No se porque circunstancia últimamente parece que unos chocan frontalmente con otros y todos son elementales para la convivencia entre los habitantes del planeta tierra y están recogidos en la Carta de los Derechos Humanos.
¿Cómo es posible entonces que se den de chocazos, como en la feria, en los coches de choque o tope?.
Esa es la pregunta que me vengo haciendo desde hace tiempo y que me está constando un triunfo de contestar, tanto que hasta hoy mismo no me he atrevido. Otro colega, viendo la Exposición de Reynus y comentándola, hago un paréntesis es sensacional, se estaba haciendo la misma pregunta que yo, en voz alta, cuando vio en la sala de Exposiciones, a una chica muy joven con el yihad y pienso que sin darse cuenta comentó que el pañuelo estaba fuera de contesto.
Esperaba mi respuesta, una vez lanzado el guante, pero al ver que mi boca permanecía cerrada, me pregunto directamente: “Venga, viejo zorro,¿no te quedes callado como un mueble y responde?”. ¡Me pillo!, y muy a mi pesar tuve que darle mi punto de vista que por lo visto tampoco le convenció. Tengo que ser honesto: recurrí a las triquiñuelas de viejo profesional y lance una parrafada que ni al mejor de los políticos en activo le sale tan redonda; larguísima, llena de circunloquios, cultista –los políticos de eso no usan- en resumen que no dije nada, no conteste, me escabullí elegantemente. Pero me quedo, en la cabeza y la neurona del reproche, me lo está recordando cada dos por tres. Por ello he decidido volverla a plantear y razonar sobre ella.
Lo he escrito y defendido en más de una conferencia que los seres humanos, tienen el derecho a elegir libremente el lugar en el que vivir.
También he afirmado que a uno lo nacen, no le preguntan previamente donde quiere nacer y en el seno de que familia. Esta teoría aparece con todo lujo de detalles en mi libro: “Prometo que he vivido”, en el que intento demostrar en primera persona que la sufrida clase media ha desaparecido del planeta. Que esa clase social importantísima en la edad moderna y contemporánea, se la han “cargado” los actuales gobiernos, del este, del oeste, del norte y del sur. Ahora quedan sobre el tapete de la naranjita: ricos y obreretes, y de entre los segundos, de buen pasar, de sobrevivir –con mas o menos apuros- y pobres. Esta muy claro que si al bebe le dieran opción, diría que quería nacer en la mansión y ser hijo de Rockefeller. ¿Usted no….?.
Obviamente he defendido el derecho a equivocarse. El de emigrar y el del inmigrante de querer una vida mejor que la que tenía con anterioridad. He manifestado públicamente que las naciones tienen que tratar dignamente a sus ciudadanos. Y facilitar la inserción social al que viene de otro país. No complicarle la existencia y hacérselo pasar todavía más duro, de lo que ya es por si, el abandono del lugar de nacimiento, la familia y los amigos, lo que todos conocemos por raíces.
Pero el que llega a un país, con intención de quedarse, se tiene que insertar socialmente, no puede ser la nota que desentona del conjunto. El recién llegado lo que no puede ni debe hacer, es imponer a ”la trágala” sus costumbres y cultura a los nativos. Lo natural es que acepte las que existen en el país de adopción y poco a poco las vaya asumiendo como propias. ¿es que usted, les niega el derecha a su religión y bases culturales y tradicionales…?......¡¡No, y rotundamente no!!..... Me parece muy bien que las mantengan y las cultiven e incluso que las trasmitan a generaciones posteriores. Siempre que no estén en contra de los principios esenciales, sobre todo de la mujer y del menor, puesto que algunas de esas "costumbres" son retrogradas e inumanas. Pero si éstas chocan o sencillamente desentonan de las del país de recepción de la que ellos forman parte con todos los derechos, que las practiquen en sus casas.
Recientemente hemos asistido a un espectáculo lamentable, en la Comunidad de Madrid, con atención de prime time de los medios de comunicación. Hablo de la niña que por narices pretendía asistir a clase en su colegio con el dichoso yihad (pero puede ser cualquier otro signo externo), que estaba en contra de las normas del centro en el que se prohíbe a los alumnos, asistir a clase con la cabeza cubierta. Bueno pues ha conseguido que le cambien de Colegio, y se ha salido con la suya.
Contra esto si estoy en contra. Considero que es una falta de respeto hacía los demás y ofende con su conducta a todo un pueblo. A los habitantes del lugar en el que esa familia ha elegido para vivir.
Si los españoles ¿Por qué estamos en España, o en el Magreb?, tenemos que visitar los países islámicos, nuestras mujeres tienen obligatoriamente que cubrirse la cabeza, y taparse totalmente, como si fuesen monjas, porque en esos lugares no se permite enseñar carne, ni un escote, ni las piernas, mas arriba de la rodilla, ni tan siquiera los brazos y lo aceptamos, sin rechistar y no pretendemos imponer nuestra forma de vestir. ¿Por qué tiene que ser la imposición al contrario, en nuestra propia tierra?.
Lo afirma el refrán: “Donde estuvieres, haced lo que vieres”. El refranero es la voz del pueblo, la experiencia en el trascurso de los siglos. Y la manera de entender la vida en la casa de Don Quijote y Sancho. Pero como se dice: “no seamos más papistas que el Papa”. Ni hagamos otra vez de Quijotes. Bueno está lo bueno, todo tiene su medida. No hay que pasarse, o nos tomaran por tontos; y a mi “ya no me quena un pelo de tonto, ni de los otros”.
Lo he escrito y defendido en más de una conferencia que los seres humanos, tienen el derecho a elegir libremente el lugar en el que vivir.
También he afirmado que a uno lo nacen, no le preguntan previamente donde quiere nacer y en el seno de que familia. Esta teoría aparece con todo lujo de detalles en mi libro: “Prometo que he vivido”, en el que intento demostrar en primera persona que la sufrida clase media ha desaparecido del planeta. Que esa clase social importantísima en la edad moderna y contemporánea, se la han “cargado” los actuales gobiernos, del este, del oeste, del norte y del sur. Ahora quedan sobre el tapete de la naranjita: ricos y obreretes, y de entre los segundos, de buen pasar, de sobrevivir –con mas o menos apuros- y pobres. Esta muy claro que si al bebe le dieran opción, diría que quería nacer en la mansión y ser hijo de Rockefeller. ¿Usted no….?.
Obviamente he defendido el derecho a equivocarse. El de emigrar y el del inmigrante de querer una vida mejor que la que tenía con anterioridad. He manifestado públicamente que las naciones tienen que tratar dignamente a sus ciudadanos. Y facilitar la inserción social al que viene de otro país. No complicarle la existencia y hacérselo pasar todavía más duro, de lo que ya es por si, el abandono del lugar de nacimiento, la familia y los amigos, lo que todos conocemos por raíces.
Pero el que llega a un país, con intención de quedarse, se tiene que insertar socialmente, no puede ser la nota que desentona del conjunto. El recién llegado lo que no puede ni debe hacer, es imponer a ”la trágala” sus costumbres y cultura a los nativos. Lo natural es que acepte las que existen en el país de adopción y poco a poco las vaya asumiendo como propias. ¿es que usted, les niega el derecha a su religión y bases culturales y tradicionales…?......¡¡No, y rotundamente no!!..... Me parece muy bien que las mantengan y las cultiven e incluso que las trasmitan a generaciones posteriores. Siempre que no estén en contra de los principios esenciales, sobre todo de la mujer y del menor, puesto que algunas de esas "costumbres" son retrogradas e inumanas. Pero si éstas chocan o sencillamente desentonan de las del país de recepción de la que ellos forman parte con todos los derechos, que las practiquen en sus casas.
Recientemente hemos asistido a un espectáculo lamentable, en la Comunidad de Madrid, con atención de prime time de los medios de comunicación. Hablo de la niña que por narices pretendía asistir a clase en su colegio con el dichoso yihad (pero puede ser cualquier otro signo externo), que estaba en contra de las normas del centro en el que se prohíbe a los alumnos, asistir a clase con la cabeza cubierta. Bueno pues ha conseguido que le cambien de Colegio, y se ha salido con la suya.
Contra esto si estoy en contra. Considero que es una falta de respeto hacía los demás y ofende con su conducta a todo un pueblo. A los habitantes del lugar en el que esa familia ha elegido para vivir.
Si los españoles ¿Por qué estamos en España, o en el Magreb?, tenemos que visitar los países islámicos, nuestras mujeres tienen obligatoriamente que cubrirse la cabeza, y taparse totalmente, como si fuesen monjas, porque en esos lugares no se permite enseñar carne, ni un escote, ni las piernas, mas arriba de la rodilla, ni tan siquiera los brazos y lo aceptamos, sin rechistar y no pretendemos imponer nuestra forma de vestir. ¿Por qué tiene que ser la imposición al contrario, en nuestra propia tierra?.
Lo afirma el refrán: “Donde estuvieres, haced lo que vieres”. El refranero es la voz del pueblo, la experiencia en el trascurso de los siglos. Y la manera de entender la vida en la casa de Don Quijote y Sancho. Pero como se dice: “no seamos más papistas que el Papa”. Ni hagamos otra vez de Quijotes. Bueno está lo bueno, todo tiene su medida. No hay que pasarse, o nos tomaran por tontos; y a mi “ya no me quena un pelo de tonto, ni de los otros”.
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