Ésta página, nació para dar respuesta a una serie de buenos amigos que aseguran que se lo pasan bien con las cosas que escribo. Del “cuadrito” no hablo, aunque no desentonaría, entre lo que sale hoy; con toda modestia ¡garantizado!. Los nuevos, no me han enseñado nada.

Dije en su momento que no sabía si su interés estaba basado en el deseo, o en la caridad. A todos gusta que nos alaben, y a las seguidores de los productores de aucas, continuadores de los trovadores medievales y remontándonos antes a los mala milk de los bufones, muchísimo más. Si quiere que un comunicador le guarde eterna simpatía, cuando se lo cruce, dígale: “muy bueno lo tuyo”, se pondrá mas “lindo” que un pavo real en plena exhibición. Usted posiblemente no sepa el porqué; él, a lo peor tampoco, pero en su fuero interno ha sentido un “gustirrinin” muy especial. Ese día se sentirá el dueño del corral (la redacción).
La segunda causa, es la caridad. Quizás pensaron:”vamos a darle un poco de jabón a éste que ya está mayor”. Tratándose de compañeros de estudios, de oficio y artistas, es más que probable. Tan lejos como que ésta misma mañana, me lo recordaba, con rin, tin,tin, Teresa, de mi Editorial.

Mi sorpresa ha sido descubrir que son más de los que pensaba. “El contador, no engaña”. Y que antiguos amigos de otros países, se han acordado del compañero Toni, e inclusive, muchos nuevos profesionales han sentido curiosidad, por ver como lo hacían (dicho con toda humildad), las vacas sagradas del periodismo del siglo pasado.
La verdad es que con mis articulitos de vez en cuando iba matando la afición. Ahora me debo preocupar con que el Blog, tenga vida. Así que entre la página y escribir libros, ¡estoy ocupadísimo!.
Para que la página sea mas viva y resulte mucho más apetecible para el lector, les incluiré trabajos de otros compañeros que hablan y trabajan en nuestro idioma desde diferentes partes del mundo. Me gustaría que el blog fuera un pequeño referente para dejar claro que somos más de 400 millones de castellano parlantes.

A unos, a otros y a los de más allá, muchas gracias. Confío en no defraudaros.

domingo, 30 de mayo de 2010

PAMOCKUS O SANTOS, LA LOTERIA DE LA ARE

En plenas elecciones en el pais hermano de Colombia, considero que es importante lo último que sobre ellas ha escrito uno de los mejores profesionales de los medios locales.

RICARDO PUENTES/Colombia
Seamos francos. Admiro la gestión del presidente Uribe, pero no por ello me siento obligado a dejarme meter los dedos a la boca como si fuera uno de esos muchachitos que se desmayan de placer enceguecido cada vez que el loquito peligroso de Mockus levanta su lápiz en alto, cual anunciada amenaza de lo que hará con el exhosto de mis paisanos si lo llegan a elegir. Menos mal que su símbolo es un pequeño lapicito, y no un obelisco de esos que tanto les gusta a los doctores Gavirias. Menos mal.
A pesar de que en estos días he recibido varios golpes bajos por parte de quienes me odian –que son muchos y poderosos-, haciéndome cancelar contratos de trabajo obligándome a tomar curso obligatorio de faquir y hacer huelga de hambre necesaria, quiero decirles a ellos que estoy tan acostumbrado a la langosta como a las lentejas con arroz, y que mi familia ha tenido que aprender desde que el dúo Polo – FARC se trepó a la alcaldía de Bogotá, que aquí en este país amigo es el ratón del queso, y que en política hay poca decencia y casi ninguna lealtad.
Sé que a Colombia le irá peor con Mockus que con Santos. Pero en todo caso le iría mal con cualquiera de ellos. Nosotros estamos condenados –al parecer- al fatídico destino de la arepa donde por cualquier lado que nos pongan vamos a ser asados.
De Mockus sobra agregar cualquier cosa –ya he hablado de él, y lo seguiré haciendo- siendo la más preocupante su admiración por Chávez y su determinación a tratar “con cariño” a las FARC, amén de que es candidato por un Partido fundado por los guerrilleros del M-19, de nexos clarísimos con el narcotráfico.
De Santos, nunca me ha gustado su fea proclividad a hacer alianzas hasta con el diablo, si esto lo conduce a lograr su desaforado sueño de poder. Esa ansia loca lo ha llevado a irse de cacería de patos con Mancuso, a complotar en compañía de paracos y guerrilleros, a revolverse con bloques capitales, a urdir planes y mover fichas como si el propósito de la historia del país fuera llegar tener otro Santos como presidente para llegar al cenit de la democracia.
Da horror ver cómo Juan Manuel Santos acusó infamemente a un hombre tan recto como el almirante Arango Bacci, humillándolo con el escarnio de una cárcel que no merecía. Produce espanto porque Santos se valió de todo su poder –que lo tiene, y mucho- para apabullar con todo el aparato estatal a un hombre inocente cuyo pecado fue haber tocado al omnipotente Santos.
También da grima ver cómo Santos se endilga los más grandes golpes de nuestro ejército a las FARC, cuando la verdad es que él no tuvo ni la más remota idea de, por ejemplo, la operación Jaque, sino hasta que ésta estuvo casi consumada. Prácticamente le contaron cuando ya los rescatados estaban fuera de peligro. El general Montoya fue el artífice de éste y otros golpes a la guerrilla. Y por eso lo hicieron renunciar, para no opacar la aureola de este santo que brilla más que el sol en Córdoba.
Para nadie es un secreto que los Santos se han reunido con paracos y guerrilleros, no en misión oficial, sino aprovechando el sigilo y la oscuridad para el complot. Todos saben que Pachito Santos estuvo metiendo su nariz prodigiosa en el Bloque Capital. Todos saben que Juan Manuel Santos tendrá que pagar muchos favores a los más peligrosos criminales y narcotraficantes, si llega a la presidencia –como parece que sucederá.
Santos nos debe varias explicaciones. Además de sus frecuentes visitas a Mancuso, está el tumbado del asunto de la Fragata, compra que ocurrió con su necesaria autorización. Tiene que responder por qué nombró a generales corruptos en cargos estratégicos, y si es cierto que tiene negocios en sociedad con algunos de ellos.
Tendrá que explicar algún día, por qué expulsó a casi una treintena de oficiales acusándolos ante los medios de ser asesinos, pero sin levantarles cargos, en una clara jugada mediática, y por qué ahora, como candidato presidencial, promete restaurar el fuero militar y ayudar a salir de la desgracia en la que están cientos de nuestros soldados, acusados por una justicia permeada por la guerrilla y el narcotráfico.
Es que Santos propone ayudar a los soldados a quienes él mismo colocó en esa situación. ¿Por qué…? Por votos. Qué lamentable.
Varias veces intentamos hablar con alguien de su campaña para tratar estas inquietudes, pero nunca fuimos atendidos, tal vez porque somos una pequeña voz casi inaudible en medio del portentoso tronar de los aplausos y lisonjas de su séquito. Está bien, lo entendemos.
En cualquier caso, sea que gane Mockus o Santos, la mafia es la que triunfará. Ahora todos los bandidos están unidos por el interés del dinero y el poder. Guerrilla y paramilitares son, por encima de sus diferencias políticas, socios en el narcotráfico. Y si ambos llegaron unirse para pagar 5 millones de dólares para que Mario Iguarán fuera nombrado como Fiscal, ya podremos estar seguros de lo que nos espera.
Para muchos admiradores de Uribe nos resulta doloroso que el presidente haya permitido lo que Santos y el general Suárez Bustamante hicieron con el ejército, acusando públicamente a hombres honestos de haber asesinado civiles indefensos para cobrar un puñado de pesos. Nos duele que Uribe les haya dado la espalda a quienes han ofrendado su vida para protegernos y, de paso, haberlo mantenido a él en la cima de la popularidad gracias a su política de Seguridad Democrática. Quienes fueron a exponer su pellejo al monte, señor presidente, fueron nuestros soldados, no usted ni sus ministros.
Así, no creo aconsejable votar por Santos solamente para evitar que suba Mockus, ni al revés. En cualquier caso, lo repito, gana el narcotráfico. El mismo que se tomó el palacio de Justicia y que hoy tiene tras las rejas a quienes osaron combatirlo mientras que ellos, los criminales, tienen magistrados, gobernadores, alcaldes y hasta candidatos presidenciales. El mismo que ha acallado los medios –que son suyos, claro que sí, manipulando la opinión pública para hacer ver como monstruos a quienes son los verdaderos héroes.
Yo votaré por quien desde el comienzo ha defendido la labor de nuestros militares, valorando la importancia de mantener en alto su honor, su fuero y su lugar como hacedores y protectores de nuestra patria.
Como patriota que soy, no votaré por cálculos políticos sino con honestidad, por quien realmente tenga una hoja de vida libre de la mancha corruptora del narcotráfico y las componendas sucias de la mafia que ha corroído hasta los que deberían ser sagrados recintos de la justicia y las leyes.
Votaré por el programa de Noemí Sanín por todo lo anterior y por su profunda preocupación por los más desfavorecidos. Votaré por ella así no se sepa de memoria el himno de Antioquia o viva cometiendo errores políticos, como eso de hablarle claro y de frente a Santos sobre sus vilezas. Si eso es error político, bienvenido sea.
Votaré por una candidata que no ha manoseado la soberanía nacional como si fuera un perro de cacería de patos en Córdoba, ni ha irrespetado al ejército tratándolo como a un puñado de escoltas a sueldo. Votaré por ella porque conoce que un ejército con moral y honor es garante de soberanía y libertad. Votaré por ella así esta decisión me traiga peores consecuencias que las de haberme enfrentado al tenebroso dúo Polo-FARC.
Noemí Sanín sí sería un verdadero de cambio; de resto, esto no es más una lucha de poderes entre sectores de la mafia, donde cualquiera que gane sirve al mismo patrón.
Y a mí esposa le diré que aunque parece que aún no va a terminar esta agonía en la que nos tiene sumidos la persecución mamerta, con todos los horrores anexos que hemos vivido por culpa de mi convicción, y que con Santos la pasaremos peor, es mejor luchar por la verdad que callar por cobardía o conveniencia.
A mis hijos los tendré que seguir convenciendo de que las lentejas con arroz siguen siendo un plato con alto contenido de vitaminas, y que es el que nos da fuerzas para seguir mudándonos de escondite en escondite, como si los criminales fuéramos nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario