Los compañeros de la ex Villa y Corte, que están mas cerca del poder ya han movido ficha y dicen que el Señor Rodríguez, está estudiando la posibilidad de cambiar hasta cinco ministros. Como es normal cada vez que sucede una cosa así, cada cual tiene sus confidentes, emboscados, espías y amiguites, infiltrados entre los que mandan. Si usted les pregunta, le responderán que los buenos, son los suyos y que no hay que fiarse demasiado de los de la competencia.
Por experiencia de algunos tacos de almanaque, dándole a la máquina de escribir, al micro y al televisor, uno sabe que lo que se rumorea en los corrillos es producto de: la filtración interesada para tener una idea de cómo lo encajaría el personal; de la mala intención de los políticos que aunque ganado de la misma finca, se odian, se aman y se putean, todo al mismo tiempo y comentando off de record, que es para que lo sepan hasta las que hacen la carrera en los campos, hormigas incluidas y luego sacar alguna conclusión; otras veces para promocionarse ellos mismos; y en último lugar al buen hacer del enteraillo que si conoce los que está en la olla y te lo cuenta con la consabida coletilla: “yo no te he dicho nada. A mí, no me nombres si alguien te pregunta. ¡No vengas jodiendo, luego!”.
Después se confirma lo que dice el refranero, el libro gordo de la sabiduría popular: “si el río suena, agua lleva”.
Yo, y perdonen que me ponga en primera persona, que no soy tontito, pregunto: ¿La solución para los males de nuestra economía es el cambio de los ministros?. En el supuesto que la respuesta fuera afirmativa, habría que decirle al Señor Presidente: ¡Porque no lo ha hecho usted antes!. Si es negativa, “en lugar de menear la perdiz, que no soluciona nada. Póngase a trabajar en serio, para solventar el lío en el que está metido éste país”.
Ayer por pura casualidad, porque los mítines políticos me aburren, oí al Señor Zapatero, hablando a sus prosélitos en Málaga. ¡Grandioso. Están motivados como si fueran el Barcelona que o gana todo. Vaya amor. Que fidelidad!. Después de presenciar el espectáculo en el cuadrito, no queda otra que felicitar al organizador, repito ¡Maravilloso!, y en las actuales circunstancias tiene muchísimo más mérito.
D José Luis, era el de siempre, el de la posesión de la verdad, el encantador de serpientes, y muy descorbatado, que conecta mejor con las bases, se dirigía a D Mariano y le pedía que por el bien de España (ayer tocaba el antiguo nombre) que colaborara con el gobierno, para solucionar el problema.
Es decir, dejando, en mal lugar a Dª María Teresa, predicaba lo que apunto su Majestad el Rey y molestó tantísimo a la Vicepresidenta, hace tan solo unas pocas fechas.
Ante ello, hay que hacer una pregunta, de las de cajón, de las mas tontas: ¿Es que para resolver el embrollo, necesita ayuda. No puede, o no sabe usted solo?.
Si como parece la contestación es: ¡Si!. Habrá que recordarle dos puntos vitales de posprincipios democráticos: 1) Usted está gobernando por que le voto el pueblo. Se supone que sabe como hacerlo. No cabe que le pida la solución, precisamente a su principal oponente.
Y viene el segundo punto: 2) Porque si no sabe o no puede. Lo que se debe hacer en buena lógica, es dejar paso al que sepa solucionarlo. A) Se presenta la dimisión, y se va a su casa. B) Convocar elecciones, para ya.
Ejemplos de antecedentes hay muchísimos, pero uno ejemplar, el del General Charles Da Gaulle, que dejó su carta de dimisión, encima de la mesa de su despacho en el Eliseo y se fue a cu chalet, sin armar ruido.
Eso, si es democracia, lo otro demagogia y hablar por no callar. O lo que es igual a: más de lo mismo.
Por experiencia de algunos tacos de almanaque, dándole a la máquina de escribir, al micro y al televisor, uno sabe que lo que se rumorea en los corrillos es producto de: la filtración interesada para tener una idea de cómo lo encajaría el personal; de la mala intención de los políticos que aunque ganado de la misma finca, se odian, se aman y se putean, todo al mismo tiempo y comentando off de record, que es para que lo sepan hasta las que hacen la carrera en los campos, hormigas incluidas y luego sacar alguna conclusión; otras veces para promocionarse ellos mismos; y en último lugar al buen hacer del enteraillo que si conoce los que está en la olla y te lo cuenta con la consabida coletilla: “yo no te he dicho nada. A mí, no me nombres si alguien te pregunta. ¡No vengas jodiendo, luego!”.
Después se confirma lo que dice el refranero, el libro gordo de la sabiduría popular: “si el río suena, agua lleva”.
Yo, y perdonen que me ponga en primera persona, que no soy tontito, pregunto: ¿La solución para los males de nuestra economía es el cambio de los ministros?. En el supuesto que la respuesta fuera afirmativa, habría que decirle al Señor Presidente: ¡Porque no lo ha hecho usted antes!. Si es negativa, “en lugar de menear la perdiz, que no soluciona nada. Póngase a trabajar en serio, para solventar el lío en el que está metido éste país”.
Ayer por pura casualidad, porque los mítines políticos me aburren, oí al Señor Zapatero, hablando a sus prosélitos en Málaga. ¡Grandioso. Están motivados como si fueran el Barcelona que o gana todo. Vaya amor. Que fidelidad!. Después de presenciar el espectáculo en el cuadrito, no queda otra que felicitar al organizador, repito ¡Maravilloso!, y en las actuales circunstancias tiene muchísimo más mérito.
D José Luis, era el de siempre, el de la posesión de la verdad, el encantador de serpientes, y muy descorbatado, que conecta mejor con las bases, se dirigía a D Mariano y le pedía que por el bien de España (ayer tocaba el antiguo nombre) que colaborara con el gobierno, para solucionar el problema.
Es decir, dejando, en mal lugar a Dª María Teresa, predicaba lo que apunto su Majestad el Rey y molestó tantísimo a la Vicepresidenta, hace tan solo unas pocas fechas.
Ante ello, hay que hacer una pregunta, de las de cajón, de las mas tontas: ¿Es que para resolver el embrollo, necesita ayuda. No puede, o no sabe usted solo?.
Si como parece la contestación es: ¡Si!. Habrá que recordarle dos puntos vitales de posprincipios democráticos: 1) Usted está gobernando por que le voto el pueblo. Se supone que sabe como hacerlo. No cabe que le pida la solución, precisamente a su principal oponente.
Y viene el segundo punto: 2) Porque si no sabe o no puede. Lo que se debe hacer en buena lógica, es dejar paso al que sepa solucionarlo. A) Se presenta la dimisión, y se va a su casa. B) Convocar elecciones, para ya.
Ejemplos de antecedentes hay muchísimos, pero uno ejemplar, el del General Charles Da Gaulle, que dejó su carta de dimisión, encima de la mesa de su despacho en el Eliseo y se fue a cu chalet, sin armar ruido.
Eso, si es democracia, lo otro demagogia y hablar por no callar. O lo que es igual a: más de lo mismo.
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