También Sería posible darle la vuelta y encabezar la columna, con San Valentín Triste.
Recuerden aquello de: “donde no hay harina, todo es mohína”. Éste año ha llegado la fecha del santo, en el peor de losa momentos de la crisis, justo cuando nadie tiene un “rublo”, hasta los rusos que decían pasaban de la situación, se están quejando.
La festividad del día de los enamorados, es algo que hemos exportado los españoles, en la época del innombrable. ¿Por qué algo bueno pasaría en los cuarenta y pico años de la dictadura de D Paco?. Pues miren, sin querer hemos encontrado ésta, la de introducir en el mundo, la fiesta del Santo Obispo.
El autor, es de sobras conocido por los no tan jóvenes, se llamaba Pepín Fernández, un antepasado de Fernández Sastrón, el hasta hace dos días marido de Simoneta Gómez Acebo y Borbón, hija de la infante Pilar y por tanto sobrina de los Reyes de España.
Pepin Fernández levanto un emporio comercial de la nada, con una parte de lo que es El Corte Ingles, y digo bien, el otro súper empresario de la época Ramón Areces, peleó codo a codo por la supremacía de los Centro Comerciales, y desaparecidos los dos, los continuadores de Ramón, se harían con Galerías Preciados, obra de Pepín.
Igual que ahora, la visita al Corte, es poco menos que obligatoria, en su momento lo fue ir a Galerías. Hubo un tiempo en éste país, en el que todo el que por necesidad se desplazaba a la capital de la Nación, cuando a Madrid, se la conocía coloquialmente como “El Foro”, que después del obligado negocio en el Ministerio de turno, el paso siguiente era darse una vuelta por Galerías.
En la España de los cincuenta en Galerías Preciados los españoles podían encontrar de todo y los que podían y los que necesitaban, pasaban por el establecimiento comercial.
Igual que en tiempos de la URSS, todo el que pasaba por Moscú, visitaba el mausoleo de Lenin y los rusos y los de las otras republicas eran capaces de soportar horas en la cola para entrar. Del mismo modo, los de “provincias”, como se conocía a los que eran de fuera de la “capi”, se daban prisa par antes de regresar a sus ciudades, comprar en Galerías.
La persona que había conseguido meter en las cabezas de los españoles la obligación de pasar por su establecimiento, invento como una apuesta comercial mas, El Día de los Enamorados que lo hizo coincidir con San Valentín, al que nombraron patrón de los que estaban loquitos de amor.
Muy bien, lo hizo Pepín, que 50 años después todavía se celebra la festividad del Santo Patrón de los “colados”. Lógicamente, nació como negocio, hasta había una cancioncita que lo recordaba e inclusive se hizo una película, a tal fin, de las dulzonas que se estilaban por aquellos años.
El año 2.010, como consecuencia de la crisis, es la de menos presentes. No porque hayan menos enamorados, o la gente haya dejado de quererse, o la casi obligada costumbre de hacer un presente se haya perdido. Nada de eso, lo que hay es más pobres que nunca y de donde no hay, no se puede sacar. ¿Poco van a regalarse una pareja que están los dos en el paro?. ¿Cómo el chico que pierde los calzones por su chica, le va a regalar una joya, si lleva dos años en la cola del paro?.
¡Hay, si Pepín, levantara la cabeza!.
En fin que San Valentín ha venido y triste se ha ido. Deseemos que el año que viene tengamos un San Valentín, alegre
Recuerden aquello de: “donde no hay harina, todo es mohína”. Éste año ha llegado la fecha del santo, en el peor de losa momentos de la crisis, justo cuando nadie tiene un “rublo”, hasta los rusos que decían pasaban de la situación, se están quejando.
La festividad del día de los enamorados, es algo que hemos exportado los españoles, en la época del innombrable. ¿Por qué algo bueno pasaría en los cuarenta y pico años de la dictadura de D Paco?. Pues miren, sin querer hemos encontrado ésta, la de introducir en el mundo, la fiesta del Santo Obispo.
El autor, es de sobras conocido por los no tan jóvenes, se llamaba Pepín Fernández, un antepasado de Fernández Sastrón, el hasta hace dos días marido de Simoneta Gómez Acebo y Borbón, hija de la infante Pilar y por tanto sobrina de los Reyes de España.
Pepin Fernández levanto un emporio comercial de la nada, con una parte de lo que es El Corte Ingles, y digo bien, el otro súper empresario de la época Ramón Areces, peleó codo a codo por la supremacía de los Centro Comerciales, y desaparecidos los dos, los continuadores de Ramón, se harían con Galerías Preciados, obra de Pepín.
Igual que ahora, la visita al Corte, es poco menos que obligatoria, en su momento lo fue ir a Galerías. Hubo un tiempo en éste país, en el que todo el que por necesidad se desplazaba a la capital de la Nación, cuando a Madrid, se la conocía coloquialmente como “El Foro”, que después del obligado negocio en el Ministerio de turno, el paso siguiente era darse una vuelta por Galerías.
En la España de los cincuenta en Galerías Preciados los españoles podían encontrar de todo y los que podían y los que necesitaban, pasaban por el establecimiento comercial.
Igual que en tiempos de la URSS, todo el que pasaba por Moscú, visitaba el mausoleo de Lenin y los rusos y los de las otras republicas eran capaces de soportar horas en la cola para entrar. Del mismo modo, los de “provincias”, como se conocía a los que eran de fuera de la “capi”, se daban prisa par antes de regresar a sus ciudades, comprar en Galerías.
La persona que había conseguido meter en las cabezas de los españoles la obligación de pasar por su establecimiento, invento como una apuesta comercial mas, El Día de los Enamorados que lo hizo coincidir con San Valentín, al que nombraron patrón de los que estaban loquitos de amor.
Muy bien, lo hizo Pepín, que 50 años después todavía se celebra la festividad del Santo Patrón de los “colados”. Lógicamente, nació como negocio, hasta había una cancioncita que lo recordaba e inclusive se hizo una película, a tal fin, de las dulzonas que se estilaban por aquellos años.
El año 2.010, como consecuencia de la crisis, es la de menos presentes. No porque hayan menos enamorados, o la gente haya dejado de quererse, o la casi obligada costumbre de hacer un presente se haya perdido. Nada de eso, lo que hay es más pobres que nunca y de donde no hay, no se puede sacar. ¿Poco van a regalarse una pareja que están los dos en el paro?. ¿Cómo el chico que pierde los calzones por su chica, le va a regalar una joya, si lleva dos años en la cola del paro?.
¡Hay, si Pepín, levantara la cabeza!.
En fin que San Valentín ha venido y triste se ha ido. Deseemos que el año que viene tengamos un San Valentín, alegre
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