.
El ruego, por la presión. El militante de base que sabe de todas las componendas de los que están en las poltronas, no suplican la dadiva, la exigen sin ningún tipo de disimulo, ni vergüenza. ¡Es lo que toca!.
Y podríamos estar hasta días repasándolas todas, “las nuevas artes” que ha traído como moda éste siglo XXI que para hacerse notar llegó con la famosa crisis. Mire usted por donde la crisis no ha traído un recorte en los corruptos, mas bien los ha incentivado.
¿Mira que si resulta ser verdad que la Democracia engendra la corrupción….?.
Total que somos unos carrozas de muchísimo cuidado. ¡Vale, vale, que no se enfade nadie!. ¡Somos unos carrozas, añado, de muy buen ver, unos cuantos. Los demás, todos unos lechales!. ¿Queda así mejor?. Pues todos contentos. ¿Puedo continuar?......... Muy agradecido y sigo.
En éste siglo ya no se habla de moralidad, se dice amoralidad. En los libros se lee que no hay que respetar a los mayores…, en contra de lo que se mencionaba antes como sagrado, respetar al prójimo y máxime si éste ha traspasado la meta de la mal llamada “tercera edad”.
Antes se hablaba de la galantería con las del sexo contario, ahora muchas mujeres, en su afán igualitario, se molestan si les tienes una atención un poco superior a la que ellas consideran de igualdad. En siglos precedentes el varón buscaba a la hembra, en el presente es la del pelo corto y los vaqueros, la que persigue al de los aretes en las orejas y la melena al viento. En tiempos no muy lejanos, ella llevaba un acompañante, llamado coloquialmente cesta, para que contuviera los posibles ardores pasionales de la pareja; en el presente ella persigue por las buenas y las bravas y es él, quien argumenta que no puede salir porque su mama no le deja, o no sabe como justificar su abandono de la casa paterna. No mas lejos que el siglo pasado, había un tope de horario para los jóvenes que tenían que regresar a sus casas a esa hora límite, normalmente sobre la media noche, máximo la una de la madrugada. Hoy, la hora de salida nocturna esta entre la una y las dos de la madrugada y el regreso a partir de las ocho de la mañana con el sol fuera.
Son cosas que evolucionan y las trae el tiempo progresista presente que nos toca vivir: ¿mejor, peor que el anterior?. No se responder, quizás dentro de un par de generaciones se atreverá alguien a juzgarla. De momento si se les plantea la pregunta a los sociólogos listos, que por descontado “haberlos ahílos”, no responden, se conforman con esbozar una sonrisa y mirar hacia otro lado.
Por lo tanto entre las modas del siglo que estamos viviendo esta, la de la corrupción y sus derivados.
Recientemente un compañero ha escrito un documentadísimo trabajo, en el que la justifica diciendo que es el “impuesto” que debemos pagar por disfrutar de la democracia y que si se repasa la trayectoria de la misma se comprobara que la libertad engendra libertinaje y así la democracia aporta al ciudadano la corrupción, la pone a su alcance y ya se sabe “que es la humana condición al igual que el corderito o morir de chiquitito o llegar ha ser cabrón (en éste caso LADRÓN)”. ¡Y no pasa, nada!.
Meter la mano en el cajón, es históricamente un mal, unas veces menor y otras permitido, siempre que el que introduce la extremidad sea un poderoso; si no es causa perseguida y castigada.
Hoy cuando escuchamos casos de corruptelas, hasta nos hacen gracia, en ocasiones son mas hilarantes que un chiste bien contado: “Mira perenganito, como se ha trabajado a la hija de Pepito y ya es subdirector general. Y parecía tonto”. El que escucha suelta la carcajada y responde: “Esos. Eso, menos mal que parecía tonto, porque si no……ya era Ministro”. Observaran que se trata de corrupciones de segunda división. También las hay de tercera.
Todos los días junto con la tostada y el café con leche, nos llega la Prevaricación, Faena, Pasada, Componenda, Arreglo, Impuesto Revolucionario, defraudación, manipulación, escamoteo, la última del dictadorzuelo de turno, etc. En tal, cual u otro Ayuntamiento, Diputación, Comunidad, o Gobierno Central………….Todos pecados capitales y faltas gravísimas con respecto al Código Penal, antiguamente, al diario constituye un arte de moda, en el que hay infinidad de practicantes y verdaderos maestros. “El que éste limpio de pecado que tire la primera piedra”. No se menean ni las ratas, porque en el supuesto que se detecte “el empastre”, tampoco pasa nada, ahora los políticos se jactan de haber estado en “chirona” y lo cuentan como la cosa mas natural de mundo, a éste ritmo dentro de poco, el que no haya estado “entre rejas” le faltaran méritos en el curriculum.
El trato de las fuerzas de seguridad del Estado, con respecto a los pillados con las manos en la masa, está en función del número de medios de comunicación a los que se les haya avisado. A mas mirones con cámara incluida, mayor dureza.
Dice el refranero que es la sabiduría del pueblo: “Que Dios me ponga donde haya, que el resto ya lo Hare yo”. Mas claro solamente el agua.
Hoy, “el que hay de lo mío”, no es un ruego es una exigencia. Antes se buscaba la “gracia” del poderoso para alcanzar una plaza de trabajo u otra necesidad, se llamaba enchufe. Que se ha sustituido por el carnet del partido.
El ruego, por la presión. El militante de base que sabe de todas las componendas de los que están en las poltronas, no suplican la dadiva, la exigen sin ningún tipo de disimulo, ni vergüenza. ¡Es lo que toca!.
Y podríamos estar hasta días repasándolas todas, “las nuevas artes” que ha traído como moda éste siglo XXI que para hacerse notar llegó con la famosa crisis. Mire usted por donde la crisis no ha traído un recorte en los corruptos, mas bien los ha incentivado.
¿Mira que si resulta ser verdad que la Democracia engendra la corrupción….?.
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